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Fueron días intensos. Una semana de viajes continuados con breve escala en Uruguay. El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, comenzó su derrotero el domingo 10 de setiembre. Ese día partió rumbo a Santiago para estar presente en la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, invitado por el presidente de ese país, Gabriel Boric. Y de ahí, de inmediato, se fue a Francia. Otra invitación de un jefe de Estado. Estuvo junto con el presidente francés Emmanuel Macron durante varias horas. Además de una reunión en el Palacio del Elíseo, en París, vieron juntos el debut de la selección de rugby Los Teros en la apertura del mundial de ese deporte en la ciudad de Lille. Compartieron el palco oficial. En ambos encuentros, con más o menos protocolo, aprovecharon a intercambiar sobre asuntos en común entre los dos países.
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Fuentes de Cancillería destacaron en diálogo con Búsqueda la importancia de esas horas de Lacalle Pou en compañía de un líder mundial como Macron. No hubo declaraciones públicas. Ambos se expresaron por las redes sociales. Se habló de un tema largamente postergado y con escasos avances: el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea. Fue una declaración de buenas intenciones sin nada concreto, coincidieron distintas fuentes del gobierno. Francia mantiene con celo la política de protección de su industria agropecuaria y es uno de los países del bloque europeo que más reparo presenta a una alianza comercial.
Pero antes de esto, la primera actividad en la agenda del presidente en tierra francesa fue un encuentro con más de 130 empresarios de distintos rubros. El mandatario y los integrantes de la delegación uruguaya se reunieron con emprendedores vinculados al mundo de las finanzas, de la energía, del sector automotriz y también del rubro alimentario, área estratégica donde se busca la promoción de la carne uruguaya.
Tras su viaje por Chile y Francia, el presidente pisó suelo uruguayo por unas horas.
El sábado 16 estuvo en el cierre de la muestra ganadera y agroindustrial Expo Prado. Escuchó los discursos del presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Patricio Cortabarría, y del ministro de Ganadería, Fernando Mattos. Participó en distintas entregas de premios. Se sacó decenas de selfies con militantes. Y al otro día voló a Estados Unidos. Lo esperaba la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York.
Lacalle Pou junto a Emmanuel Macron viendo Francia y Los Teros. Foto: AFP
Libertad responsable de exportación
El discurso de Lacalle Pou en la ONU fue sobre la noche uruguaya del martes 19. Habló por unos 10 minutos. Insistió con algunas de sus marcas registradas en cada espacio que tiene en el exterior ante líderes mundiales. Condenó la invasión de Rusia a Ucrania. Y avanzó: “También quiero coincidir con el secretario general de las Naciones Unidas y alzar la voz contra los populismos autoritarios que empobrecen sus pueblos, que vulneran los derechos humanos, condenando así a las generaciones actuales y las generaciones futuras”.
Y reclamó una autocrítica. “Una vez más quizás en este ámbito debemos hacer un mea culpa, porque muchas veces la ausencia de una reacción contundente y eficaz de la comunidad internacional ha profundizado o no ha evitado estas situaciones”.
El presidente aprovechó a sacar fuera de fronteras un concepto que ha sido un eslogan de su administración y que está asociado a la pandemia por coronavirus. Esta vez lo usó para referirse a la integración internacional. Dijo que tiene que haber una “libertad responsable internacional”.
“Está claro que nuestro bienestar como países independientes está indisolublemente vinculado al bien común. Esto hay que saberlo, hay que aceptarlo y, por supuesto, actuar en consecuencia”, reflexionó. “Uruguay no viene a mendigar ni a hacer reclamos exagerados. Simplemente apelamos a la libertad responsable internacional. Queremos que se actúe con justicia. Si hacemos las cosas bien, que se actúe en consecuencia. Y eso significa nada más y nada menos que mejorar el acceso a oportunidades”, enfatizó.
En su discurso machacó sobre la idea de que hay un “pecado” en “hacer las cosas bien”, lo que traducido significa que al lograr determinados estándares internacionales Uruguay y otros países pequeños “quedan afuera del acceso de determinada cooperación, de determinado sistema de preferencia, de determinados instrumentos de relacionamiento comercial muy importantes”.
Lacalle Pou expuso ante el mundo algunos temas domésticos. Definió a Uruguay como un país con “finanzas públicas ordenadas”. Destacó que la inflación es la “más baja de los últimos 18 años” y valoró las “reformas urgentes” que llevó adelante su gestión. Aludió a la transformación educativa y a la reforma de la seguridad social.
Durante la asamblea en Nueva York se habló largo y tendido sobre el cambio climático y los objetivos de desarrollo sostenible de los países. “Pertenezco a un país que se ha dado a sí mismo la denominación de Uruguay Natural. Entre otras cosas hoy las energías renovables en nuestro país superan el 98%, tenemos una importante reforestación, tenemos procesos productivos sostenibles”, afirmó. Y abogó por un “sistema de premios y castigos” de acuerdo a los parámetros establecidos en el Acuerdo de París para enfrentar el cambio climático. “No solo en la vocación de sancionar el incumplimiento, sino de premiar a quien tiene procesos que son amigables con el ambiente, que son sostenibles”, argumentó. En ese sentido cuestionó el “escaso poder coercitivo” del derecho internacional. Y dijo que “no se aplica la misma vara para las potencias” que para el resto de los países.