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La salida de Cardoso dejó expuesto el peso de Sanguinetti en el gobierno y profundizó conflictos entre sectores colorados
Dirigentes de Batllistas, creado por dirigentes del Foro Batllista y de la Lista 15 para competir con Ernesto Talvi, consideran que la alianza no tiene futuro
El camino de Luis Lacalle Pou a la presidencia de la República tuvo varios mojones. Hitos que sirvieron como prematuros espaldarazos para ir allanando terreno y ganando aliados en la puja por el gobierno. En diciembre de 2018, tiempo antes incluso de las elecciones internas de los partidos, el expresidente y dirigente colorado Julio María Sanguinetti se encargó de marcar uno de ellos. Fue en el hall de la redacción de Búsqueda, en un debate organizado por el semanario que terminó siendo más bien un intercambio cordial de futuros socios. Allí por primera vez se hizo bien explícito que habría una alianza política. Se empezaban a tejer los hilos de una coalición con los colorados como actores secundarios. Y de alguna manera, el dos veces mandatario de Uruguay ungió al próximo. “Esta fue la charla entre un expresidente con un prepresidente”, profetizó Sanguinetti.
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Después pasó lo que pasó. Sanguinetti perdió las internas coloradas a manos de un outsider Ernesto Talvi que aparecía como la carta renovadora; Lacalle Pou ganó las suyas y alcanzó la presidencia. Sanguinetti se hizo cargo de la secretaría general del Partido Colorado. Talvi fue nombrado canciller. Talvi renunció a su cargo. Talvi abandonó la política. Y Sanguinetti quedó nuevamente como la referencia ineludible del aliado más importante de los blancos en el gobierno multicolor. El peso de Sanguinetti en la articulación de la coalición se hizo otra vez sustancioso y evidente.
Todo lo que sobrevino con el episodio del exministro de Turismo Germán Cardoso dejó más que expuesta una relación de dependencia que en los últimos días y ante un caso extremo se tornó incómoda en lo más alto de la Torre Ejecutiva.
El jueves 19, tras la segunda publicación de Búsqueda con información sobre la gestión de Cardoso, que incluía datos de expedientes que el ministro no le había mostrado al mandatario cuando se reunió para defenderse de la primera acusación y declaraciones del exdirector de Turismo Martín Pérez Banchero, en Presidencia sintieron que ya eran suficientes las tarjetas amarillas que venía acumulando el ministro, que ameritaba la roja de la expulsión. “Si fuera blanco ya estaba afuera”, comentó a Búsqueda una fuente de la Torre Ejecutiva esa misma tarde.
En la mesa chica del presidente Lacalle Pou había molestia porque Sanguinetti no daba señales. Una sensación de estar atados de manos en medio de un ruido que ganaba un inquietante volumen alrededor de un miembro del gabinete. El presidente esperó durante todo ese jueves que Sanguinetti lo liberara para determinar el cese del ministro. No ocurrió. Por la noche, Lacalle Pou tuvo que enfrentarse a los micrófonos en rueda de prensa. Fue la segunda vez que habló públicamente sobre Cardoso en dos semanas. Antes le había dado su respaldo. Ahora mostraba dudas. “No quiero ser aburrido pero quiero ser claro: hoy de mañana me levanté con la noticia de un semanario que supuestamente relata algunos hechos. (…) Cuando tenga toda la información van a tener la opinión y la decisión de gobierno”.
El viernes 20, con el rumor ya insoportable de que la suerte de Cardoso estaba echada, Lacalle Pou fue hasta la casa de Sanguinetti en Punta Carretas para agilizar el trámite. Ambos acordaron que el ministro de Turismo diera un paso al costado. En la noche, a la hora de los informativos, Cardoso anunció su renuncia con Sanguinetti parado detrás, en una sala de su casa.
El miércoles 25 el presidente dijo que si bien es un tema del gabinete, involucra directamente a la interna del Partido Colorado y por eso le pareció “lo más sensato y lo más lógico” que esa colectividad anunciara el cese de Cardoso primero y la asunción de Tabaré Viera después.
