“Esto es como dice en algunos pasajes bíblicos: cuando tú donás algo para ayudar, si das de lo que sobra eso no tiene ningún significado desde el punto de vista religioso. La colaboración vale cuando te cuesta”, afirmó el presidente del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Alfredo Fratti, para disparar sobre la industria frigorífica: en el combate contra la inflación su aporte fue nulo y, más aún, realizó “un ataque a las medidas del gobierno”.
—No esperamos nuevos ajustes, no parece lógico. Las fechas no tienen porqué determinar ajustes de precios, los que deben corresponder a parámetros reales, como pueden ser los valores de las exportaciones o el incremento del precio de la hacienda.
El mercado interno hay que cuidarlo tanto y cuanto como cualquier otro país donde se exportan las carnes. Lo cuidan las empresas. Pero como es un mercado relativamente cautivo tiene que haber un interés del Estado para que se tenga la misma atención en el abasto como en el mercado externo.
Algunos pueden decir que la carne está cara. Pero cuando un producto no baja su consumo es porque no precisamente está caro; el consumo anual de carne bovina en 2005 era de 45 kilos por habitante y este año es de casi 60.
En determinadas coyunturas hemos tenido la colaboración de los frigoríficos con la misma lógica del capitalismo: “preciso esto para seguir teniendo más lucro”.
Pero en el último tiempo no hubo una colaboración; de poner algo para ayudar al gobierno, nada.
No hubo ningún esfuerzo en particular de la industria frigorífica para colaborar con las medidas del gobierno contra la inflación. El precio de la carne en el mercado interno se comportó como si fuera que no se adoptaron medidas y no subió porque no hubo razones lógicas para que lo hiciera.
–Considerando que el INAC accede a información financiera de las empresas, ¿cree que los frigoríficos estaban en condiciones de “poner algo”?
–Sí, porque además no se les pidió que perdieran plata. Esto es como dice en algunos pasajes bíblicos: cuando tú donas algo para ayudar, si das de lo que sobra eso no tiene ningún significado desde el punto de vista religioso. La colaboración vale cuando te cuesta.
Pero desde el punto de vista empresarial eso no corre.
Cuando se planteó que el precio de la carne no iba a subir, porque hay más oferta de ganado y vamos a faenar más, eso no es colaboración, es diagnóstico e interpretración de la realidad.
En el momento en que el Ministerio de Economía plantea su objetivo y hace un acuerdo con los supermercados, y al otro día, sin que hubiera motivos, le subís tres pesos el asado, y luego lo bajás porque no se pudo vender... Claramente es un ataque a la política que lleva el Ministerio de Economía. Otra interpretación no le puedo dar. Al que le guste bien y al que no, bueno.
—¿Hubo alguna intencionalidad política en eso?
–Nadie es estéril. Puedes ser empresario pero tenés tu opinión. Es como cuando te preguntan de qué cuadro de fútbol sos hincha. Y alguien dice: “de Mar de Fondo”. No, no. De Peñarol o de Nacional.
En esto también: el empresario es empresario porque hay lucro, pero tiene opinión política. Y la mayoría del empresariado de la carne tiene un color político. Eso es público y notorio.
A pesar de que la mitad más uno del país votó a este gobierno, no conozco empresario de la carne que vote al Frente Amplio. Capaz que sí hay alguno, me llama y me avisa: “cuidado que esto no es así”.
Los intereses políticos están siempre en cualquier actividad. Y te queda más fácil atacar a alguien que no votaste que a uno que votás todos los días. Eso es natural y no es que eso esté mal.
–Uruguayos que viajaron recientemente al exterior observan que cuesta más caro comer carne en el país que en otros, como España o Brasil. ¿Usted que opina?
—Eso no tiene ningún sustento. Puede haber ocurrido. Lo de España, con la crisis que tiene, eso no resiste el menor análisis. Y lo de Brasil es distinto porque ahí hay una cuestión cambiaria. Tampoco creo que la industria frigorífica venda más barato en el mercado brasileño. Desde mi punto de vista eso no tiene lógica.
Según los registros de las declaraciones juradas del INAC, toda la carne que sale de Uruguay no tiene precios por debajo de los que rigen en el mercado interno.
—Algunos empresarios del sector cárnico advierten problemas por el aumento de costos, principalmente del ganado y de los salarios. ¿Qué dice sobre eso?
—Las luces amarillas de las que hablan algunos empresarios las escucho desde que llegué al INAC en 2005 e incluso de antes. Lo cierto es que de ese año para acá el precio de la tonelada de carne bovina pasó de U$S 1.500 a U$S 4.000. Las empresas de este sector modernizaron sus plantas y realizaron reformas importantes amparadas en la ley de promoción de inversiones. También llegaron capitales extranjeros a comprar frigoríficos como hacia 50 años no ocurría, al igual que la construcción de uno nuevo.
Entonces no entiendo cuando los productores o los industriales hablan de luces amarillas y alertan de cambios en las reglas de juego. Las luces amarillas se van a recalentar porque están prendidas por siempre.
En este panorama algunas empresas ganan muy bien y otras no tanto; en ningún momento han tenido balances negativos.
—¿Y cómo les fue a las plantas que pertenecen a grupos brasileños?
—Están en el mismo contexto que las demás. Les ha ido bien y debería agregar que a estas firmas brasileñas, que tienen frigoríficos en otros países, acá le ha ido mejor. Seguramente en algún país capaz que les fue mejor, pero las que trabajaron en Uruguay les fue mejor. Es más, de algunos países de la región se retiraron. Y de las que vinieron al mercado uruguayo ninguna se fue.
Incluso hay empresas de otras naciones, como el caso de inversores rusos y de países árabes, golpeando la puerta y buscando alternativas para instalarse en Uruguay. No se concretaron (esos negocios) pero: donde el río suena, agua trae. Y no descarto que en el corto plazo empiecen a operar empresas procedentes de países diferentes a los que ya están presentes en el país.
—Justamente, algunos empresarios del sector cárnico suelen comentar que no hay interés en la compra de frigoríficos debido a los problemas de rentabilidad por los costos internos.
—También hay que preguntar cuánto están pidiendo por la venta de un frigorífico. Porque si yo tengo un auto para vender y pido el doble de lo que vale no me lo compra nadie. Eso no quiere decir que el mercado esté parado sino que estoy fuera del mercado por el precio que pido.
¿Que en algún momento hubo un boom en el que se pagó más de lo que valían?. Bueno no sé, puede ser.
Además se abrieron nuevos frigoríficos de menor porte o se reconvirtieron otros, como por ejemplo uno en San José que estaba faenando equinos y ahora faena ovinos. En Salto hay un emprendimiento de capitales brasileños en el ex Bordenave. Y el matadero municipal salteño, que fue reactivado por un empresario privado en asociación con la Intendencia.