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Entre las unidades ejecutoras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la Dirección General de Casinos (DGC) es de las pocas que, por la naturaleza de sus cometidos, posee un régimen presupuestal propio de los entes del dominio comercial e industrial del Estado y se maneja con una gestión de tipo empresarial. Como muchos rubros, el de las apuestas sintió el impacto en el empleo y la incertidumbre económica que causó la crisis por el Covid-19; a eso se agregó la clausura temporal de las salas, que pegó en la recaudación, por lo que la repartición dio pérdidas el año pasado, algo inusual. Y con el empuje de los contagios que hubo a comienzos de 2021, durante más de 100 días volvió a no recibir apostadores, otro golpe al balance del ejercicio en curso.
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Sumando los dos períodos con casinos y locales de esparcimiento cerrados, fueron 250 días sin actividad, en una emergencia sanitaria que ya se aproxima al año y medio; van 538 días a hoy, jueves 2. Para muchos visitantes frecuentes de las salas y adictos al juego, el contexto de la epidemia les agregó angustias (ver recuadro).
Los hipódromos, otro ámbito de apuestas con el que tiene relación la DGC —por el lado de la promoción del turf y la supervisión del juego—, también estuvieron parados algún tiempo durante la emergencia por la epidemia. En 2020 se realizaron menos reuniones hípicas (hubo 82) y carreras de caballos (855), con lo que disminuyeron los montos apostados (rondaron los $ 600 millones) en relación a los años previos. Con el intendente blanco Carlos Moreira como anfitrión, el presidente Luis Lacalle Pou siguió las competencias desde la baranda del coloniense Hipódromo Real de San Carlos, el feriado del 25 de agosto pasado, cuando se reactivó el Sistema Nacional Integrado de Turf (las pistas de Colonia, Cerro Largo, Florida y Paysandú).
En medio de esta etapa compleja en lo comercial, la DGC continuó achicando su plantilla de personal —al igual que otras áreas del Estado, a partir del decreto del nuevo gobierno que limitó la reposición de parte de los cargos vacantes por jubilación o fallecimiento—, que a julio pasado quedó por debajo de los 1.000. En efecto, en respuesta a un pedido de acceso a la información pública de Búsqueda, referido a varios aspectos de la gestión, el organismo indicó que la progresión fue la siguiente: 1.184 en 2011, 1.149 en 2014, 1.060 en 2019, 1.028 en 2020 y 990 funcionarios al término del séptimo mes de 2021.
Apuestas y gastos
Apenas decretada la emergencia sanitaria, las salas dejaron de recibir público, lo que se extendió por cuatro meses y medio (del 15 de marzo al 5 de agosto de 2020).
El balance público de la DGC muestra que sus ingresos primarios provienen, principalmente, de la venta de fichas para participar en los juegos de azar. A su vez, de los $ 4.671 millones que le entraron en 2020 por todo concepto relacionado con la explotación de los casinos y salas de esparcimiento, los slots aportan una porción sustancial ($ 3.868 millones). Hubo baja en la recaudación también por la comercialización de fichas de ruleta (que totalizó $ 476 millones), de punto y banca ($ 175 millones), blackjack ($ 122 millones), póker ($ 450.835) respecto a la prepandemia; también se desplomaron las inscripciones en torneos ($ 4,8 millones) y las propinas bajaron a casi la mitad ($ 24 millones), surge de las planillas entregadas a Búsqueda.
En 2020 hubo operativos 3.110 slots bajo el sistema tradicional y 1.660 en el llamado régimen “mixto”, por el cual un inversor privado cede en arrendamiento los locales, bienes muebles, instalaciones y servicios periféricos necesarios para que la DGC explote las salas, recibiendo un pago a cambio. Según el detalle consignado en la respuesta al pedido de información, las salas en el desaparecido diario El Día de 18 de Julio y Yaguarón (406) y la del Montevideo Shopping (343) —ambas de Hípica Rioplatense— tienen el mayor parque de máquinas; le sigue el Victoria Plaza (264).
Incluyendo las entradas por rubros ajenos a la explotación de los juegos y ajustes contables, los ingresos globales del ejercicio pasado fueron $ 4.725 millones, es decir, unos US$ 112 millones convertidos al tipo de cambio interbancario del año pasado.
A la vez que hubo una afectación por el lado de los ingresos, la repartición abatió algunos gastos y también ejecutó mucho menos inversiones que en 2019 (US$ 13,5 millones). En 2020 destinó unos US$ 650.000 a equipamiento y repuestos para las salas, insumos de informática, cartelería y en “medidas contra incendio”.
Los servicios y otros suministros, y los gastos de personal, explicaron la mayor parte de los egresos, que totalizaron $ 5.880 millones.
El resultado del ejercicio fue una pérdida de $ 1.155 millones (US$ 27,5 millones). En 2019 la DGC había dado utilidades por $ 1.661 millones (U$S 47,1 millones). Son montos chicos comparados con los que aporta la Dirección General Impositiva a la caja del Estado: unos $ 250.800 millones netos de devoluciones de tributos en enero-julio de 2021.
La utilidad bruta de los casinos estatales con relación al número de funcionarios —uno de los ratios usuales usados por la repartición como indicador de desempeño del negocio— arrojó el peor número desde 2011.
Por otro lado, la utilidad líquida de la DGC (ya descontados los importes del presupuesto de inversiones, del presupuesto operativo y las transferencias) se distribuye entre una serie de beneficiarios, según una asignación prevista en varias leyes. El principal es Rentas Generales —el propio Estado—, que percibe el 59,1% de todos los establecimientos, salvo el casino del Victoria Plaza y los que se instalaron en 2001-2004. Algunos de los otros perceptores de las ganancias de la repartición, cuando las tiene en años normales, son el Ministerio de Turismo y el Instituto Nacional de Alimentación.
Al inicio del actual período de gobierno y en varias ocasiones posteriores Búsqueda pidió entrevistas con el director para que informe sobre la gestión que lleva adelante y sus planes para la DGC, pero hasta el momento el MEF no autorizó a concederla. Una situación similar se da con jerarcas de otras reparticiones de la cartera.
