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Construir sociedades “más igualitarias” no solo pasa por las acciones que lleven adelante las mujeres sino también por la actitud de los hombres. Y para transformar esas actitudes, la familia y el Estado no son los únicos que tienen que trabajar en el tema, según un estudio elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y el Instituto Nacional de la Juventud (Inju).
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En el documento, presentado el jueves 17, se afirma que es necesario que los varones participen en la construcción de una sociedad más igualitaria y que se generen mecanismos que busquen “superar la incapacidad que presentan instituciones clave como la familia y el Estado al momento de resolver las tensiones producidas por falta de estrategias de legitimación en las diversas formas de ser varón”.
Es que de acuerdo con el informe, titulado Masculinidades: Jóvenes desde una perspectiva de género, aún queda camino por recorrer: los datos citados por los organismos estatales dejan en evidencia que el “patriarcado moldea y acaba determinando las trayectorias de vida de los varones adolescentes y jóvenes uruguayos”.
Según el estudio, “los varones quedan asociados a un rol que, entre otros beneficios, les permite relacionarse directamente con el ámbito público y, como atributos, se espera que sean fuertes, activos, independientes y valientes”.
Como contraparte, “las mujeres quedan asociadas a un rol poco prestigiado y vinculado con el ámbito privado del hogar, con sus respectivas tareas domésticas y de cuidados; en función de lo cual la expectativa de cumplimiento del rol las adscribe como sentimentales, pasivas, dependientes, temerosas, entre otros”, sostuvieron las autoras del trabajo Sharon Katzkowics, Lucía la Buonora, Florencia Semblat y Jimena Pandolfi, del Instituto Nacional de las Mujeres del Mides.
Las autoras explicaron que la “masculinidad hegemónica” es la forma en que se configuran “determinadas prácticas” que favorecen el “funcionamiento de relaciones desiguales entre las personas, en función del sexo”.
Para fundamentar esta afirmación, en el informe se indica que el 26,5% de los varones y el 37,3% de las mujeres están de acuerdo con la frase: “Criar hijos debe ser tarea primordial de las mujeres”. Estos porcentajes disminuyen al aumentar el nivel socioeconómico. “Las proporciones tanto de varones como de mujeres que se encuentran de acuerdo con esto son relativamente bajas, lo cual sugiere que la adjudicación de roles tradicionales se encuentra aún en construcción en etapas tempranas de la vida”, señalaron las autoras.
Asimismo, de la investigación surge que un 20% de los varones y un 18% de las mujeres sostienen que las tareas del hogar deben ser asumidas sobre todo por las mujeres. Esto da cuenta de la “persistencia de estereotipos de género tradicionales que vinculan a las mujeres como responsables por excelencia en lo que refiere a la realización de las tareas domésticas”, dice el texto.
Además, las autoras afirmaron que tres de cada 10 jóvenes están de acuerdo en que las mujeres deben elegir carreras que no interfieran con la familia. Aclaran que a medida que aumenta el nivel de ingresos del hogar, disminuye el grado de acuerdo con esa idea.
La brecha entre los jóvenes según el sexo queda clara cuando se los consulta sobre cuál es la principal responsabilidad de los adolescentes y los jóvenes. Cuando se plantea el tema de tener menores a cargo, un 25,3% de las mujeres dicen que es su principal responsabilidad, mientras que entre los hombres solo un 8,8%. Estudiar y capacitarse es lo más importante para las mujeres, 50,4%, mientras que entre los hombres es 43,1%. Otra categoría analizada es la del trabajo remunerado. En este caso, para un 35,4% de los hombres es la principal responsabilidad, mientras que entre las mujeres el porcentaje es de 17,4%.
Violencia.
En el relevamiento surge también que los “estereotipos de masculinidad” exponen a los varones a “mayores riesgos”. Por ejemplo, el 19,6% de los varones tuvieron peleas en la calle o en centros educativos, mientras que solo un 5,4% de las mujeres participaron en ese tipo de acciones.
“Incurrir en conductas asociadas al riesgo presenta un claro sesgo de género en detrimento de los varones. La demostración de la masculinidad en oposición a la femineidad se valida mediante la exposición a este tipo de situaciones”, dice el trabajo.
En cuanto al cuidado personal y la salud, también se registran diferencias según el sexo. Un 78,6 % de los varones realizan acciones de cuidado personal y de salud, mientras que el 92,3 % de las mujeres concurrieron en forma sistematizada a consultas médicas y hablaron con sus padres sobre salud sexual y reproductiva.
Los datos fueron calculados a partir de la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud realizada en 2013.
Las autoras del trabajo evaluaron que la juventud, al ser una etapa de transición hacia la adultez, “se convierte entonces en una instancia clave para el cuestionamiento y consecuente adhesión o reformulación de estereotipos y roles tradicionales aprehendidos anteriormente. Como contraparte, en la medida en que un ordenamiento social de este tipo continúe sin ser cuestionado, las implicancias y consecuencias que de este se deriven generarán opresión indistintamente del sexo biológico con que la persona nace”.
Durante la presentación del estudio, Florencia Semblat, integrante del Sistema de Información de Género de Inmujeres, dijo que todos deben “ser responsables en revertir” ese ordenamiento social, “no solamente las personas, también el Estado, las instituciones, los medios de comunicación: todos hacemos al problema y a la solución”.
La directora de Inmujeres, Mariela Mazzoti, dijo que no se trata de que las mujeres peleen contra los hombres: “En realidad, es una invitación a los hombres a reconocer esta situación de desequilibrio del poder desde los micropoderes hasta el macropoder institucional para construir una sociedad más justa y solidaria”.
El director del Inju, Federico Barreto, dijo que es necesario “reconocer que los varones” tienen que “ser aliados en la lucha por una sociedad más igualitaria en los roles de género”.