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    La “uberización” preocupa a los empresarios y provoca una discusión política sobre la regulación de servicios

    La tecnología que desplaza al hombre ha sido un tema recurrente en el género de la ciencia ficción, desde las novelas del escritor Isaac Asimov hasta películas como Matrix. El hombre reaccionando contra la tecnología ha sido, también, un asunto común en la historia, sobre todo cuando los avances atentaron contra los puestos de trabajo.

    La presencia mundial de la empresa Uber, que ofrece una aplicación tecnológica que permite a los particulares que tengan coches brindar servicios de transporte, despertó de nuevo la discusión. Y también generó, tanto en Uruguay —donde desembarcó hace dos semanas— como en otras partes del mundo, un debaterios y provoca una discusión política sobre la re igual de frecuente: ¿cómo y hasta dónde debe llegar la regulación del Estado?

    En la campaña presidencial de Estados Unidos, la instalación de Uber se convirtió en un símbolo de identidad política para quienes defienden el libre mercado, según una nota del “The New York Times” publicada en julio de este año.

    El candidato del Partido Republicano Jeb Bush, que aparece en una foto del periódico subiendo a un coche conducido por un chofer de Uber, piensa que la plataforma es la expresión actual del sueño americano, basado en la autosuficiencia. La demócrata Hillary Clinton, en cambio, piensa diferente y admite que la herramienta le genera suspicacia.

    Mientras que los que se ubican en el ala derecha del espectro político norteamericano ponen como ejemplo a Uber para argumentar que las leyes regulatorias han quedado obsoletas, el ala más a la izquierda lo visualiza como una muestra de que necesitan nuevas leyes laborales, aunque son cautos a la hora de criticar la aplicación por temor a perder votantes.

    El modelo de negocios presentado por la compañía, cuyo servicio fue prohibido en varias ciudades del mundo, puso de nuevo sobre la mesa cuestiones tan viejas como las leyes regulatorias, el futuro del mercado de trabajo, las responsabilidades de los empleadores y las virtudes de la tecnología. Y esa misma discusión se trasladó al terreno de los negocios.

    Un estudio de la empresa IBM indica que el fenómeno de la aparición de competidores hasta ahora “inusuales” en el mercado está dentro de las principales preocupaciones de los directivos de empresas, que consideran que la tecnología es la fuerza externa más importante que puede afectar sus negocios.

    La aparición de empresas que ofrecen plataformas digitales para acercar un servicio a los ciudadanos es una tendencia conocida como “uberización”.

    Antes de la llegada de este tipo de tecnología, el riesgo solía ser la aparición de un nuevo competidor que entraba en el mercado con un producto de mejor calidad o más barato. Ante esa situación, las ejecutivos respondían al desafío modificando su estrategia. Pero el escenario que enfrentan en la actualidad es más complejo y se ven “amenazados” por empresas de tamaño “más reducido” y “ágiles”, que no cargan con infraestructuras heredadas y tienen “modelos de negocio completamente distintos”, dice el informe, titulado “Redefiniendo los límites: conclusiones de la encuesta global a directores corporativos, consejeros delegados y alta dirección”.

    El estudio sostiene que el porcentaje de directivos que esperan enfrentarse a competidores ajenos a su propio mercado, como es el caso de las empresas de taxi frente a Uber, pasó del 43% en 2013 al 54 % en 2015. También revela que los ejecutivos de las empresas que tienen mejores resultados son los más dispuestos a apostar a las tecnologías cognitivas como “arma diferencial”.

    Este nuevo marco plantea un desafío y muchas de las compañías reconocieron sus dificultades para identificar los “retos inmediatos”. La respuesta para adaptarse al nuevo escenario, previeron, es cambiar la forma de relacionamiento que tienen con sus clientes, conocer sus necesidades y centrarse más en ellos como individuos.

    Para algunos expertos, la aparición de nuevos servicios que usan esas tecnologías aumenta la competencia en los mercados. “Siguiendo el principio básico de la libertad, estas nuevas tecnologías provocan efectos pro competitivos. Esto, como plantea la ley de defensa de la competencia, deriva en beneficios para los actuales y los futuros consumidores”, declaró a Búsqueda Juan Manuel Mercant, socio de Guyer & Regules, estudio que asesora a Uber en su arribo a Uruguay.

    Según dijo, la gran mayoría de las autoridades antitrusts “son las que han defendido la aplicación de estas nuevas plataformas”.

    “Lo único que provocan es que el mercado se abra, mejoren las opciones, la calidad de lo que viene y de lo que está. Son todas eficiencias económicas”, opinó.

