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La postura del Poder Ejecutivo de captar potenciales inversionistas internacionales en la lechería de Uruguay que puedan impulsar un mayor desarrollo productivo y generar más competencia con la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole) tuvo reacciones diversas en ese sector de actividad.
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Eso sucedió a partir de las declaraciones realizadas por el presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Juan Daniel Vago, en entrevista con Búsqueda la semana pasada.
“En el sector industrial hay tres componentes: la visualización de consorciarse, las relaciones laborales que pesan y la posibilidad de que vengan multinacionales a competir con Conaprole en condiciones razonables”, declaró. Y habló de la intención de “abrir la puerta para que puedan venir otras empresas, multinacionales o no, al Uruguay”.
Algunos ejecutivos de esa cooperativa manifestaron en conversaciones informales su malestar y disconformidad con esos comentarios, algo que se lo harán saber a integrantes del gobierno, según pudo averiguar Búsqueda.
Uno de los argumentos planteados por esos directivos es que la empresa no ve con buenos ojos que vengan otras compañías a proveerse de materia prima de tambos, que en gran medida fueron desarrollados por planes de apoyo de Conaprole. Incluso, en cierto momento esa firma debió abastecer de leche a otros emprendimientos que ya están operativos en el país debido a que se quedaron sin la materia prima requerida para su producción industrial. Esa medida temporal de asistir a otra empresa se decidió por gestión de algunos políticos de sectores que forman parte de la actual administración, dijeron los informantes.
Hubo algunos grupos inversores extranjeros que se instalaron en el campo uruguayo y apoyándose en ciertos atractivos contratos lograron quedarse con la producción lechera de tamberos que antes vendían su leche a Conaprole, pero luego de unos años decidieron cerrar sus empresas y abandonar el mercado local, comentaron las fuentes del sector consultadas por Búsqueda.
Uno de esos casos fue el de la compañía Schreiber Foods, de Estados Unidos, que operó una fábrica de lácteos entre 2010 y 2015 en el departamento de San José, para luego cerrar por problemas económicos. Otro antecedente similar por esos años fue el de la firma Ecolat, que producía lácteos en Nueva Helvecia con la marca Parmalat.
La empresa Olam, de Singapur, que este año cerró sus operaciones y se fue de Uruguay, era el principal proveedor remitente de leche a las plantas industriales de Conaprole. Eso causó complicaciones a la cooperativa, que debió buscar fuentes alternativas para suplir ese menor volumen de materia prima requerido.
Un dato no menor es que Olam llegó a anunciar en 2014 una inversión de US$ 80 millones para instalar una planta de procesamiento de lácteos en Uruguay, con una capacidad inicial de 600.000 litros de leche diarios hasta alcanzar el millón de litros, según comunicó esa compañía en su sitio web.
Considerando ese marco en el que varios emprendimientos dejaron de funcionar o no llegaron a concretarse debido a dificultades financieras vinculadas a la pérdida de mercados, caída de precios de los lácteos u otros aspectos de gestión de las empresas, algunos empresarios del sector advierten lo inoportuno de ponerle presión a la operativa de las cooperativas lecheras locales como Conaprole.
Otros productores del sector consultados, si bien reconocieron que ese factor en juego puede complicar el abastecimiento de leche, valoraron la importancia de provocar condiciones de mayor competencia en el mercado, principalmente para que los tamberos tengan más opciones a la hora de decidir a quién vender su producción.
La competencia siempre es saludable y ayuda a romper ciertos esquemas establecidos en los contratos entre los productores que remiten su leche a las plantas industriales de Conaprole, que en cierta medida los limita cuando quieren tener más libertad para optar por trabajar con otras empresas, señalaron.
El peso de esa cooperativa en la lechería uruguaya y en la economía local resulta significativo, ya que es la mayor empresa exportadora de lácteos de Latinoamérica, según consta en su sitio web, el cual indica que el 70% de la leche que recibe de los establecimientos productores es procesada para su exportación, principalmente de leche en polvo y en menor cantidad de queso y manteca.
Además, cada año es reconocida como la principal firma exportadora de Uruguay por el Banco República.
En 2022 los lácteos ocupan el cuatro lugar en el ranking de productos exportados uruguayos con un monto de US$ 471 millones, lo que representa un incremento de 20% en comparación al año pasado, según datos de enero a julio del Instituto Uruguay XXI. Estos muestran además que los tres principales mercados para esos productos en este año son Argelia, Brasil y China.
Cuencas lecheras
Ante la imperiosa necesidad de impulsar un aumento de la producción de leche, el gobierno realizó el lanzamiento del proyecto Cuencas Lecheras el lunes 29 en Fray Bentos, departamento de Río Negro. El objetivo es fomentar la creación de nuevas cuencas productoras y el fortalecimiento de las ya existentes mediante la implementación de asistencia técnica predial del Ministerio de Ganadería (MGAP) en coordinación con las organizaciones de productores y la industria láctea.
En ese plan participarán el Inale, la Dirección de Desarrollo Rural del MGAP, las intendencias de Río Negro, Soriano, Salto, Paysandú y Florida y el Fondo de Financiamiento del Interior de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. El monto previsto para el desarrollo de ese proyecto es de unos $ 30 millones, a aplicarse durante tres años.
La lechería “en 2021 produjo 81 millones de litros de leche más” si se compara con el anterior trienio, dijo el subsecretario de Ganadería, Ignacio Buffa, en el acto de presentación del proyecto. Calculó que eso “significa 3.700 viajes adicionales de camiones desde el tambo a la industria y 600 viajes extra desde las industrias hacia (los puntos de salida de) las exportaciones”.
“Cuando la lechería anda, los pueblos andan, la gomería anda, el boliche anda”, valoró el jerarca en alusión al impacto favorable de la producción agropecuaria, específicamente de la lechería.
Respecto a la política oficial de apoyo al sector, Buffa afirmó que la actual administración de gobierno “ha estado en permanente escucha cada vez que se presenta una dificultad, tratando de dar soluciones” a los problemas de los tamberos y la cadena láctea. “Desde el Ejecutivo estamos para atender al productor (…), los instrumentos para apoyar al sector aparecen porque hay un poder político que lo entiende y articula soluciones”, comentó. Y resaltó igualmente, en el ámbito financiero, “la actitud del Banco República (BROU) con apoyos específicos al sector”.