Germán Cardoso da una conferencia de prensa luego de renunciar a su cargo, en la casa de Julio María Sanguinetti. Foto: Daniel Rodríguez / adhocFOTOS
Viera, por su influencia y liderazgo en Batllistas, era la primera opción, y si bien su nombre comenzó a circular desde el viernes, su oficialización se alargó más de la cuenta porque debía resolverse quién ocuparía su lugar en el Senado, lo que terminó de complicar las tensas relaciones entre la Lista 15 y el sanguinettismo, ya desgastadas por el cruce entre Pérez Banchero y Cardoso.
Mientras que la Lista 15 entendía que lo lógico era que la definición la tuviera el primer suplente de Viera, Raúl Batlle (hijo del expresidente Jorge Batlle), en filas sanguinettistas interpretaban que debía dejar su lugar a quien seguía en la nómina de suplentes, Elena Grauert, y así respetar un supuesto acuerdo entre ambas partes de que cada uno de ellos debía tener un senador.
Para los dirigentes quincistas nunca existió un acuerdo por el cual debía haber un senador de la 15 y uno del sanguinettismo. Por lo tanto, estaba bien que Batlle ocupara una banca y su compañero de sector Germán Coutinho, la otra. “El acuerdo es la lista” al Senado de Batllistas, explicaron desde el sector.
Entre los quincistas también había otra preocupación, que circulaba en los grupos de WhatsApp el viernes, según constató Búsqueda. Temían que Batlle cediera su banca a Grauert y que la actual secretaria general de Antel también renunciara a su banca. Ese efecto dominó hubiese permitido que Cardoso asumiera como senador tras renunciar al ministerio.
Tras un fin de semana con el celular apagado, Batlle comunicó a su lista que aceptaba integrar el Senado. Si bien se especulaba con que el también exintendente de Rivera Marne Osorio pudiera asumir al frente del ministerio en caso de que Batlle comunicara sus intenciones de no renunciar a la banca, finalmente este hecho no alteró la designación de Viera y el sanguinettismo se quedó sin un senador.
El lunes, Sanguinetti anunció quién sería el nuevo ministro y reconoció que “hubo conversaciones” con la Lista 15, “en función de acuerdos que existían, pero nada se condicionaba a nada” y “se actuó con espíritu abierto, generosidad y fraternidad partidaria”. Luego expresó que los dos senadores que quedarán en las bancas —Batlle y el también quincista Coutinho— son “colorados y batllistas”, por lo que se siente “bien representado”. La decisión de designar a Viera no cayó bien en dirigentes sanguinettistas que no responden al exintendente, que consideran que en los hechos “se perdió un senador” a manos de la 15. Tampoco fue bien vista en algunos legisladores colorados, que consideran que la bancada de senadores quedó desguarnecida y con poca experiencia tras la salida de Viera.
El nombre de Viera ya había sido propuesto por el sanguinettismo en las conversaciones previas a la conformación del gabinete, pero para liderar los ministerios de Transporte y de Vivienda; sin embargo, esas carteras ya habían sido asignadas por Lacalle Pou para Heber e Irene Moreira, respectivamente. Cuando el sector supo que debía ocupar el Ministerio de Turismo, Viera declinó ocupar el cargo y se consideró que Cardoso, diputado por Maldonado desde hace 15 años, era el más apto.
En Batllistas hay quienes interpretan que el hecho de que Sanguinetti haya designado a Viera a pesar de la decisión de Batlle responde a una estrategia de bajar los decibeles del enfrentamiento con la Lista 15. Otras fuentes explicaron que fue Viera quien hizo valer su liderazgo en esa decisión. El actual ministro había sido la cara visible del otrora Foro Batllista en los últimos años, antes del retorno de Sanguinetti a la vida política, y además es la principal figura del partido en Rivera, el único departamento que mantienen los colorados desde hace más de 25 años.
Por lo pronto, a 14 días de la primera agrupación de gobierno de Batllistas, en la Lista 15 ven que la alianza con el sanguinettismo para enfrentar a Talvi en las elecciones de 2019 no tiene futuro. “Quedó claro que son dos cosas distintas y que cada cual va por su lado. El que busca hacer algo definitivo es Sanguinetti, que quiso hacer una agrupación de gobierno como un grupo solo, pero este episodio no ayuda”, dijo una fuente del sector. También dirigentes de Batllistas coincidieron en que el episodio “generó ruido” y terminó atentando contra la unidad del sector.