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    Hay “colusión” de frigoríficos en Paraguay; si Uruguay no toma medidas terminará igual, advierte exministro

    Hay un “pequeño agrandamiento de la brecha” entre el precio que recibe la industria y el valor de la hacienda, pero “dentro de los niveles normales desde el punto de vista estadístico”, dijo el técnico del INIA, Bruno Lanfranco

    En Paraguay la empresa “Minerva tiene el 50% de la faena” de vacunos y “junto con otra firma brasileña llegan al 70% de la faena”, lo que ha sido “complicado” para el sector ganadero porque “permanentemente hay acuerdos de colusión a los que están llegando las industrias frigoríficas”, que “afectan a los precios del ganado”, y “en Uruguay si no se toman medidas van a terminar en una situación parecida”.

    Así lo advirtió el economista y exministro de Hacienda de Paraguay, Manuel Ferreria Brusquetti, al ser consultado por Agro de Búsqueda respecto al negocio previsto por Minerva, que implica la compra tres frigoríficos más en Uruguay y pasar a tener siete plantas de faena.

    “Hay colusión en las industrias que compran ganado” en el mercado paraguayo y “eso hace que los precios sean mucho más volátiles de lo que han sido históricamente”, lo que genera “muchas complicaciones para los productores en general”, sostuvo.

    Comentó que los valores de las distintas categorías de vacunos en su país variaron “muchísimo” en los últimos tiempos, desde precios “de US$ 2,90 por kilo en gancho” de novillo gordo “a US$ 3,60”, lo que provoca una “inestabilidad muy importante en el sector” y “se ve una reducción del rodeo” vacuno, porque el productor “tiene que faenar más” cabezas “de lo que su tasa de extracción le permite”.

    Ferreira Brusquetti es Ph.D (c) en economía por la Universidad de Massachusetts, Amherst, Estados Unidos, y fue consultor de organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.

    Sobre la situación que se registra en el sector cárnico guaraní, el exministro paraguayo de Hacienda señaló que las agremiaciones de productores rurales están trabajando en “una posición ante la Comisión Nacional de la Competencia” de Paraguay, que se encarga de este tipo de asuntos.

    En ese país Minerva es propietaria de los frigoríficos Frigomerc, Belén, San Antonio y Frigorífico Mercantil Unica de Servicios (Mussa).

    Considerando los datos de la faena de octubre en el mercado paraguayo, las plantas de faena de Minerva procesaron algo más de 73.000 cabezas, lo que representó casi 42% del total, sin tener operativo en octubre y en setiembre el frigorífico Mussa, que en otros meses de este año faenó entre 5.000 y 8.000 reses mensuales, según datos del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa). Otro grupo brasileño, del empresario Jair de Lima, opera tres frigoríficos en Paraguay: dos unidades bajo el nombre Concepción y Frigonorte, este mediante un contrato de arrendamiento, y en conjunto faenaron en octubre unas 50.000 cabezas, lo que abarcó el 28% del total, conforme con Senacsa.

    Al sumar la participación de cada uno de esos grupos empresariales de Brasil en la operativa de faena de vacunos del mercado paraguayo resulta en un 70% del total, lo que genera preocupación en el sector ganadero guaraní.

    Por su parte, el presidente de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Pedro Galli, dijo a Agro de Búsqueda que en la industria frigorífica paraguaya “hay seis grupos empresariales, nada más, que se disputan las compras de ganado con una cierta conducta que indica la posible manipulación de los precios”, por lo que es “muy perjudicial” para los productores. “Vemos que el margen de la industria en los precios de exportación y los precios para el consumidor siempre son los mismos, independientemente de si están altos o bajos”, entonces “el sacrificio recae en el productor”, se lamentó.

    Destacó que la Comisión Nacional de la Competencia impidió la compra de un frigorífico más por parte de Minerva en Paraguay, lo que derivó en un proceso en la Justicia.

