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La Policía quiere reducir el número de comisarías para fortalecer el patrullaje y evitar que los efectivos puedan “ocultarse” adentro
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El director de la Policía Nacional, Mario Layera, cree que Uruguay necesita más policías. Pero no de cualquier tipo ni para cualquier dependencia. Seis meses en el cargo y un pasaje de un año en la Jefatura de Montevideo fueron suficientes para que Layera quiera fortalecer aún más a la Guardia Republicana, la unidad militarizada dentro del Ministerio del Interior, en la que es más “fácil” controlar que sus efectivos cumplan las tareas de patrullaje que se les ordena. De la mano de ese incremento, el jefe aspira a bajar la cantidad de dependencias policiales, porque tanta “infraestructura” distrae recursos humanos y permite que los policías tengan donde “ocultarse” para evitar salir a la calle.
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Layera ha recurrido a la Guardia Republicana para aplicar en algunos barrios de Montevideo el Programa de Alta Dedicación Operativa (PADO) para intentar bajar los delitos y tuvo sus primeros resultados positivos. Si la tendencia continúa así, el 2016 será el primer año en que las rapiñas bajen en comparación con el año anterior, en buena medida gracias al despliegue de 250 efectivos de la Policía militarizada en las jurisdicciones de las comisarías 17 y 24 de la capital. Para consolidar esa tendencia, además, el equipo del director de la Policía sigue de cerca la evolución de la delincuencia en el interior y exige lo mismo de los jefes departamentales.
A la vista de esos resultados incipientes, Layera llegó a la conclusión de que el PADO debe expandirse poco a poco al resto del país. El objetivo solo se puede alcanzar, en su opinión, si crece la cantidad de integrantes de la Guardia Republicana.
Partullaje intensivo.
En abril, un mes después de sustituir a Julio Guarteche al frente de la Policía, Layera lanzó el PADO, un plan incluido en la ley de Presupuesto que involucra a 1.000 policías que reciben una paga especial por alta dedicación. La estrategia, que continúa actualmente, implica distribuir a 500 efectivos del Grupo de Reserva en Montevideo, 200 en Canelones y 50 en San José. Además, 250 de la Guardia Republicana en barrios como Cerro Norte, Marconi, Casavalle, Piedras Blancas y Las Acacias. El programa se concentra en el área metropolitana porque es donde, en promedio, se cometen el 94% de las rapiñas en Uruguay. Por ahora implica patrullaje intensivo en 28 “microterritorios” que representan el 8% de Montevideo pero donde vive 27% de la población (360.000 personas).
Layera espera que en octubre, cuando se cumplan seis meses del programa, los datos de todo el país muestren un descenso de las rapiñas cercano al 4%.
“Con esto, en el corto plazo vamos a llegar a fin de año con menos rapiñas”, afirma Layera al ser consultado con Búsqueda. Añade que están atentos a lo que sucede en el interior para evitar un eventual “corrimiento” de los delitos de Montevideo a los otros departamentos.
Las autoridades del Ministerio del Interior crearon en cada Jefatura del interior y en la Policía de Tránsito, unidades de Análisis Criminal encargadas de evaluar en “tiempo real” lo que sucede con los delitos. El mecanismo funciona en Montevideo, en Canelones y Maldonado. En los hechos, semanas atrás el equipo de Layera detectó que los delitos en Maldonado habían registrado un aumento en comparación con el 2015 y resolvió casi de inmediato enviar apoyo de la Guardia Republicana.
Además de mejorar el análisis de la delincuencia, Layera ordenó que las Jefaturas del interior uniformizaran sus grupos especiales bajo el nombre de Grupo de Reserva Táctica. Todos quedaron ahora bajo la supervisión de la Guardia Republicana, que se encarga de su entrenamiento. “La idea es que si en algún momento se puede, eso va a ser el PADO de cada departamento del interior”, según Layera. “El objetivo es que si llega a haber un desplazamiento de delincuentes al interior, nosotros no seamos vulnerables y lo detectemos a tiempo; primero por la unidad de análisis y después fortaleciendo el patrullaje con este grupo”.
Ocultarse.
El objetivo del director es aumentar la cantidad de policías, por más que ya cuenta con 23.729 efectivos, de los cuales 12.054 son del escalafón más bajo.Eso ubica a Uruguay como uno de los países con más policías de América Latina por número de habitantes, según un estudio de la Corporación Andina de Fomento difundido en 2015.
Layera aclara que quiere más efectivos para la Guardia Republicana, que tiene 1.287 integrantes, y no para las otras dependencias policiales. Mucho menos para las Jefaturas departamentales. Pretende que la unidad militarizada tenga un destacamento al norte del río Negro para que desarrolle controles en las principales rutas nacionales y que pueda “enfrentar rápidamente situaciones críticas en cualquier lugar del país”.
Al ser consultado acerca de por qué más policías a la Guardia Republicana y no al resto, el jefe responde: “Creemos que el tema de darles mayor recursos humanos a las unidades en realidad los pierden, porque al distribuirlos en comisarías eso no tiene impacto sobre la presencia en la calle. Lo que buscamos es sacar, justamente, gente de las comisarías para la calle”. Y añade que “es más fácil sin duda” controlar que la Guardia destine a sus efectivos a las tareas de patrullaje que en el resto de los casos.
Layera está preparando un documento para el Diálogo Social que impulsa el gobierno, en el que dejará plasmada la necesidad de reducir la cantidad de comisarías y de otras dependencias. “Si vos vas por la estrategia de fortalecer las comisarías tenés que duplicar los recursos humanos”, asegura. “Tener tantas comisarías hace que los policías se te pierden ahí adentro y vos tenés que controlar más dependencias y unidades para saber si salen o no salen”.
Para Layera el gobierno tiene que insistir ante la población en que las seccionales ya “no dominan el despliegue” policial en las calles, que eso quedó en mano de las zonas operativas. “Cuando las comisarías controlaban el patrullaje había anarquía y descontrol, y no había integración”, afirma. Y concluye: “Hay que reducir dependencias porque atan al policía a su custodia y le ofrecen la capacidad de ocultarse dentro de la misma”.
Layera dice que si reduce la cantidad de “infraestructura” y fortalece la cantidad de efectivos de la Guardia Republicana, podrán aumentar el despliegue policial en la calle y así la Policía “rinde mucho más”.