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Cada instancia presupuestal suele ser un desafío para un gobierno en el Parlamento. La posibilidad de que la norma que distribuirá o reasignará recursos para los siguientes años no sea aprobada puede echar por tierra un programa de gobierno, una política pública, contrataciones o refuerzos significativos. Y en la actual coalición oficialista, estas instancias han creado un desgaste creciente, que ha llegado a un punto cumbre en esta última Rendición de Cuentas.
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El tratamiento de la Rendición anterior dejó heridas importantes dentro de la Cámara de Representantes, especialmente entre colorados y cabildantes. El colorado Conrado Rodríguez, que aquella vez disparó contra Cabildo Abierto porque no habría cumplido su acuerdo para votar recursos para eliminar gradualmente el adicional al Fondo de Solidaridad, se despachó otra vez en declaraciones a la diaria contra esa colectividad política. Los liderados por el senador Guido Manini Ríos se negaron a votar algunas de las reasignaciones negociadas por la bancada, porque entendieron que los blancos no estaban cumpliendo un compromiso previo.
“Todos los días es una historia distinta con Cabildo Abierto, y así es muy difícil poder trabajar y tener certezas”, cuestionó Rodríguez.
En la coalición aseguran que la coordinación entre Torre Ejecutiva y el Parlamento no funcionó como en otras oportunidades. Parte de este problema a la ausencia de una figura que ha sido clave en el tratamiento de otras leyes presupuestales: el asesor del Ministerio de Economía y Finanzas, Fernando Blanco. El jerarca estuvo en el exterior durante buena parte del tratamiento del proyecto en comisión, y se integró recientemente.
La tensión comenzó a acumularse esta semana. Cabildo Abierto tuvo en vilo al resto de la coalición el lunes 14, cuando el proyecto se votaba en general en el plenario de la Cámara. Hasta altas horas de la noche el resto de la coalición no sabía si los cabildantes levantarían la mano, dado que reclamaban una partida presupuestal para subir salarios del personal subalterno en las Fuerzas Armadas, además del pago de nocturnidad y de recursos para el Hospital Militar. Las negociaciones, hasta última hora de ese día, fueron protagonizadas por el propio Manini Ríos y la Torre Ejecutiva, y derivaron en que el tema se resolvería en el Senado y Cabildo acompañaría el proyecto en general. Fuentes cabildantes insistieron en diálogo con Búsqueda que esa partida había sido acordada con los blancos.
Los problemas no terminaron ahí. El martes, los dirigentes coalicionistas se desayunaron de la negativa cabildante a votar las reasignaciones ya negociadas, porque no estaba la partida para el personal subalterno de las Fuerzas Armadas.
La propuesta de Cabildo fue que todo el paquete se renegociara en el Senado. Eso incluía recursos para la Secretaría Nacional de Deportes, el Ministerio de Salud Pública, el Mides, ASSE, el Inisa, la Junta Nacional de Drogas y el Ministerio de Economía. Finalmente, accedió a votar algunas asignaciones al Mides, ASSE, Salud Pública y la Junta Nacional de Drogas.
La oposición estaba dispuesta a votar algunas reasignaciones que no consideraba como discrecionales y que ya había acompañado en comisión.
Pero el mismo martes blancos y colorados se vieron sorprendidos porque Cabildo volvió a presentar artículos con reasignaciones para el Ministerio de Defensa, que contemplaban aumentos salariales, pagos de nocturnidad y recursos para el Hospital Militar. Mientras que el resto de la coalición consideraba que su financiación —a través de un fondo de contingencia creado en 2005— podía ser inconstitucional, el Frente Amplio estudiaba la posibilidad de apoyarla. Si las medidas eran aprobadas con esa mayoría circunstancial, “minaría definitivamente” el diálogo con el resto de la coalición, comentó un legislador blanco.
Interna nacionalista
La discusión de la Rendición de Cuentas venía entreverada también en la interna blanca, lo que quedó expuesto en un encuentro en la Presidencia de la República. “La reunión del pasado viernes no puede explicarse sin tener en cuenta la interna que vive el Partido Nacional”, describió un legislador de uno de los socios de la coalición que estuvo en ese encuentro de la Torre Ejecutiva el pasado viernes. La convocatoria había sido solicitada por el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, y contó con la participación del presidente Luis Lacalle Pou, y varios ministros, entre ellos Martín Lema (Mides) y José Luis Falero (Transporte).
La reunión tenía como antecedente inmediato el interés creciente de la precandidata Laura Raffo por incidir en la aprobación de la Rendición de Cuentas, informó El País.
Una nota del matutino del 8 de agosto da cuenta de cómo el flamante sector de la precandidata, Sumar, planteó en la interna de la coalición cambios en el Plan de Salud Mental y Adicciones, proponiendo destinar parte de los US$ 20 millones que tenía asignados al Hospital de Clínicas, bajo el entendido de que es el centro de salud que más pacientes con intentos de autoeliminación recibe.
El planteo fue presentado en nombre de la bancada de Sumar por el diputado nacionalista Gonzalo Mujica. El presidente Lacalle Pou le pasó la factura. “En eso estuviste vos, Gonzalo”, le dijo, con un tono “bastante diplomático”, relataron a Búsqueda fuentes parlamentarias. Los otros dos legisladores a los que señaló el presidente fueron el presidente de la comisión que estudió el proyecto, Juan Martín Rodríguez, y Alfredo de Mattos. El mandatario cuestionó que se incluyera en la asignación de recursos al Hospital de Clínicas.
Mucho menos diplomático, dijeron fuentes del encuentro, fue el ministro Lema (también de la Lista 404, como Delgado), que realizó una fuerte intervención quejándose ante la bancada de la coalición por haber “desarticulado” el plan de salud mental que el gobierno había elaborado. Eso provocó molestia en algunos legisladores. “Se lo entendería de alguien que nunca estuvo en esto, pero él, que hasta hace poco fue diputado, sabe cómo son esas cosas”, señaló un participante en el encuentro.
En la reunión también intervino Falero, quien se quejó por algunos recursos que le habían quitado a su cartera y que le impedirían cumplir con licitaciones en curso. “Capaz que va a tener que venir alguien con ganas de trabajar y yo tendré que tirar la esponja”, ironizó. Luego admitió que había hablado enojado y pidió disculpas por sus expresiones.