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    La meteorología uruguaya es una “vergüenza” y “merece” atención

    “Hoy se toman decisiones de millones de dólares en sectores productivos, a veces en organismos privados y a veces en públicos, con información basura”, denunció el presidente de Inumet

    Un gran mapa de Uruguay con 20 puntos negros decoraban una de las paredes de la sala de dirección del Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) cuando las nuevas autoridades asumieron sus cargos en junio de 2014. Ahora en la órbita del Ministerio de Vivienda, el Inumet heredó en ese momento las instalaciones y las responsabilidades de la Dirección Nacional de Meteorología (DNM) que durante décadas perteneció al Ministerio de Defensa.

    Al ingeniero y docente universitario Gabriel Pisciottano, presidente del Inumet, el mapa con los puntos negros le generaba mala espina. Tanto que lo mandó sacar. Es que Pisciottano sabía lo que significaba: ilustraba la ubicación de las veinte estaciones meteorológicas automáticas que se instalaron hace veinte años en Uruguay, una inversión millonaria de la que nada queda. Poco a poco las estaciones cayeron por falta de mantenimiento, un fracaso.

    Pisciottano tiene la responsabilidad de dirigir ahora un nuevo proyecto en medio de un panorama crítico. De las 23 estaciones de Uruguay hay una, la de Bella Unión, que hace un tiempo ya no funciona porque su personal se retiró y no hubo renovación. La de Trinidad tiene solo un operador en un turno y si se enferma o toma licencia la estación no trabaja. Además, las de los aeropuertos funcionan “al límite”. La de Laguna del Sauce no tiene “personal designado”, lo toma prestado de Montevideo y el Inumet paga viáticos y horas extra para cubrir los turnos. Montevideo no tiene cubierto el turno nocturno: no hay monitoreo de lo que ocurre en la capital ya que las dos estaciones de Pando y Melilla funcionan solo de día. La más próxima es la del aeropuerto de Carrasco a la que le “faltaría un ajuste de equipamiento” y está “al borde de dotación de personal”. Situaciones como estas se extienden por todo el país. Hoy el aeródromo de Carmelo solo funciona si está presente el operario de Inumet en su turno. De lo contrario cierra.

    El nuevo plan del Inumet que está preparando el directorio incluiría servicios 24 horas en todos los sitios que cuentan con servicio aéreo. En total serían ocho estaciones automáticas completas con turnos de 24 horas con observadores, y en todas las demás habrá estaciones automáticas con al menos un turno por día de observadores.

    “Iríamos en la red de observación hacia una versión ampliamente informatizada con equipo técnico de mantenimiento”, declaró Pisciottano a Búsqueda. La tarea no será sencilla ya que se enfrenta a una “situación muy grave” a la interna del Instituto pero se niega a “llorar” y “mendigar”.

    Tanto organismos privados como públicos han llegado a tomar decisiones de millones de dólares con “información basura”, denunció. Pero en materia de meteorología la responsabilidad no es siempre del Inumet ya que, según Pisciottano, muchos servicios privados meteorológicos “lamentablemente” no dan buena información.

    —¿Qué lo llevó a asumir la presidencia del Inumet?

    —Me pasé 25 años diciendo lo mal que se hacen algunas cosas en el ámbito de la Dirección de Meteorología, que había que hacerlo así y asá. Cuando el ministro Francisco Beltrame (ahora ex ministro de Vivienda) me lo planteó, la verdad es que tenía hasta poco derecho y libertad personal de decir que no. El desafío hoy es pensar bien para qué se quiere el Inumet en este 2015 y para los diez años siguientes. La ley crea un nuevo instituto pero los cometidos tienen el riesgo de ser demasiado generales y los fines demasiado detallados.

    —La ley crea el Consejo Nacional de Meteorología, integrado por varios ministerios y la Universidad de la República (Udelar) que tiene un rol asesor, pero solo se reunió una vez en agosto del año pasado.

    —Después de esa reunión, Uruguay entró rápidamente en una dinámica electoral que siguió hasta el domingo 10. Pero sus representantes están trabajando con nosotros. Hemos solicitado hace pocos días una reunión para junio. Estamos elaborando una propuesta para el debate pese a todas las debilidades que hay acá y con menos funcionarios que cuando yo llegué (unos 170). No se han nombrado nuevos y hace unos días firmé con un poco de dolor el retiro de la única contadora que había. El plan incluye reformular la red de estaciones meteorológicas (hoy hay solo dos automáticas, Colonia y Rocha, instaladas a fines de 2014) e introducir la automatización mesurada.

    —¿Necesitan más personal?

    — Se necesitaría sobre todo gente diferente. Las redes automáticas son muy bonitas pero se debe prever mantenimiento.

    Voy a tratar de ir hacia una automatización pero sustentable.

