La educación ha sido uno de los temas de debate más importantes en los últimos años. Con altos niveles de deserción y repetición, varios gobiernos intentaron revertir esos procesos con magros resultados.
El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) “no va a estar al servicio ni del gobierno, ni de la oposición ni de los sindicatos”, dijo su director ejecutivo
La educación ha sido uno de los temas de debate más importantes en los últimos años. Con altos niveles de deserción y repetición, varios gobiernos intentaron revertir esos procesos con magros resultados.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáUno de los indicadores que más polémica ha generado al respecto del estado de la educación uruguaya es el de las pruebas internacionales PISA, que se realizan cada tres años a estudiantes de 15 años y de las que Uruguay participa desde 2006. Los resultados de la evaluación del 2009 demuestran que al menos un tercio de los alumnos uruguayos que participaron están “en virtual exclusión académica”, es decir que no alcanzan ni siquiera el mínimo nivel de desempeño en ninguna de las áreas que evalúa la prueba.
Para varios dirigentes del oficialismo estos resultados no son válidos, ya que se compara con “países desarrollados”, mientras que otros entienden que marcan una realidad “preocupante”. Algunos entienden que el país debería retirarse de esos sistemas evaluativos.
Pero para Pedro Ravela, director ejecutivo del flamante Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed), las pruebas PISA “son muy importantes”, porque “el modo en que PISA define qué tipo de cultura científica, tipo de lectura, o manejo matemático tiene que tener un joven en el día de hoy es muy bueno y por eso Uruguay tiene que participar”.
Para Ravela, profesor de Filosofía y magíster en Ciencias Sociales, es “la relevancia” de los aprendizajes que evalúa PISA lo que la hace válida, independientemente del lugar que ocupe Uruguay frente a otros países.
“Lo que PISA evalúa es relevante porque es lo que los jóvenes deberían aprender”, dijo en una entrevista con Búsqueda quien fuera también director del Instituto de Evaluación Educativa de la Universidad Católica.
Es precisamente esa relevancia en los aprendizajes una de las cosas que el Ineed procurará evaluar en las aulas del sistema educativo uruguayo.
“No cualquier aprendizaje es importante. Uno puede poner pruebas donde al alumno le va muy bien pero lo que se evalúa no le sirve para nada en la vida”, agregó
Creado formalmente en octubre del año pasado, el Ineed tiene como función elaborar informes bianuales del estado de la educación y promover una “mejora de la calidad de la enseñanza” mediante el aporte de información “rigurosa, transparente e independiente”, un trabajo en el que apelarán a la cooperación, aunque saben que van “a recibir palos de los dos lados”, porque de las cosas que digan “muchas le van a resultar incómodas al gobierno y otras tantas a la oposición”.
—¿Cómo analiza la situación actual del sistema educativo y sus sistemas de evaluación?
—Hay dos tipos de evaluaciones, la de alumnos y la de aprendizajes: en el terreno de la evaluación a gran escala lo que tiene la ANEP es el sistema de evaluaciones en línea. Es un buen sistema, pero por el modo en que es utilizado no sirve para dar una visión de cómo van evolucionando los aprendizajes de los alumnos a lo largo del tiempo.
La idea del Ineed es, sobre esa misma evaluación, tomar una muestra representativa para reportar cada cierto tiempo cómo van evolucionando los aprendizajes.
Es una de las demandas de la opinión pública cuando se presentan los resultados de la evaluación en línea; la pregunta es: ¿mejoramos o no? Entonces pretendemos armar una respuesta que pueda dar cuenta periódicamente de estos aprendizajes.
Hasta ahora las evaluaciones han estado enfocadas principalmente en matemáticas y lectura. Nos parece importante también evaluar las ciencias sociales y otros aprendizajes vinculados al aspecto más actitudinal y de valores.
En otros terrenos, como evaluación de los docentes, hay camino para mejorar. Las herramientas y el modo de proceder en ese terreno viene incambiado desde hace muchos años.
—¿Qué cambios se podrían hacer en la evaluación docente?
—Hay que tener una mirada más amplia del trabajo docente, mirando con más detalle el tipo de tareas que el docente les pone a los alumnos, qué tipo de evaluaciones les pone, si apuntan a evaluar el grado de reflexión o si solamente requieren que el alumno sepa de memoria y repita cierto tipo de cosas.
—¿Cómo se define la calidad de la enseñanza?
—Hay dos grandes aspectos en la calidad. Uno es que todos los estudiantes estén en el sistema y que esto implique que uno adquiere una serie de conocimientos que sean relevantes para lo que es la vida de la persona en la sociedad. Para mí es muy importante esto: no cualquier aprendizaje es relevante.
