La delegación del gobierno uruguayo estuvo encabezada por el titular de Economía, Danilo Astori, quien el sábado 21 habló en un foro sobre la gestión fiscal y el flagelo de la corrupción. El panel lo completaron la joven ministra de Finanzas de Letonia, Dana Reizniece-Ozola, el profesor de la Universidad de Princeton Henrik Kleven, y la experta del Banco Mundial Deborah Wetzel.
Para empezar, el moderador, Vitor Gaspar, director de Asuntos Fiscales del FMI, dijo que la política fiscal “no puede operar correctamente en un ambiente de desconfianza”. Luego dio intervención al ministro uruguayo, quien compartió ese concepto.
La relación entre los “problemas impositivos y la corrupción es de una importancia extraordinaria en una cantidad de países. Esto tiene lugar tanto con la corrupción activa, esto es, el uso de los instrumentos impositivos para corromper, como con la corrupción pasiva: el uso de reglas confusas y discrecionales para corromper. Esto, desafortunadamente, está muy extendido y se ha convertido en un fenómeno (…) que debe ser combatido no solo desde una perspectiva nacional sino también transnacional”, reflexionó Astori.
Dijo que las administraciones tributarias modernas manejan una “cantidad tremenda de información sobre la sociedad, enorme. Y es justamente esta información la que debe ser utilizada para mejorar la administración y permitir alcanzar las metas. (…) Y, a pesar de desafíos asociados con la confidencialidad, el uso de esta información conlleva oportunidades enormes para superar la corrupción en muchos países”.
Sobre el rol de oficinas como la Dirección General Impositiva, Astori afirmó que se requiere “mayor profesionalismo en los empleados”, remuneraciones “proporcionales a la importancia del trabajo”
Reizniece-Ozola aludió a la transparencia y sostuvo que en Latvia el gobierno ha tratado de demostrar que “cada euro que recibe lo gasta con eficiencia”.
Y, como Kleven e incluso el reconocido economista Vito Tanzi, desde el público, se refirió a la importancia de la simplicidad de los sistemas tributarios para facilitar el pago voluntario. Antes, Astori había adherido a esa idea cuando comentó los objetivos de la reforma impositiva hecha por el primer gobierno del Frente Amplio y que, entre otras cosas, eliminó varios tributos marginales.
Sobre el rol de oficinas como la Dirección General Impositiva, el ministro afirmó que se requiere “mayor profesionalismo en los empleados”, remuneraciones “proporcionales a la importancia del trabajo”, y hay que “definir claramente las incompatibilidades”. Wetzel coincidió con la necesidad de profesionalizar a los funcionarios recaudadores.
Astori, que había sido presentado como una figura trascendente en distintas posiciones de gobierno desde 2005, volvió sobre el asunto de la corrupción y la política. Señaló que los partidos “deben tener un rol muy importante (…) en cuanto a entrenamiento de sus afiliados sobre estos temas” para lograr “este compromiso en decisiones políticas de alto nivel, ya que las políticas de alto nivel comienzan en los niveles más bajos. Y son los partidos los que deben concientizar sobre este tema”. Dicho entrenamiento debe “proporcionar valores éticos fundamentales”, acotó.
La “cura”
El encarcelamiento del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva por supuesto enriquecimiento ilícito y la renuncia del mandatario peruano Pedro Pablo Kuczynski a raíz de confusos nexos con la constructora Odebrecht, son casos emblemáticos del actual problema de la corrupción en la región.
En Uruguay, episodios como los gastos con las tarjetas corporativas de Ancap han erosionado la imagen de los políticos. El fiscal de Corte, Jorge Díaz, dijo el martes 24 en el programa Desayunos informales de canal 12 que se debe “poner el foco” sobre la corrupción y que se precisa de manera “urgente” una modernización legislativa en la materia, mirando también la participación de los privados como contraparte en este tipo de delitos.
Con una perspectiva global, el asunto viene ocupando un lugar cada vez más central en la agenda del FMI. Un estudio que acaba de publicar mostró que altos grados de corrupción en los países están asociados con niveles significativamente más bajos de crecimiento económico, así como de ingresos tributarios y de inversión extranjera. Además, traen consigo mayor desigualdad en las sociedades.
