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    Investigación en poder del ministro de Defensa detectó “consumo excesivo” de 600 toneladas de carne en el Ejército y la Armada

    El estudio fue ordenado por Fernández Huidobro a un equipo integrado por algunos de sus asesores debido a una iniciativa de la Unidad Central de Adquisiciones (UCA) del Ministerio de Economía y Finanzas

    El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, tiene a estudio desde hace varios meses un informe reservado en el cual se analiza en forma detallada un “consumo excesivo” de carne en dos de las tres Fuerzas Armadas y en dependencias directas de la Secretaría de Estado, informaron a Búsqueda fuentes castrenses.

    El estudio de esos consumos fue ordenado por el propio ministro a un equipo integrado por algunos de sus asesores debido a que, a comienzos de 2013, a funcionarios de la Unidad Central de Adquisiciones (UCA) del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) les llamó la atención que los pedidos de carnes rojas, pollo y pescado de dos de las tres fuerzas superaban el promedio de los consumos habituales en el resto de las dependencias estatales.

    Los informantes indicaron que en el caso de las Fuerzas Armadas, los contadores del MEF observaron que existía una significativa diferencia en el consumo de carne vacuna per cápita entre las tres fuerzas ya que mientras en la Armada se situaba en alrededor de 100 kilos anuales por persona, en el Ejército en 70 kilos, pero en la Fuerza Aérea (FAU), el consumo se acercaba al promedio de las demás unidades ejecutoras, es decir, unos 30 kilos por persona al año.

    Entre las tres fuerzas hay aproximadamente unos 25.000 efectivos, sin contar los que dependen directamente del Ministerio de Defensa como los propios funcionarios del Palacio Castro, Sanidad Militar, Inteligencia, Estado Mayor de la Defensa y los dos mil efectivos que están en las misiones de paz para Naciones Unidas en Congo y Haití, que reciben toda la logística, incluida la comida, del organismo internacional.

    El “consumo excesivo”, solamente en carnes rojas (sin contar pollo y pescado), sería de alrededor de 300.000 kilos (300 toneladas) al año tomando en consideración el 2011 y el 2012 (600 toneladas de más sumando los dos), indicaron las fuentes, lo que a precios corrientes equivale a unos cuatro millones de dólares.

    La investigación llevada a cabo por el asesor de Fernández Huidobro, Víctor Braccini, el contador Gustavo Costa y la veterinaria Estela Barceló, incluyó la visita durante el año pasado a varias unidades del Ejército y la Armada en todo el país. En todas ellas fueron recibidos e informados de la situación respecto al consumo de alimentos, salvo en la Brigada de Infantería N° 1, ubicada en el kilómetro 14 de Camino Maldonado, donde se produjo un fuerte altercado entre los representantes del ministro y el oficial a cargo de la guardia. Finalmente, los representantes del ministro se retiraron sin poder cumplir con su cometido y se desconoce que se hayan aplicado sanciones, indicaron las fuentes.

    Búsqueda se comunicó con dos colaboradores del ministro a los efectos de conocer los puntos de vista del secretario de Estado sobre este tema, pero al cierre de esta edición no había aún ninguna respuesta.

    “Cruda”.

    Durante el relevamiento en la fuerza de mar se comprobó que por orden del Comando General de la Armada (CGA) los oficiales de esa repartición, además de la comida que consumen en las unidades, reciben semanalmente alrededor de 3,5 kilos de cortes traseros vacunos (lomo, cuadril, peceto, etc.) para llevarse a su domicilio, mientras que en el caso del personal subalterno, la fuerza entrega una cantidad menor: dos kilos vacunos delanteros con hueso (aguja, paleta y otros cortes de menor calidad).

    En el mismo informe —explicaron las fuentes— se consigna que en el caso del Ejército, además de algunos cortes que se entregan gratis de forma intermitente, el Servicio de Intendencia del Ejército (SIE), por tradición, vende a precio reducido parte de la carne que recibe para alimentar a los efectivos, tanto a oficiales como personal subalterno, aunque oficialmente eso “no existe”.

    La Fuerza Aérea, por su parte, no entrega ni vende carne y por lo tanto el consumo per cápita es menor.

    En el caso del Ejército, la venta de carne se realiza por disposición del Comando de Apoyo Logístico, que hasta el 31 de enero pasado estuvo a cargo del general Nelson Pintos, actual jefe de la División de Ejército III, con sede en Tacuarembó.

    La fuerza de tierra posee además un servicio de panadería, fábrica de hamburguesas y otros productos que también vende a su personal por pedido y a precios reducidos.

    Fuentes del Ejército dijeron a Búsqueda que para evaluar el consumo de carne y otros alimentos se debe tener en cuenta el tiempo que pasa el personal dentro de las unidades.

    La venta de carne a precios reducidos al personal es una vieja costumbre en la fuerza de tierra, que en el argot se conoce como “cruda”. Fue confirmada por la investigación encabezada por Braccini pero no ha sido reconocida en ningún informe oficial del Ejército. La investigación ordenada por el ministro obtuvo, sin embargo, documentos que prueban su existencia.

    Una de las preocupaciones de Fernández Huidobro, explicaron las fuentes castrenses, ha sido que no se retacee la alimentación de los soldados y marineros. El ministro incluso firmó una orden, no cumplida en todos lados, para que oficiales, clases y personal subalterno reciban la misma comida.

    Antecedentes.

    La preocupación por el consumo de carnes y otros productos alimenticios no es nueva. Un informe de la Auditoría Interna de la Nación (AIN) realizado respecto a la Dirección Nacional de Sanidad de las Fuerzas Armadas en 2002 y 2003 arrojó una fuerte diferencia entre el consumo estimado y la facturación. En efecto, un informe firmado por el entonces gerente del Sector Público de la AIN, contador Edgardo Frigerio, confirmó que se habían facturado 160.202 kilos frente a un consumo estimado de 97.782 kilos (62.420 kilos de más).

    Los auditores quedaron con la sospecha de que la entrega de carne al personal, no regulada y tampoco documentada, no era “la única causa de la diferencia constatada entre ingreso y consumo”.

    Contratapa
    2014-02-20T00:00:00