    —¿Al Inumet le falta compartir información?

    —El Inumet participa de las actividades mínimas de intercambios. Cuando uno quiere hacer algo con otros tiene que poner algo de sí. Los uruguayos a veces queremos que nos apoyen pero no ponemos nada nosotros. Estuve en Paraguay hace pocos meses, tienen un radar meteorológico en funcionamiento (en Uruguay no hay). Tienen técnicos que no tienen mejor formación que un estudiante universitario o que los técnicos de Uruguay. Paraguay tiene una red de estaciones automáticas mesurada y razonable, no enorme. La gestionan, tienen problemas pero los manejan. Estamos más atrasados que Paraguay, que es un país al que quiero muchísimo pero ha tenido históricamente una cantidad de dificultades que el Uruguay no. En este aspecto están mejor que nosotros y es una vergüenza. No una vergüenza paraguaya, una vergüenza uruguaya.

    Hay cosas que los uruguayos deben saber, uno logra multitud de apoyo pero… Brasil (el Inmet) donó cuatro estaciones automáticas a Uruguay. Solo hemos podido instalar dos. ¿Por qué? Porque para instalarlas hay que hacer una pequeña obra civil en los lugares previstos (Paso de los Toros y Salto). Aunque parezca mentira, hacer una pequeña instalación, cercar un terreno de acuerdo a la norma y fundar unas columnas para el set de instrumentos puede costar 10.000 dólares o más. Ahora no los tengo disponibles.

    Por otro lado, se dan cosas extrañas. Se han ido incorporando estaciones por intereses razonables muchas veces pero muy desordenadas. Se instalan subredes para fines específicos con visiones parciales que le interesan al de agro, a la UTE o a otros.

    —La Intendencia de Montevideo (IMM) también tiene sus estaciones. ¿El Inumet intentará ordenar este panorama?

    —Sí, la ley del Inumet lo proclama. Le designó esta competencia de supervisión pero no hay mecanismos prácticos para hacerlo. Estamos preparando una propuesta para ordenar eso.

    La IMM tiene una red de nueve pluviómetros automatizados que reportan y registran datos con fines de gestión de la hidráulica urbana y para pequeñas obras civiles. Hablé con la intendenta Ana Olivera, planteamos un acuerdo de intercambio de datos. Tenemos pendiente una reunión con el Servicio de Oceanografía, Hidrografía y Meteorológico de la Armada que tiene una red de estaciones meteorológicas bastante venidas a menos en sectores costeros, por suerte en puntos que no duplican los del Inumet. Eso es bueno pero muchas no funcionan. Hay una que me da pena. Quiero mucho a Montevideo y en Punta Brava, Punta Carretas, hay una linda estación en un predio y localización muy importante físicamente y urbanamente, que no está del todo operativa. No importa la culpa ni los problemas, todos los montevideanos y uruguayos deberíamos defender que funcione bien. Hoy Montevideo no tiene durante la noche una cobertura de datos meteorológicos. Lo más cerca que hay es el Aeropuerto de Carrasco porque las estaciones del Inumet de Prado y Melilla no funcionan las 24 horas y Punta Brava tampoco. De todos modos el problema de la red física es un tema de paciencia, de diseño, no son volúmenes de inversión muy grandes.

    —¿Cuál es el presupuesto del Inumet?

    —Es el presupuesto de la anterior DNM, 123 millones de pesos, unos 4,5 millones de dólares.

    —¿Alcanza para todo lo que hay que hacer?

    —Esa pregunta así formulada me resisto a contestarla por lo siguiente: es compleja y tramposa. En primer lugar la ley previó que los créditos presupuestales del Ministerio de Defensa, a disposición de la unidad ejecutora DNM, pasaran al Inumet. La ley fue votada en octubre de 2013, el directorio se nombró en junio de 2014 y el decreto reglamentario se aprobó el 26 de febrero de 2015. No es por mala voluntad de nadie pero a veces esas cosas se enredan y no se arreglan con un saludo legal al votar una ley en un Parlamento, da mucho trabajo destrabarlo. Recién este mes estarían, y lo digo en condicional porque no estoy seguro, las condiciones de ser ejecutadas como marca la ley, como un servicio descentralizado hecho y derecho.

    Deseo hacer conciencia en los uruguayos en general y a las autoridades en los distintos estamentos de la responsabilidad distribuida, que tenemos que encaminar esto. No es tarea del directorio del Inumet destrabar para que las cosas vayan cambiando.

    Yo no voy a andar llorando ni mendigando para que a esto se le dé pelota porque sería indigno. El Uruguay no se merece eso, se merece que desde acá le hagamos una propuesta al gobierno legalmente constituido y a todos los uruguayos y que se opine. Se podrá observar y proponer modificaciones pero ni va a ser disparatada ni va a ser desmesurada. La estamos preparando. Va a tener fundamentos técnicos, va a ser muy prudente, muy mesurada y con mucho realismo porque las cosas no se cambian de un día al otro.