Un estudio que acaba de publicar el FMI mostró que altos grados de corrupción en los países están asociados con niveles significativamente más bajos de crecimiento económico, así como de ingresos tributarios y de inversión extranjera
América Latina tiene como “gran reto” lograr tasas de crecimiento más altas y continuar el proceso de reformas estructurales, lo que incluye, entre otros, “temas institucionales” y el combate a la corrupción, comentó Alejandro Werner, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del organismo, en una conferencia de prensa el viernes 20. Consideró que la región está en la dirección correcta tomando “medidas preventivas” para disminuir los incentivos y mejorar la transparencia”, a la vez que castiga a los corruptos.
Christine Lagarde, directora gerente del FMI, aseguró el domingo 22 en un foro en Washington que, para ser verdaderamente eficaces, las estrategias contra la corrupción no deben reducirse simplemente al encarcelamiento de personas. La “cura” más perdurable es “contar con instituciones sólidas, transparentes y que den cuenta de sus actos”, dijo.
La funcionaria reconoció que en el pasado, los análisis que hacía el FMI sobre esta materia “a menudo no fueron claros”. Y anunció que esto va a cambiar con la adopción de un “marco para reforzar la labor del organismo en materia de gestión del gobierno y corrupción, para así facilitar una interacción más sistemática, imparcial, eficaz y franca”. El Fondo evaluará una amplia serie de indicadores: calidad de las instituciones encargadas de la tributación y el gasto; la solidez de la supervisión del sector financiero; la integridad de los bancos centrales; la transparencia e imparcialidad de la regulación del mercado; la previsibilidad del cumplimiento de los contratos y otros aspectos del Estado de derecho: idoneidad de los marcos jurídicos contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. “Y, desde luego, evaluaremos la gravedad de la corrupción directamente”, dijo. El siguiente paso será determinar el impacto económico de las fallas identificadas y, luego, formular recomendaciones de política específicas para cada país miembro del organismo. Según Lagarde, incluso en sus programas de crédito, el FMI analizará si estos problemas menoscaban la capacidad de poner en práctica reformas económicas.
Los esfuerzos irán también “por el lado de la oferta”: personas o entidades privadas dispuestas a sobornar a jerarcas para lograr determinados beneficios. En ese sentido, el organismo alentará a los gobiernos a que sometan a evaluación, de forma voluntaria, la calidad de sus marcos jurídicos e institucionales frente a esta problemática. Nueve países (Alemania, Austria, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, República Checa y Reino Unido) ya se ofrecieron.
Lagarde citó luego al exintegrante de la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos Louis Brandeis (1856-1941), conocido también como el “abogado del pueblo”: “Se dice que la luz del sol es el mejor desinfectante y la luz eléctrica el policía más eficiente”. Si todo marcha según lo previsto —prosiguió—, el lado oscuro en el que se oculta la corrupción debería ser cada vez más reducido.
Astori había aludido a ese tipo de análisis el día anterior, durante su intervención en el foro sobre recaudación y corrupción. “Estoy de acuerdo con que es necesario apelar a investigaciones académicas para ver si estamos haciendo lo correcto o no. También debemos unir fuerzas internacionalmente, por ejemplo, con el Foro de Transparencia Fiscal o las leyes de cooperación internacional en que muchos países se encuentran trabajando. Estos son mecanismos importantes para evaluar distintos resultados, porque se comparan situaciones, se pone más información a disposición y, por lo tanto, la evaluación puede ser más certera”, señaló.
Consultado por Búsqueda, Martin Jan Kees, el funcionario del FMI encargado del monitoreo de Uruguay, dijo que en el marco de esta asamblea semestral no hubo conversaciones al respecto con la delegación uruguaya. Recordó, sin embargo, que durante la última década el organismo colaboró con el Banco Central dando asistencia técnica para apoyar el fortalecimiento de su Superintendencia de Servicios Financieros y la Unidad de Inteligencia Financiera contra el lavado de activos.
Economía
2018-04-26T00:00:00
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