En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Hubo más de una decena de aplausos, de esos espontáneos e intensos que surgen desde un auditorio que está bien complacido con lo que escucha. Así transcurrió, con un público amable y celebratorio, la exposición del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, en el primero de los almuerzos de este año de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM) en el Hotel Radisson.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Quedó claro que el presidente está sacudiéndose de los hombros el polvo de los escombros del caso de su excustodio presidencial Alejandro Astesiano. Con la causa judicial cerrada, con una filtración de chats que ha cesado en parte su goteo diario de revelaciones incómodas, en el gobierno asumen este episodio como algo que ya pasó. Lacalle Pou lo entiende de esta manera y no se ha cansado de transmitirlo a su entorno y a la opinión pública. Un caso cerrado para él. Pero uno que fue un cimbronazo a su gestión y que incluso minó su confianza.
Ahora, después de un fin de 2022 bien complicado en Presidencia, el mandatario parece volver por sus fueros. Y busca el apoyo en terreno amigo. A tres años del inicio de su administración, que coincide con el comienzo de la pandemia mundial por el Covid-19, Lacalle Pou fue en el primer tramo de su discurso ante empresarios y dirigentes políticos hacia una zona de confort, la que valió halagos y reconocimiento internacional: su gestión de crisis ante el avance de la enfermedad. Tras una introducción donde detalló el camino que ha recorrido la coalición, se preguntó: “¿Cómo hago para representar a la mayor cantidad de uruguayos en nuestras decisiones?”. Y puso un ejemplo de esto, durante “las horas más difíciles del gobierno”, cuando a 10 días de la pandemia soportó una “presión social y política muy importante” para decretar una cuarentena obligatoria. “Ahí primaron mis valores y mis principios de libertad. Yo no estaba dispuesto a que Uruguay se encerrara y violentar la libertad individual en esos momentos”. El primero de los aplausos. El segundo fue cuando pasó un “mensaje”, cortito, como al pasar, y dijo que “gracias a la Ley de Urgente Consideración (LUC)” había récord de adopciones por segundo año consecutivo.
El presidente señaló en varios pasajes de su alocución que quería hacer hincapié en la “confianza, la certidumbre y la esperanza”. “Esos sentimientos que nos impulsan”.
Repasó logros en políticas sociales y apeló a su clásico “no dar un uruguayo por perdido”.
Hizo algunos anuncios durante el almuerzo. Quizás el más sorpresivo, más fuera de agenda, fue su intención de poner “proa” rumbo a la salud mental y las adicciones en la próxima Rendición de Cuentas. “Es el gran desafío que tenemos por delante”, dijo. Tercer aplauso. “Después agarramos la calculadora”, agregó mirando a la ministra de Economía, Azucena Arbeleche.
Después, como lo hizo el 2 de marzo en el Parlamento, enumeró algunos logros de gestión y reflexionó: “Cuidado de los dineros públicos desde el punto de vista del Estado, atención a los más vulnerables con un Estado presente y fuerte, obra pública con dinero de la gente que se le devuelve bien administrado en obras necesarias”. Y lanzó: “Ta, como que te pasaste de socialdemócrata, ¿no? Capaz que a alguno le gusta”. Y tras una pausa, dijo: “Estaba hablándole a usted, presidente”, en alusión al exmandatario Julio María Sanguinetti, que escuchaba a Lacalle Pou en una de las mesas del salón. Otro aplauso, el cuarto. Y los comensales no habían llegado aún al plato principal.
Lacalle Pou y la oposición
Al promediar su discurso, que se extendió por algo más de 45 minutos, volvió a hablar de la confianza, la certidumbre y la esperanza atadas a un “fuerte apoyo al sector privado”. Destacó el aumento de jornales y empleados en la construcción y aclaró que no están relacionados directamente con las obras en UPM. Luego empezó el momento de algunas chicanas a la oposición. Celebró que unas horas antes se haya votado por unanimidad en el Parlamento las rebajas impositivas decretadas días atrás. “La verdad sería para récord Guinness que no se vote por unanimidad una baja de impuestos en el país”. Quinto aplauso. Uno de los empresarios repetía sonriente en su mesa: “Qué hijo de puta. Es un gran hijo de puta”, mientras batía palmas. “Me gusta que aplaudan porque a casi todos ustedes seguramente no los van a beneficiar, seguramente a sus empleados, pero a ustedes no los beneficia”, lanzó el presidente. Otro aplauso.
Un tema central y esperado por los invitados al almuerzo era la reforma previsional y la de educación. Lacalle Pou dijo que su gobierno tiene “coraje” para embarcarse en esos dos proyectos que son “necesarios y urgentes”.
Sobre la reforma de seguridad social, afirmó que durante la discusión parlamentaria se consultó “a todo el mundo”.
“Todo el que quería decir algo fue y lo pudo decir”. Y por eso, insistió, está convencido de que hay que votar la reforma para generar “confianza y certidumbre”.
“Coincidimos con un analista político que dijo que no cree que tenga costo político no votarla. Si yo fuera analista político, diría que el costo político lo van a pagar los que no la sigan, sabiendo que hay una reforma de la seguridad social que es necesaria”, chicaneó.
En una de las mesas, sentados uno al lado del otro, estaban el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, y el intendente de Canelones, Yamandú Orsi. El presidente los miró. “No le pido ni a Fernando, ni a Yamandú ni a nadie que me conteste, pero estoy seguro de que están deseando que la reforma de la seguridad social la aprobemos nosotros, así no les dejamos eso a ustedes”, aseguró.
“Todos los partidos políticos que aspiran a ser gobierno y los candidatos van a estar aliviados si se aprueba esta reforma”, enfatizó.
Lacalle Pou cerró hablando de algunos temas internacionales. Confesó que “no es muy optimista” en llegar a un acuerdo con la Unión Europea, pero que tiene “una vela prendida” a las gestiones del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Hubo espacio para preguntas. La última, formulada por uno de los periodistas invitados por la organización, fue una posición sobre la posibilidad de reelección presidencial. “Nadie es insustituible”, respondió. “Si personalizamos un gobierno en una persona, no le hace bien ni al país, ni al sistema político, ni al partido y menos a una persona que se va a creer que es tan importante”. Y ahí fue el último aplauso.