    —¿Qué ocurre a nivel de recursos humanos en Inumet? Las críticas se escuchan en voz baja…

    —Tenemos que ser sumamente constructivos sin ser condescendientes con las cosas mal hechas. Las cosas acá funcionan muy mal en muchos aspectos. En lo técnico hay muchas carencias y en lo organizativo y administrativo también. Acá todo se transforma en muy difícil. En mi opinión formada en estos casi 30 años en los que interactué con esta organización en su formato anterior y ahora, los problemas en parte se deben a la deliberada intención de achicar la estructura y el personal a cualquier precio sin importar las consecuencias. Objetivamente eso ha sido así y ha llevado a una situación muy grave. Todos los uruguayos lo tienen que saber y no podemos andar con medias tintas. Es una situación muy grave que lleva a que haya situaciones límite en muchos aspectos

    —¿Por ejemplo?

    —Cuando vine (junio de 2015) y empecé a hacerme cargo, el área de pronóstico casi no funcionaba por problemas gremiales, técnicos, de asignación de las guardias, porque este está peleado con aquel, no había pronóstico. En el área de clima también hay ejemplos y en el área de aeronáutica hay veces que, lo digo con responsabilidad, estamos al borde de tener la solvencia técnica mínima para poder actuar en esa área. Lo digo con responsabilidad y con respeto, eso hay que modificarlo. Es muy difícil en una situación de restricción de número de funcionarios porque a veces no hay ni para hacer las guardias. No son problemas imaginarios. Hoy de mañana estuve atendiendo asuntos para ver cómo asignar gente para tareas de fines de semana porque hay cosas que tienen que funcionar 24 horas.

    Hay otras situaciones que son más estructurales pero muy duras. Estamos tratando de hacer un proyecto técnico y definir para dónde tiene que ir el Inumet en los próximos años para contárselo a los Uruguayos y solicitar recursos muy mesurados. Para hacerlo necesitamos personal técnico y no se hace con buenos deseos. Al estar tan diezmada la dotación de técnicos intermedios y con problemas en el funcionamiento orgánico es muy difícil interaccionar con jefaturas intermedias y hacerlos partícipes de la elaboración del diseño del proyecto. Lo vamos a hacer igual pero es muy duro, es como diseñar un edifico sin tener un calculista para su estructura.

    No es un problema de intenciones personales. Ojalá hubiera gente a la cual pudiera encomendarle lo que hablé con un jerarca y que lo traspasará, no son tan fáciles las cosas. A nivel superior de Directorio y Secretaría General llegan problemas que no deberían y es muestra de lo mal que funcionan los estamentos intermedios.

    —El Inumet carga con errores de alerta realizados por la DNM que no fueron tales, y con otras que no se hicieron pero sí merecían aviso. ¿Se perdió la confianza en los pronósticos?

    —Mi padre me enseñó que la confianza es algo que se construye toda la vida y se pierde en un segundo. La DNM y el Inumet no son ajenos a eso. La información meteorológica tiene mucho ruido en la línea. Hay muchos actores. Hay problemas relativamente grandes en cómo se genera la información técnica y cómo se difunde. En ninguna de las dos vamos a estar omisos. Lo primero que hay que mejorar es la elaboración de los productos meteorológicos, cómo se procesan los datos observacionales, cómo se vigilan.

    Hace unos meses había una situación un poco desordenada, no se hacía del todo bien. Hoy se ha ordenado la rutina de trabajo. Uruguay no cuenta con radares meteorológicos o similares. Dentro de unos años quizá esté en condiciones de tener uno, hoy ni siquiera tiene sentido.

    —Al hablar de pronósticos se escuchan distintas voces en Uruguay y los privados ocupan su lugar en los medios. ¿Qué opina de esta pluralidad?

    —La libertad es un buena compañera, la libertad de trabajo en particular. Hay trabajo para todos. Ojalá hubiera acá muchos actores privados con buena formación que dieran buen asesoramiento pero no es el caso, lamentablemente. Hay unos pocos con pequeñas actuaciones de bajo alcance, la mayoría han sido ex funcionarios de acá y me llevo bien con ellos. Ese también sería un sector a fortalecer. Lo mejor que le podría pasarle al Inumet es que hubiera muchos usuarios que requieran que esto funcione bien.

