Los métodos que empleaba el recio dirigente ponían la carne de gallina a otros sindicalistas con muchos años en el ruedo. Por ejemplo, “micrófono en mano insultaba a los gerentes dentro de la misma planta, organizaba volanteadas en la puerta de las escuelas donde iban sus hijos y más que negociar, apretaba, solo le faltaba ponerles un revólver en el pecho”, relató un compañero del sindicato.
Durante la administración de Vázquez mantuvo una línea de respaldo al gobierno casi incondicional y cuando se produjeron las elecciones internas entre el líder de su sector, Danilo Astori, y el entonces senador José Mujica, se llegó a pensar que sería director nacional de Trabajo.
Con Mujica presidente, en cambio, Read pasó a una postura menos comprometida con el oficialismo y ya desde los días previos al último congreso del PIT-CNT, defendió posiciones cada vez más duras, que lo separaron de la Corriente Articulación, integrada por los sindicalistas como Fernando Pereira, Milton Castellanos y Fernando Gambera, con buena llegada en la Torre Ejecutiva y hasta en la chacra de Mujica de Rincón del Cerro.
El discurso frontal contra los empresarios, sin embargo, fue una constante. A fines de 2005 dijo a “El País” que éstos eran “una manga de atorrantes” porque “no se cansan de despedir trabajadores”.
Poco después declaró a “El Observador” que “a Tabaré Vázquez hay que decirle que sus colegas médicos son tan hijos de puta como el resto de los patrones que no cumplen los acuerdos”.
“Yo no he cambiado mi radicalidad. Sigo siendo un radical. Este es un gremio que en estos dos años y medio logró lo que nadie logró, romper los techos salariales, con un 18,5% de recuperación”, dijo en agosto de 2007 a “Crónicas”.
Sobre FNC se quejó de que los gerentes cambian a menudo y que “los tipos que deciden están en Buenos Aires o en Europa”.
Durante la discusión del pasaje a la jornada de seis horas jugó fuerte: “Si no aprueban las seis horas sin rebaja de salario no habrá cerveza durante el verano. Será más que un paro”.
También debió escuchar críticas desde filas de los trabajadores. En 2009, el soldador Juan Ruffa lo denunció en CX 36 por no cumplir las leyes laborales en una empresa familiar de cartelería. El diario “La Juventud” tituló entonces “Un capitalista disfrazado de sindicalista.”
Al mismo tiempo comenzó a recibir críticas por favorecer a FNC en la competencia con Coca-Cola, mediante el subsidio de Pepsi pero, aunque los directivos de la multinacional estadounidense se quejaron de “abuso de posición dominante” por las promociones, el tema nunca llegó a la Justicia.
Otros dardos lanzados contra Read ocurrieron cuando logró, a espaldas del Ministerio de Trabajo y apadrinado por el ministro de Economía, Fernando Lorenzo, que integra como él, el Frente Líber Seregni (FLS), un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para formación sindical por 667.000 dólares.
El método Read de negociación.
Tres empresas controlan la mayor parte del mercado de los refrescos, las aguas y las cervezas en Uruguay. FNC, adquirida por International AV InBev, tiene el monopolio de la cerveza, Coca-Cola controla el 64% del mercado de los refrescos, mientras el resto lo ocupan la línea Pepsi, que pertenece a FNC, Nix y otras marcas. Danone Salus, por su parte, tiene el control del 80% del mercado de las aguas, mientras que el resto lo comparten Nativa, Sirte y otras compañías nacionales.
Fuentes del sector dijeron que “el control total” que tiene Read sobre el sindicato llevó a que en los últimos cinco meses no se realizara una verdadera negociación sino una discusión entre el presidente de Foeb y la cámara empresarial, que preside Ruben Ordoqui.
“No hay mucho margen para la negociación, era un 10% o nada”, explicaron los informantes, quienes agregaron que una licencia por enfermedad y un viaje de Read demoraron la firma del convenio bipartita al punto que hizo peligrar la zafra de verano.
