La idea de Capela SRL de emprender un proyecto de estas características surgió a mediados de 2011, un tiempo después que la empresa comenzó a incursionar en el negocio de la lechería.
“La primera vez que vimos cómo funcionaba esta tecnología fue en una Rural del Prado, en una exposición de (la empresa) DeLaval”, contó a Campo el presidente de Capela SRL, Juan Bouza.
A partir de esa experiencia es que resolvieron viajar a Europa y visitar países como Holanda, Suecia y Alemania, para ver cómo funcionaban. Lo que fueron viendo los fue convenciendo cada vez más de los beneficios del sistema, relató el ejecutivo.
El producto generado por la empresa será vendido a Conaprole, con la cual tienen un convenio, y, tanto técnicos del INIA y de la Facultad de Veterinaria, como especialistas de la Federación de los grupos CREA se involucrarán en el proyecto estudiando los resultados y el desempeño del tambo.
Una “alternativa”
El vicepresidente del INIA, José Luis Repetto, informó a Campo que también existe la posibilidad de instalar estos tambos con robots en las estaciones experimentales del organismo.
“En una primera etapa, por supuesto, se trabajará sobre equipos que son traídos del extranjero, pero yo no descarto que algún día Uruguay tenga un desarrollo importante en muchos temas de automatización, robótica o control satelital”, vaticinó el jerarca.
“Muchas veces, en Uruguay faltó vincular la investigación que tenemos en algunas áreas del conocimiento, tanto biológicas como científicas, a temas agropecuarios. Tal vez, en los próximos años, con el desarrollo que ha tenido en la parte académica y en el sector lechero, se emprenda un camino paralelo, que es el desarrollo de tecnologías”, proyectó Repetto. Y valoró: “Tenemos muchas condiciones para eso”.
Las unidades robóticas realizan todo el trabajo de ordeñe, por lo que las horas de trabajo requeridas para operar un tambo con esta tecnología son menos que las de un tambo normal.
El tiempo restante puede ser dedicado “a acciones como el manejo del ganado, la reproducción y la alimentación”, indicó Repetto, quien interpretó que los tambos familiares serán los que les “sacarán más provecho” a este tipo de emprendimientos.
Por sus características, agregó, el cambio en la tecnología también implicará un cambio en el perfil de las personas que se pueden dedicar a esta actividad, porque, argumentó, “no se trata de una tarea repetitiva”. El uso de computadoras, el conocimiento de informática requerido para trabajar en estas condiciones, además, puede ser atractivo para los jóvenes, sostuvo.
“El problema tanto de la mano de obra como de entusiasmar a los recursos jóvenes para dedicarse a la lechería es una constante”, recordó Repetto, y añadió que la instalación de ese equipo, si bien no es una solución definitiva, sí es una “alternativa” que hay que conocer.
“Quienes reparen las ordeñadoras tienen que ser técnicos especializados en robótica”; además, “no pueden ser arregladas por cualquier persona que entienda de electricidad y mecánica. Eso también es un cambio sustancial”, resaltó.
De todas maneras, señaló que, al igual que lo que sucede en el tambo tradicional, las vacas se ordeñan no más de dos veces por día.
A la vez, dijo que una vez instalado habrá que analizar cómo se relacionan las vacas con el nuevo procedimiento, cómo repercute en la salud de la ubre y en la calidad de la leche. Habrá que evaluar cómo se adaptan los tamberos a la nueva tecnología y cómo afecta su calidad de vida. “En Australia ha sido muy positiva la experiencia”, valoró. “De los tambos que recorrimos en ese país todos mostraban una gran satisfacción, ninguno quería volver atrás, y muchos tamberos se preguntaban por qué no lo habían puesto antes, porque la vida les cambió una vez que lograron independizarse del ordeñe”, relató Repetto. Y añadió que en ese país hubo tamberos que mejoraron el rendimiento de sus tambos, y resaltaron que vivían mejor, destacó.
Doblemente innovador
La unidad robótica de ordeñe que se utiliza en los países desarrollados y que empezará a funcionar en un tambo confinado a partir del año que viene en Uruguay, cumple la función de preparar completamente a las vacas: las lava, las estimula, le pone las pezoneras, las retira y las sella.
Según explicó Repetto, la idea del organismo es extender esta experiencia a los tambos que funcionan con sistemas pastoriles, los cuales son mayoría en Uruguay. Esto significa una novedad aún mayor, ya que los robots son normalmente utilizados en sistemas de confinamiento.
En los tambos robotiza-dos con sistema pastoril, la vaca, luego que se la acaba la comida, se ve obligada a recorrer un circuito que la deriva a la unidad robótica de ordeñe. Luego del procedimiento, el animal sigue su rutina y termina en un predio con más alimento. El mecanismo está controlado por una computadora conectada a un sistema de porteras que identifican al animal. En el caso de Uruguay, ese registro se podría hacer a través de la caravana que se utiliza en el sistema de trazabilidad. De esta manera se puede registrar las veces que una vaca puede ser ordeñada, cuánta comida puede comer y cuánto alimento se le da. Incluso se puede determinar la cantidad de leche que da por día y su estado de salud, relató Repetto.
Con estos datos acumulados, a su vez, agregó el jerarca, se puede saber con precisión cuánta es la cantidad producida mensual y anualmente. La tecnología se puede regular de acuerdo con los intereses del tambero, quien puede elegir, por ejemplo, cuántas veces por día quiere ordeñar a las vacas, precisó.
El desafío que implica esta modalidad es que hay que administrar de forma muy precisa las cantidades de comida de que dispone el animal. Si a la vaca le sobrara comida, eso impediría que circulará, y si, por el contrario, le faltara alimento, esto generaría que esté en continuo movimiento, lo que tampoco es conveniente, alertó.
A diferencia de lo que sucede con un tambo tradicional, donde la leche de las vacas es extraída a una misma hora, en este sistema, los animales circulan y van siendo ordeñados de forma arbitraria, de acuerdo a su voluntad, contó Repetto.
El gerente general del Instituto Nacional de la Leche (Inale), Gabriel Bagnato, valoró en diálogo con Campo que la utilización de robots es algo sumamente positivo, aunque subrayó que “quizás sea un poco caro” para que sea empleado por productores familiares, como propone Repetto, pero que, de todas maneras, puede representar una solución.
La ventaja del sistema pastoril
Para el experto en producción lechera de la Universidad de Sydney, Sergio García, la lechería uruguaya “está aumentando a una tasa impresionante”, pero todavía debe enfrentar el desafío de mantener esa alta tasa de crecimiento.
“Para ello, dada la competencia por tierra (soja), no queda otra que producir más leche en menos superficie”, interpretó este ingeniero, que visitó Uruguay en junio.
En este escenario, “algunos productores están intensificando a base de mayor producción de forraje y carga, mientras que otros están yendo hacia un mayor confinamiento”.
“Los buenos productores pueden hacer plata en cualquier sistema, pero la realidad es que los sistemas confinados tienen necesariamente mayor inversión de capital y costos de producción más elevados”, apuntó el especialista.
“Con buenos precios de la leche no hay problema, pero Uruguay es altamente dependiente de los precios de exportación, por lo cual ir a confinamiento puede resultar en pérdida de ventajas comparativas para el país”, advirtió. Y remató: “La buena noticia es que por su latitud, suelos y precipitaciones todavía queda mucho potencial en sistemas de base pastoril”.
Agro
2014-07-03T00:00:00
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