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Uruguay es en el plano internacional uno de los líderes en la defensa de los derechos humanos, sostiene Jorge Cardona, uno de los integrantes del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas. Por eso mismo le llama la atención cómo se trata a algunos niños y adolescentes en el país.
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Cardona —un español que integra el Comité desde 2011— terminó el miércoles una visita a Uruguay en la que se entrevistó con autoridades y recorrió algunos centros del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) y del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), dedicado a la atención de jóvenes que cometieron delitos.
Tras la recorrida, Cardona concluyó que en Uruguay hay centros de reclusión en los que se violan los derechos humanos y, en algunos de ellos, la situación en la que están los menores de edad es peor que la que vivieron quienes estuvieron presos durante la última dictadura (1973-1985).Y todo eso se da en una sociedad que “está de espalda a esa situación y por lo tanto permite esas violaciones a los derechos”, dijo a Búsqueda.
El objetivo de su visita fue hacer un seguimiento de las recomendaciones que realizó el Comité al Estado uruguayo en 2015. En ese informe, entre otras cosas, el organismo expresó su preocupación por casos de torturas y malos tratos a los que eran sometidos los adolescentes presos. El comité es un organismo encargado de hacer un seguimiento del cumplimiento por parte de los Estados que firmaron la Convención sobre los Derechos del Niño.
“La finalidad no es dar un tirón de orejas, no es juzgar, la finalidad es ayudar al Estado para que pueda cumplir las obligaciones que voluntariamente ha asumido”, explicó Cardona a Búsqueda.
Luego de recorrer el miércoles tres centros del Inisa y uno del INAU, Cardona reconoció algunas mejoras y destacó la labor de los funcionarios, pero fue lapidario al condenar la situación de encierro de los adolescentes y de institucionalización de niños de entre cero y siete años.
Uno de los lugares que Cardona visitó fue el Centro de Ingreso, Estudio y Derivación (CIED) del Inisa. En ese centro, construido hace poco tiempo, las “condiciones son absolutamente inaceptables. Su sola existencia es una violación de la Convención de los Derechos del Niño”, aseguró.
Cardona dijo que el edificio está “mal diseñado, está pensado como una cárcel” y que es “imposible que allí haya algún tipo de rehabilitación y reinserción”.
“Dudo mucho que las condiciones de los presos de la dictadura fuesen peores que las que tenían esos chavales esta mañana; y hoy Uruguay es un Estado democrático”, dijo. Ese centro debería ser “cerrado inmediatamente”, dijo, porque allí algunos adolescentes duermen en el piso y están encerrados prácticamente todo el día.
Luego visitó el Centro de Medidas de Contención (CMC), también del Inisa. Allí encontró problemas similares al CIED y criticó que los menores estén medicados.
En el centro de atención femenino, Cardona encontró algunas mejoras aunque señaló que “sigue teniendo deficiencias”.
El cuarto lugar que visitó fue un centro que atiende a niños de entre cero y siete años. Allí encontró 45 niños “institucionalizados que no tienen un entorno familiar”. Los que llevan más tiempo, relató, “tienen graves problemas de conducta”, que llevan a que estén medicados.
“Es muy triste estar viendo allí a los bebés que son tratados con mucho cariño, pero hay dos funcionarios para los once bebés. No da el tiempo para cogerlos en los brazos, solo darle el biberón y cambiarlos. Es cierto que van algunos voluntarios, pero estamos en el mundo de la caridad, no en el mundo de los derechos. Un centro de ese tamaño no debería existir. Lo único que compensa es el trabajo de la gente que está allí, que son buenos profesionales”.
El experto destacó que el nivel de vida en Uruguay ha crecido, pero dijo que se hace de “manera inequitativa”, ya que hay personas que están quedando “marginadas y la sociedad cada vez mira menos al que se queda afuera”.
El gran reto.
Cardona dijo que en su visita le recordó a las autoridades el “compromiso que adquirieron” al apoyar la Convención. “En el ámbito internacional Uruguay es líder en la defensa de los derechos humanos, entonces no pueden tener la esquizofrenia de olvidarlo en el ámbito interno”, afirmó.
El representante del Comité propuso cambiar el modelo de atención de los adolescentes que cometen delitos.Dijo que hay que tener en cuenta el contexto en el que vivieron, con familias desintegradas y problemas de consumo de drogas. Si luego a ese adolescente se lo encierra en un centro de privación de libertad, le están pagando “la matrícula en un máster de delincuencia”, aseguró. Por eso insistió en que se deben priorizar las medidas alternativas a la prisión y destinar más presupuesto a esa idea.
El “gran reto” para el Uruguay es el “cambio de mentalidad”, dijo. Y aunque eso lleva tiempo, hay que “empezar a hacerlo”, afirmó.
Esta idea la planteó el martes 27 en una actividad organizada por Unicef, la Cancillería y el Comité por los Derechos del Niño, entre otros. “El gran reto es que la sociedad uruguaya asuma que los niños son responsabilidad de la sociedad y no de los padres” o el INAU.
Planteó además la necesidad de tener más recursos para la atención de los menores infractores. En tal sentido relató una charla con el directorio del Inisa en la cual la presidenta, Gabriela Fulco, le contó que se reunió con el ministro de Economía, Danilo Astori, para pedirle más recursos. Si bien el ministro dijo que entendía la situación, le explicó que no había dinero.
“¿Es que el Ministerio de Economía no está obligado por la Convención de los Derechos del Niño?”, cuestionó Cardona, y prosiguió: “¿Él no es el Estado? ¿Solo importa la estabilidad presupuestaria? ¿Ha considerado la situación de vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes?”.