Ante esta situación, los empresarios enviaron fuertes señales al Ministerio de Economía, que sin embargo, no intervino para buscar un acuerdo que no pusiera en riesgo la política antiinflacionaria del gobierno.
Como viene ocurriendo desde hace años, las partes firmaron, finalmente el miércoles 14, un convenio que, como otras veces, superó las previsiones inflacionarias del Banco Central.
Esta vez, sin embargo, las partes fueron a registrar el acuerdo en el Ministerio de Trabajo y se encontraron que, en guerra con la inflación por orden de Economía, el Poder Ejecutivo no estaba dispuesto a homologar con su firma el 10,16% de recuperación en tres años y, sobre todo, 7% de ajuste a la inflación, cuando los lineamientos bancocentralistas eran de 5%.
Los dos puntos de diferencia y las posibles consecuencias provocaron que el lunes 19 el presidente se reuniera en la Torre Ejecutiva con los ministros Lorenzo y Eduardo Brenta (Trabajo).
Al día siguiente, durante unas jornadas de Economía, el tercero en jerarquía del Ministerio, Andrés Masoller, dijo que se podían desoír los lineamientos pero el gobierno también podía sacar el subsidio a las bebidas con envase retornable (nacionales) que según cálculos de “El Observador”, representa más de 15 millones de dólares al año.
Read, que había sido despedido con fuertes aplausos por sus compañeros después de haber logrado otro acuerdo “histórico”, montó en cólera.
Los insultos que antes se había reservado para patrones y gerentes esta vez fueron dirigidos al gobierno.
“Creo que eligieron al sindicato mas débil y con la cara de gil más grande. Es lamentable. Nos sentimos que nos clavaron, nos sentimos que nos garronearon. Que lo que ganamos en la cancha con todo el derecho y todas las libertades nos quieren hacer perder en la liga y nosotros le decimos al gobierno que el mismo énfasis que ponen para pegarle al sindicato chico y débil como el nuestro que lo pongan en la negociación del dragado del canal Martín García”, fueron algunos de las respuestas a través de la prensa que distribuyó el veterano dirigente.
El martes, luego de un largo informe al secretariado ejecutivo del PIT-CNT, Read dijo que, como estaban las cosas, debía suspenderse el desayuno previsto con el presidente Mujica el 5 de diciembre en la sede de la calle Jackson.
Cuando los organizadores de esta actividad que cerraría el año, le dijeron que una cosa no tenía que ver con la otra, Read subió la apuesta: “Ustedes lo pueden hacer pero yo también les puedo llenar la puerta de camiones”.
Minutos después, los coordinadores Fernando Pereira y Marcelo Abdala comenzaron a utilizar el “teléfono rojo” con Presidencia para encontrar una fórmula salvadora.
Edgardo Oyernard, representante del gremio del medicamento y de la corriente, dijo que la decisión del gobierno es “una ofensa contra todo el movimiento sindical y no solo contra la FOEB”.
En ese sentido se expresaron, más allá de las diferencias con los métodos empleados por Read, también legisladores del Frente Amplio, entre ellos Jorge Pozzi, un ex trabajador de la bebida que pertenece al propio Frente Líber Seregni (FLS).
Desde el gobierno comenzaron a llover los argumentos defensivos. “Estamos pidiendo la solidaridad de aquellos que tienen ingresos mucho más altos, porque este gobierno ha privilegiado a los trabajadores más sumergidos”, dijo a “La Diaria” el subsecretario de Trabajo Nelson Loustaunau.
“Teníamos el objetivo de llegar a los dos dígitos y lo logramos. El convenio ya está firmado. Por menos de eso no firmamos nada. (...) Yo soy de una época en que la izquierda festejaba si los trabajadores ganaban. Se ve que ya está en desuso” dijo Read en radio Uruguay.
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2012-11-22T00:00:00
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