    El sábado 7 de noviembre, el periodista Nelson Fernández escribió sobre el tema en su columna de opinión semanal de “El Observador”. En el artículo señaló: “Preocupa el esquema de razonamiento de algunas autoridades. Sin esperar un dictamen de los asesores jurídicos, sin considerar ventajas y desventajas, sin entrar a ver cuáles son las posibilidades de la irrupción de nuevos servicios vinculados a la tecnología, el reflejo es de ‘maldición de Malinche’; es decir, el de considerar a quienes ofrecen las plataformas digitales que acercan la demanda con la oferta como ‘unos malvados’”.

    Sobre el caso puntual de la aplicación para el transporte, observó: “Todo el debate sobre Uber ha eludido el protagonista que más debería interesar: el usuario, el consumidor, la gente”. Sugirió, además, que en la batalla de algunos individuos o corporaciones contra el avance de la tecnología, la historia demuestra que esta siempre sale victoriosa.

    Ese mismo día, en otro artículo del diario, el comisionado Javier Gomensoro, de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia —un órgano descentralizado que funciona en la órbita del Ministerio de Economía y Finanzas—, sostuvo que velará para que la regulación no se aplique como una excusa para “perpetuar un monopolio”.

    Gomensoro dijo que la presencia de una mayor oferta repercute en mejores precios, niveles de calidad y variedad del producto en cuestión. Otros artículos de prensa que defendieron a Uber se refirieron a los beneficios que trae la competencia y la mala calidad del servicio de taxi, que incluyen la incomodidad de las mamparas y los altos costos.

    El martes 3 de noviembre, en el programa “La mañana” de radio El Espectador, el director del Instituto de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la Universidad de la Empresa y columnista de Búsqueda, Guillermo Sicardi, debatió sobre esto con el presidente de la Gremial Única del Taxi, Óscar Dourado.

    La tecnología va cambiando los modelos de negocio y el derecho siempre corre de atrás a la realidad, dijo Sicardi, y criticó que el servicio de taxímetros esté “hiper regulado” por el Estado, de lo que solo se beneficia, precisó, un “grupo” de inversionistas.

    Sicardi se manifestó favorable a la tecnología porque, según dijo, defiende la libertad de comercio y los derechos del usuario a obtener mejores servicios. “Más que en el Estado confío en los consumidores eligiendo libremente, y ese es el terror que tenemos acá”, criticó.

    Para Dourado, sin embargo, Uber es “la ley de la selva” y una plataforma que “ataca” a todo el sistema de transporte, lo que incluye puestos de trabajo.

    Pero más allá de este caso, el empresario del taxi valoró que no toda la tecnología es beneficiosa. Cuestionó a las empresas que ofrecen plataformas digitales que, sin prestar el servicio directamente, conectan la demanda con la oferta. “¿Tienen el derecho de quedarse con el trabajo de otro”, planteó.

    Sobre el final del debate, refiriéndose concretamente a Uber, razonó: “Impedir esto no es una tarea de los trabajadores. Si el gobierno nacional, si los legisladores que tenemos en Uruguay, las organizaciones, instituciones del Estado, creen conveniente que esto prospere, la responsabilidad es de ellos, no de nosotros”.

    “Regular”.

    El diputado del Frente Amplio Alfredo Asti dijo a Búsqueda que los avances tecnológicos han “cambiado los escenarios” donde se desarrollaban determinadas actividades y que es muy poco recomendable que Uruguay quede fuera. Eso sí, enfatizó en que hay que “regular”.

    El subsecretario de Economía, Pablo Ferreri, dijo el miércoles 4 a El País TV: “El gobierno lo que busca no es coartar la libertad. Todas estas aplicaciones tecnológicas tienen que redundar en beneficios para los ciudadanos. Eso no puede ser coartado. Ahora, que cada uno pague los impuestos que le corresponda. Eso es parte de un Estado de derecho, es lo justo”.

    “Más allá de que luego otras instituciones públicas deban tomar decisiones sobre cómo regula y si admite o no servicios” como el de Uber, el gobierno nacional debe generar un “escenario de equidad y de que todos tributen los mismos impuestos”, añadió. Y apuntó: “La economía digital es algo que se viene a pasos agigantados. Y la forma de regularla, en el caso de la tributación y lo fiscal, son desafíos que existen en todo el mundo. Las principales discusiones tributarias a nivel mundial ocurren con la economía digital”.

    A mediados de julio, la Ciudad de México se convirtió en la primera de América Latina en diseñar una regulación pensando en Uber y en aplicaciones de este tipo.

    La reglamentación fue acordada por representantes de la empresa, los gremios de taxistas y las autoridades. Establece, entre otras cosas, que Uber pague al gobierno de la capital el 1,5% por cada viaje realizado a través de la aplicación y reglas precisas sobre las condiciones de los automóviles, informa una nota de “El País” de Madrid publicada el 16 de julio.

    La directora de comunicación de Uber en el Cono Sur, Soledad Lago Rodríguez, dijo a Búsqueda que se adaptarán a todos los impuestos y regulaciones que les imponga Uruguay.

    Explicó que Uber actúa dentro del llamado “comercio colaborativo”, que se basa en “conectar” la demanda con la oferta a través de la tecnología.

