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En el campo, la mayoría de los asalariados son hombres, dos de cada tres tienen como máximo nivel educativo primaria completa y el 30% no están registrados en la Seguridad Social, cifras peores si se lo compara con otros sectores de la economía. La mejora significativa de los salarios y una reducción importante de la pobreza son la contracara de la situación que vivieron los trabajadores rurales entre 2006 y 2014, según el anuario 2014 de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa).
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En 2013, la actividad agropecuaria empleó 245.000 trabajadores, lo que representó alrededor del 14% del total del empleo nacional. Esta cifra incluyó todas las actividades que se desarrollan en la fase primaria del campo, lo que implicó los servicios ganaderos que se prestaron en el predio y los puestos generados a partir de la agroindustria y el comercio, señala la Opypa.
La fase primaria explicó el 75% del total del empleo generado por el sector, lo que, en términos nacionales, representa en el entorno del 9% del empleo. Dentro de esta fase, a su vez, la pecuaria explica más de la mitad de los puestos de trabajo.
El estudio de la Opypa, que depende del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, fue realizado a partir del procesamiento de los datos recogidos por la Encuesta Continua de Hogares en el período que comprende del 2006 hasta 2013. Los servicios de transporte y de comercio minoristas —que están vinculados a la actividad agropecuaria— no fueron incluidos.
Los puestos de trabajo vinculados al campo fueron iguales a los del 2006. En 2010, en tanto, se registró un pico donde las cifras fueron superiores.
La mano de obra del sector presentó algunas características, como el elevado nivel de la presencia masculina. El 80% de los ocupados en las actividades agropecuarias son hombres. Asimismo, estos trabajadores tienen escasa formación formal, que se mide en función de los logros educativos. De hecho, solo dos de cada tres personas tienen como nivel máximo alcanzado primaria completa. Aunque entre 2006 y 2013 se registró una mejora en este sentido, el progreso fue menor que en el resto de los sectores de la economía.
En un futuro, si apunta a seguir creciendo la disponibilidad de mano de obra puede ser considerado como uno de los cuellos de botella, señaló Cortelezzi.
También se detectó un envejecimiento relativo de la mano de obra agropecuaria. Si bien este punto es transversal a los distintos sectores de la economía uruguaya, en el campo esta tendencia es más significativa, explicó en una charla virtual la economista Ángela Cortelezzi, una de las encargadas de llevar a cabo la investigación. Todas estas características que se pudieron identificar implican una “serie de desafíos”, dijo la especialista.
Por otro lado, mientras que entre 2006 y 2013 todos los sectores de la economía experimentaron un avance en la calidad del empleo, en el agro no hubo “mejoras sustantivas”, indicó la especialista.
En 2013, el no registro de los asalariados a la Seguridad Social en la economía en su conjunto alcanzaba el 25%; en el campo supera el 30%.
Avances
Como uno de los factores que mejoraron la situación de los trabajadores del campo el informe de la Opypa destacó la recuperación real de los salarios entre 2006 y 2013. Este cambio estuvo vinculado a un incremento del salario mínimo establecido. A su vez, también hubo un progreso en los salarios medios —que incluyen otros factores como tickets—, que incrementaron anualmente a un promedio del 7% en el período estudiado. Asimismo, el sector presentó una baja salarización, dado que en 2013 solo la mitad de ellos se encontraban en situación de dependencia.
Asimismo, otro de los logros resaltados por el organismo fue la “sustantiva reducción” de la pobreza en el sector, si se mide esto a través del método del ingreso. Mientras que en 2006 los asalariados que se ubicaban debajo de esta línea giraban en el entorno del 30%, en 2013 el porcentaje fue de 7%, lo que representa en el entorno de las 10.000 personas. Las condiciones de pobreza están concentradas en los servicios ganaderos y agrícolas, en la forestación, en la pesca y en la horticultura. “Ahí es donde observamos las mayores incidencias”, comentó Cortelezzi.
La mayor afectación de la pobreza, en tanto, está enfocada en los trabajadores independientes, que no tienen predios propios ni trabajadores en relación de dependencia.