    “Es difícil probar que una concentración del mercado sea una cuestión dañina, porque hay una franja gris en el hecho de que una empresa es más eficiente puede tener más crecimiento que otra menos eficiente”, lo que “es natural en una economía de mercado”, pero “el peligro está en que se utilice el acaparamiento del mercado como herramienta para distorsionar el flujo de oferta y demanda”, dijo.

    En agosto de este año Minerva Foods y Marfrig, ambas de origen brasileño, comunicaron al mercado el acuerdo alcanzado por la compraventa de 16 frigoríficos en la región, entre los cuales figuran Colonia, Inaler y Salto, de Uruguay. Minerva ya opera en el mercado local las plantas de faena PUL, Carrasco, Canelones y BPU.

    Transmisión “satisfactoria”

    “Los precios se han transmitido satisfactoriamente desde la industria (frigorífica) a la hacienda gorda”, pero “resta analizar si esa señal de precios se ha visto trasladada, a su vez, hacia la reposición”.

    Esa es una de las principales conclusiones de un trabajo realizado por técnicos de la Unidad de Economía Aplicada del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y publicado en la revista de ese organismo, que analizó la evolución del mercado de haciendas y la forma en que se transmiten las señales provenientes de la demanda. “En su versión actual es un sistema de mercados interconectados donde las señales se transmiten, vía precios, a través de la cadena de comercialización”, indica.

    Y señala que el indicador del Novillo Tipo, divulgado por el Instituto Nacional de Carnes (Inac), “refleja el precio medio implícito que recibe la industria por los productos de la faena en la proporción en que se derivan de un novillo típico de Uruguay”.

    Al contrastar este indicador con el valor que por ese mismo novillo típico recibe el productor, los técnicos llegaron a la conclusión mencionada al inicio del artículo en el que también participó el técnico del Instituto Nacional de la Leche, Francisco Rostán.

    “El funcionamiento actual del mercado ganadero lleva menos de 30 años, y es un sistema competitivo de mercados donde las señales se transmiten vía precios a través de la cadena de comercialización”, considera.

    Apunta que en un mercado competitivo, el precio al que los frigoríficos venden la carne refleja la situación de la demanda.

    Esta se transmite al precio del gordo (novillo/vaca) y de allí, sucesivamente, a las categorías intermedias hasta el ternero, y estos precios están vinculados entre sí mediante una relación causal y si la señal se transmite con transparencia, el precio al productor también reflejará ese estado de la demanda, según el informe.

    Explica que como estimación del valor de venta de todos los productos derivados de la faena de un novillo típico de Uruguay, el equipo técnico consideró el llamado Novillo Tipo de Inac, indicador que pondera las colocaciones para el abasto y la exportación; en tanto que como valor de hacienda, se basó en la serie de precios que acompaña la publicación del Novillo Tipo. Ambas se expresaron en US$/kg en pie y abarcan el período enero 2007 a junio 2023, inclusive.

    Consultado por Agro de Búsqueda sobre el asunto en cuestión, Bruno Lanfranco, quien integra la Unidad de Economía Aplicada del INIA, afirmó:“no encontramos ninguna evidencia estadística de que haya habido una incidencia de la concentración de los frigoríficos hasta ese momento en el mercado de haciendas”,

    La transmisión de los precios se hizo de “forma transparente”, y “en algún momento ganan más los productores y en otros ganan más los frigoríficos”, eso “se hizo antes de la compra del frigorífico BPU por parte de Minerva”, dijo.

    Acotó que al hacer una actualización del tema, ya con algunos meses de la adquisición concretada, “la transmisión de precios sigue siendo dentro de los cánones históricos”.

    “En los últimos meses hay un pequeño agrandamiento de la brecha entre el precio que recibe el frigorífico y el valor de la hacienda, pero dentro de los niveles normales dentro del punto de vista estadístico”, y “todavía es muy temprano para decir si hubo un cambio”, sostuvo.

