La Dirección de Apoyo al Liberado cambia su modelo de atención y abandona en el interior las dependencias policiales
Recientemente traspasada al Mides, avanza hacia la comercialización de productos elaborados por exreclusos para financiar en parte experiencias laborales remuneradas
La situación de las cárceles uruguayas suele ser noticia, y no por buenas razones. Los privados de libertad son más de 14.000, una tasa que supera los 400 reclusos cada 100.000 habitantes y es una de las 12 más altas del mundo. Más allá de la cantidad, un reciente informe técnico da cuenta de un “hacinamiento crítico” que hace que el 90% de los prisioneros cumplan su pena en unidades inadecuadas para su “resocialización”. Los niveles de violencia —que tuvieron en 2021 un récord de homicidios— completan el paisaje crítico.
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