    Se podrían dedicar a brindar asesoramiento técnico a un privado, que también le pueden pedir al Inumet. Digamos la verdad, hoy es muy primitivo, hoy se toman decisiones de millones de dólares en sectores productivos, a veces en organismos privados y a veces en públicos, con información basura. He visto a muchos actores tomar decisiones que dependen de situaciones de información climática actual o pronóstico del clima que la verdad es medio temerario. El ministro de Ganadería Tabaré Aguerre está contento de que esto (en Inumet) funciona mejor que hace unos meses y eso lo llevo como un orgullo.

    Sería un dislate no tener un servicio meteorológico suficientemente desarrollado y creer ingenuamente o malintencionadamente, que los privados pueden encargarse de eso. Es un servicio público necesario, no es sostenible en ningún lugar del planeta. Los privados pueden actuar porque existe el Inumet y los servicios meteorológicos del mundo midiendo por hora e intercambiando de manera abierta y pública los datos de la atmósfera.

    El costo de la información

    —Hay datos que el Inumet cobra, aunque los otorga sin costo si tienen fines de investigación. Recientemente a la Universidad de la República se le cobró información ante un pedido para ampliar una línea de investigación. ¿Cuál es el criterio?

    —Hay determinados decretos que reglamentan cómo y cuánto se cobra el poner información a disposición. En el nuevo proyecto presupuestal que estamos haciendo nosotros vamos a pedir un pequeño soporte de fondos para tener una política fuerte de banco de datos en donde se integre toda la información meteorológica generada en el país. También proponemos una política de datos abiertos para que más usuarios la tengan a disposición y la usen. Mientras eso no esté aprobado, rige lo vigente.

    Cuando los datos son para fines de estudio e investigación y varios otros fines, no se cobran. Pero es muy fácil decirlo y no siempre es cierto. He visto gente que pidió datos para investigación y después los intercambió con profesionales que hacen trabajos y los cobran. Voy a proponer una política de información abierta pero bien hecha. No voy a dar irresponsablemente datos para un uso y que haga otro uso. Acá en el Uruguay no tenemos sentido de la responsabilidad.

    Si se pide cotización por la información se les responde con una cotización. Pero no alcanza con decir que tendrá fines investigativos, hay que decir para qué, en qué contexto. Usos concretos, no abstractos. Además, si se quiere conversar, se conversa.

    Hace pocos días había dicho que se le cobraría a la Administración Nacional de Puertos (ANP) una información porque me daba la impresión de que era algo abierto. Luego dieron aclaraciones específicas y detallaron los fines y se la dimos. Hay empresas que dan servicios a la ANP, precisan datos de viento y le piden a la ANP que nos los pidan para no pagarlos. La empresa le va a cobrar porque ya lo puso en el presupuesto que licitó. Uno queda en el medio, son temas delicados.

    Con el INIA compartimos información, ellos también registran y compartimos esfuerzos. Las cosas con buenos modales en general funcionan bien.

    “Reformular” la Escuela de Meteorología

    —La Escuela de Meteorología, que funciona desde 1944, depende del Inumet e imparte una carrera técnica. Antes era el único sitio para formarse en el tema. Desde la Universidad de la República se ha criticado su funcionamiento y currícula. ¿Qué ocurrirá con la Escuela?

    —Hace una semana en esta sala estuvimos hablando de estos temas con gente de la Universidad, con gente que tiene responsabilidades en la Escuela. Hemos cambiado al director (ahora Gustavo Necco, antes Mario Bidegain). La Escuela fue motivo de análisis por un grupo de trabajo que integro.

    Hay bastante consenso en que no pue­de seguir la Escuela de Meteorlogía creada hace décadas y funcionando aquí dentro, aislada del sistema educativo. Es una locura uruguaya que no existe en ningún lugar del mundo. Rápidamente va a cambiar. El directorio ya le dio instrucciones a ese grupo para que interaccione con actores del sistema educativo.

    —¿La Escuela va hacia una inevitable reformulación?

    —Llamémosle reformulación, en donde esté articulada con el sistema educativo de la manera más sana posible cumpliendo objetivos ineludibles de formación técnica. No tiene sentido mantenerla aislada. Esto ha sido muy grave. Conduce a los peores resultados y todos pagamos los platos rotos. Ya tene­mos experiencia en esto. Los propios egresados de la Escuela obtenían un título que no era del todo reconocido por la administración pública y aquí dentro hubo muchas confusiones sobre qué derecho genera la titulación. Todo eso hay que llevarlo a una situación sana y que la gente no corra riesgo de estudiar cosas que después no está claro cómo se validan. Deben poder seguir estudiando en otro lugar si quieren. Estamos repensando la formación con prácticos de Informática con la tecnología de hoy para trabajar en clima. No se puede perder el tiempo. Hemos cerrado los ingresos este año y mi esperanza es abrir el año que viene en completa integración con el sistema educativo, aunque no depende totalmente de mí. Si es integrado es sumamente atractivo.