    En estos casos el intermediario es “neutral” y prácticamente carece de injerencia en lo que refiere a la prestación del servicio, explicó. Sobre la polémica que generó la aplicación en la mayoría de los 64 países donde funciona, agregó: “Lo que es nuevo genera resistencia”.

    La llamada “economía colaborativa”, en la que la tecnología asume un rol protagónico, parte de la base de que los individuos pueden transformarse rápidamente en una empresa, en un mercado en el que el demandante y el oferente cambian de rol según sus intereses.

    Las intendencias de Montevideo y Canelones advirtieron que, así como está planteada, la propuesta de Uber atenta contra las normas vigentes y, cuando los choferes que usen esta tecnología salgan a la calle en las próximas semanas, multarán y retendrán las matrículas. La empresa aseguró que seguirá adelante con su proyecto (Búsqueda Nº 1.840).

    La Cámara Nacional de Comercio y Servicios, en tanto, se posicionó a favor de permitir la entrada de este tipo de empresas tecnológicas, intermediarias en la prestación de servicios.

    Decir que no significa estar “ajeno” al mundo, opinó en diálogo con Búsqueda la asesora económica de la institución, Ana Laura Fernández. “Hay que enfrentar el problema, discutirlo, pensarlo. Si implica una adaptación del sector empresarial es positivo, y si implica un desafío de alguna reglamentación específica, hagámosla”, dijo.

    Sin embargo, alertó que el objetivo de abrir las puertas a las nuevas tendencias no puede ser el de “matar” a las empresas ya existentes. Hay que tener en cuenta que Uruguay tiene “velocidades distintas” a las de los países desarrollados. Por eso sugirió estudiar cada mercado para que no exista competencia desleal, como sucede con las importaciones sin el pago de impuestos a través de Internet.

    “Industria nacional”.

    La plataforma digital Airbnb, una aplicación de alquiler de casas a corto plazo que conecta a los dueños de inmuebles con personas que quieran arrendarlos, también ha generado la resistencia de empresarios del rubro en el que se ha instalado.

    El presidente de la Cámara Inmobiliaria de Uruguay, Gabriel Conde, dijo a Búsqueda que en el sector inmobiliario hay portales que ofrecen arrendamientos temporarios que no tributan, por lo que son una competencia desleal para los operadores formales que sí lo hacen.

    En lo que pareció ser un anticipo a la llegada de Airbnb, y también de Uber, el gobierno nacional incluyó un artículo en el proyecto de presupuesto quinquenal —que fue aprobado en Diputados y está siendo analizando en la Cámara de Senadores— para poder aplicarles impuestos.

    A su vez, el gobierno solicitó a la Dirección General Impositiva (DGI) gravar a los productos de servicio streaming —distribución digital de contenidos audiovisuales por Internet—, tales como Netflix, informó “El Observador” el 1º de octubre.

    Netflix es una compañía estadounidense que, a cambio de un pago mensual de U$S 9,99 con tarjeta de crédito, habilita a ver series y películas en Internet. La Asociación Nacional de Broadcasters Uruguayos había presentado un pedido a la DGI que solicitaba que esa empresa fuera gravada por su actividad en Uruguay. La oficina recaudadora manifestó su voluntad de avanzar en se sentido, y comunicó que también intentará gravar a la empresa Spotify, el servicio de música por streaming más popular del mundo.

    La Cámara Antipiratería del Uruguay, por otra parte, hizo una denuncia para bloquear el sitio argentino Cuevana, que ofrece películas gratuitas en Internet.

    La gremial argumentó que intenta frenar el funcionamiento de esa empresa porque atenta contra la ley de propiedad intelectual. “Perjudica a toda la industria nacional: distribuidoras, videoclubs y los cines. Todos los nichos de mercado se ven afectados”, dijo el presidente de la gremial, Fernando Couto, según publicó “El Observador” el martes 3.

    En un seminario titulado “Regulación de la convergencia y sociedad: las agendas posibles”, realizado el viernes 6, el ex director de la Dirección Nacional de Telecomunicaciones Sergio de Cola opinó que la regulación en Internet es “muy difícil” porque no existe un control central. Para él, no obstante, la regulación en ese campo es totalmente necesaria.

    Para el ex jerarca, la convergencia digital, que implica la posibilidad de acceder por medio de una misma plataforma a distintos contenidos multimedia, es un producto no de la tecnología en sí misma sino del avance del capitalismo.

    El cambio se siente en varios sectores de la economía. La plataforma uruguaya de delivery Pedidos Ya se instaló en varios países de América Latina y llevó la “uberización” al terreno gastronómico, que se suma al rubro audiovisual, el inmobiliario y el del transporte en la avanzada de la tecnología por transformar al mercado de trabajo una vez más en la historia.

    Información Nacional
    2015-11-12T00:00:00