Uno puede poner pruebas donde al alumno le va muy bien pero lo que se evalúa no le sirve para nada en la vida. Entonces hay que mirar el conjunto de la información que el estudiante recibe.
La otra parte es de qué modo se llega a esos resultados. Calidad tiene que ver con los procesos que ocurren dentro del sistema. Hay que ver otras cuestiones, como las condiciones edilicias y el entorno físico y su influencia en el trabajo educativo. Eso también es educación de calidad: que tengan un espacio adecuado para ese trabajo.
También hay que tener en cuenta cómo se distribuyen los aprendizajes. Hay una importante desigualdad entre los alumnos que tienen mejor desempeño y los de peor desempeño. Este es uno de los graves problemas que tiene Uruguay.
—¿Qué aporta la evaluación en cuanto a la mejora educativa?
—La evaluación no produce la mejora. Lo que el INEEd se propone es no limitarse a ser un productor de informes muy bonitos, publicarlos y listo. Lo que definimos es ser un espacio de articulación y discusión en torno a las políticas educativas con el resto de los actores.
—Mencionó que una parte de la calidad es la inclusión de todos en el sistema educativo. Eso no sucede hoy en día…
—Es uno de los objetivos a cubrir. Hay que analizar qué se hace con los rezagados. Pero donde quiero hacer hincapié sobre la calidad es en las condiciones laborales de los docentes. Si lo que se busca es que los alumnos reciban una formación mejor y aprendan cosas relevantes, eso pasa por lo que ocurre todos los días en el aula y para que eso sea de mejora continua es muy importante analizar cómo vemos el trabajo docente. Pocas veces se tiene en cuenta que el trabajo docente excede al que se hace en el aula.
—El organismo se presenta como un instituto independiente. Eso implica mostrar datos y situaciones que no agraden a las autoridades de la enseñanza. ¿Cómo piensa lidiar con esa problemática?
—Todo lo que hagamos siempre va a estar en un fuego cruzado. En educación hay un doble juego: por un lado todos coinciden en que hay que hacer políticas de Estado, pero al mismo tiempo es objeto de discusión político-partidaria. Siempre habrá varias posiciones; los que gobiernen querrán defender sus acciones y la oposición intentará criticar lo que entienda mal.
Como instituto tenemos claro que tenemos que poner un abanico de información con claros y oscuros: en esto se prometió y se cumplió, en estas parcialmente, en estas no se avanzó nada.
Probablemente vamos a recibir palos por los dos lados, ya que de las cosas que digamos muchas le van a resultar incómodas al gobierno y otras tantas a la oposición.
El Ineed no va a estar al servicio ni del gobierno, ni de la oposición ni de los sindicatos: la idea es que se pueda poner determinada información relevante sobre la mesa y que se discuta en base a ella. Buena parte del papel que el Ineed puede jugar depende de cómo defienda y demuestre su transparencia.
— ¿Cuál es su valoración de las pruebas PISA?
—Son muy importantes. El modo en que PISA define qué tipo de cultura científica, tipo de lectura o manejo matemático tiene que tener un joven en el día de hoy es muy bueno, y por eso Uruguay tiene que participar. Estoy convencido de que es muy importante que estemos allí, porque lo que PISA evalúa es muy importante, es relevante porque es lo que los jóvenes deberían aprender.
No tiene sentido preocuparse por el lugar que se ocupa en comparación con otros países. Toda la discusión de si es o no injusto que estemos por detrás de los países desarrollados no importa. Lo importante es cómo vamos logrando que nuestros alumnos adquieran esas habilidades que no tienen. Es obvio que siempre estaremos detrás de los países más desarrollados, pero eso no quita que miremos lo que se puede mejorar.
También es cierto que la calidad de la educación no se puede medir de manera absoluta con los datos de PISA. Los resultados te dan un dato en tres áreas, pero no es lo único que hay que mirar, eso es cierto. Igual yo no puedo descalificar un mecanismo por lo que no evalúa, tengo que mirar si lo que evalúa es relevante, y lo es.
—¿En ese sentido, qué tan preocupante es que un tercio de los alumnos uruguayos de PISA 2009 se encuentre en “virtual exclusión académica”?
—Es muy preocupante. Nos pone delante de un desafío muy importante, donde el punto clave es cómo pensamos y organizamos el trabajo de los docentes, a lo que le agregaría el ciclo básico, que es la etapa más complicada.
Tenemos que modificar esa situación del 30% que no llega a un desempeño básico, a lo que hay que agregarle que hablamos de un porcentaje de chicos que hacen la prueba PISA, pero a esa altura del ciclo básico (15 años) hay un 15% que ya desertaron y que no están en el sistema.