    Enfatizó: “no tenemos registros históricos para determinar si ya con los niveles de concentración” que alcanzaría de concretarse la compra de tres frigoríficos más por Minerva pudiera haber algún cambio estructural en el mercado ganadero”.

    Se refirió a que “la teoría de monopolios está pensada en aquellos mercados en los que por su tamaño puede haber formación de precios”.

    “No es lo mismo un nivel de concentración de capitales brasileños o chinos en Estados Unidos, que es un mercado muy grande y hay una formación de precios internos donde el monopolio puede manejar de alguna manera el mercado”, señaló.

    Indicó que “en cualquier caso los monopolistas pueden manejar el precio o la cantidad, pero no las dos cosas, y por lo general lo que hacen es manejar la cantidad, como puede ser el caso de la faena”.

    “En un mercado como el de Uruguay, mucho más chico y tomador de precios en un 100%, con un 70% de la producción de carne va a la exportación, es mucho más difícil que los frigoríficos, aun con una alta concentración y de capitales extranjeros, puedan ejercer un nivel monopólico permanente o a largo plazo”, comparó.

    Y planteó la interrogante respecto a si lo podrían hacer en el corto plazo, porque “al ser tomadores de precios cuando la demanda impone los precios determinados y la oferta no es suficiente, los frigoríficos tienen que salir a comprar ganado y no importa si tienen que hacerlo caro, porque es ahí cuando la oferta te pone el freno”.

    “No pueden no comprar, en determinados momentos llevan lo que sea, porque tienen que cumplir compromisos internacionales”, y por otro lado, cuando vienen cumpliendo sus negocios y no tienen mayores necesidades de cubrir cupos de exportación de carne, los frigoríficos se pueden poner más reticentes”, analizó.

    El integrante de la Unidad de Economía Aplicada de INIA consideró que “en principio desde el punto de vista teórico no es tan claro, no digo que no pueda pasar, decir que simplemente como hay cierta concentración entonces eso va a afectar el mercado de haciendas”.

    Minerva jugó “al límite” para no romper escalas de concentración

    “Al límite” se negoció la compraventa de frigoríficos entre Minerva y Marfrig, que comprende tres plantas de faena en Uruguay, para “no romper las escalas” que miden la concentración de la industria frigorífica, porque el negocio originalmente comprendía la adquisición de todos los activos de Marfrig.

    Así lo señalaron a Agro de Búsqueda integrantes de las gremiales rurales que mantuvieron contactos con ejecutivos de esas dos empresas provenientes de Brasil.

    Comentaron que si Minerva compraba el frigorífico Tacuarembó, que es el de mayor operativa en la producción de carne entre los frigoríficos que pertenecen a Marfrig, ahí quedaban en evidencia, y con el riesgo seguro de una resolución negativa por parte de la Comisión de Defensa de la Competencia.

    La comunicación oficial de las compañías brasileñas respecto a la compraventa de unidades industriales abarca a los frigoríficos Colonia, Inaler (San José) y Cledinor (Salto), que se sumarían a las plantas de faena que ya tiene Minerva en Uruguay: PUL, Canelones, Carrasco y BPU.

    Otro tema de especial atención entre los directivos de las gremiales del agro es la postura adoptada por integrantes del Poder Ejecutivo y del Instituto Nacional de Carnes en cuanto a bajar el tono de las críticas y el rechazo al negocio entre Minerva y Marfrig, porque advirtieron que hay algunos factores de “preocupación” para los inversionistas extranjeros en el sector cárnico, como los costos internos y las dificultades con los trabajadores de los frigoríficos, afirmaron.

    A modo de ejemplo, las fuentes aludieron al “alto grado de ausentismo” en las plantas de faena, que en algunos casos llega al 20% de los empleados de ciertas áreas, como el desosado en el proceso industrial cárnico.

    Y recordaron la decisión de la compañía japonesa NH Foods se desprenderse del frigorífico BPU, ubicado en Durazno, y venderlo a Minerva, pese a que esa transacción significó la pérdida de millones de dólares para la firma nipona.