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En tiempos que dominaba en forma absoluta el mundo del golf, Tiger Woods solía repetir que si un jugador no ganaba al menos uno de los cuatro Majors del año, no podía considerar que había tenido “una buena temporada”. Es que en realidad los cuatro campeonatos que conforman el Grand Slam tienen un significado especial para el mundo del golf. Más allá de los resultados, que siempre importan, y de las bolsas de premios, cada vez mayores (este año repartieron entre los cuatro la friolera de US$ 50 millones), estos son los torneos que todo golfista quiere ganar. Una victoria en uno de ellos representa el ascenso a la mejor historia de este deporte.
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Muchos de los jugadores que integran la elite golfística mundial hace tiempo que no juegan por dinero, sino que buscan la gloria, quedar registrados en la historia del golf. Por ello, dedican una preparación especial para los cuatro “grandes”, además de marcar sus calendarios y preparaciones con base en la fecha de estos cuatro torneos. Son estos los campeonatos que determinan la consagración o frustración de cada golfista, los cuales, incluso, pueden llegar a marcar el resto de sus carreras como profesionales. A lo largo de la historia, son varios los casos que se han dado en este sentido.
Ningún golfista ha logrado un Grand Slam de Golf, lo que implica ganar los cuatro Majors en una misma temporada. Ellos son el Masters de Augusta, el Abierto de los Estados Unidos, el Campeonato de la PGA y el British Open. Lo más cercano fue lo de Tiger Woods, quien ganó los cuatro pero en dos años, fueron tres títulos en el 2000 y uno en el 2001. En tanto, Jack Nicklaus es el mayor ganador hasta el presente con 18 Majors, seguido por Tiger con 15 triunfos.
Masters de Augusta
Cada Major tiene particularidades que lo destacan. El Masters, por ejemplo, es el único “grande” que se juega desde su edición inaugural en 1934 en la misma cancha, el espectacular trazado del Augusta National Golf Club. El hecho de tener un escenario fijo le da al Masters un simbolismo especial. Se trata de un campeonato único, con reglas propias, al cual se accede solo a través de una invitación del comité organizador. El Masters a mediados de abril reúne a los mejores golfistas del mundo en el entorno espectacular brindado por una cancha diseñada por Alister MacKenzie. Augusta es el saco verde, símbolo de victoria, es la presencia intangible del mejor aficionado de todos los tiempos, Bobby Jones, uno de los creadores del prestigioso campeonato.
En la edición de este año, el norteamericano Scottie Scheffler fue la gran figura, tomando la punta en la segunda vuelta para no abandonarla más, en un hecho poco frecuente en el historial del certamen. Con gran determinación ganó el primer Major de su carrera, consolidándose además como el número uno del mundo.
PGA Championship
La Professional Golf Association (PGA) tiene por costumbre fijar canchas de primerísimo nivel para la disputa de su campeonato más importante, el cual se juega desde 1916. Esta edición no fue la excepción, ya que el campo del Southern Hills Country Club de Oklahoma ha recibido hasta el momento siete Majors. En esta oportunidad el chileno Mito Pereira llegaba como líder del torneo al hoyo final, necesitando un par en ese capítulo para quedarse con la gloria y sumarse a los argentinos Roberto De Vicenzo y Ángel Cabrera como únicos latinoamericanos ganadores de Majors.
Sin embargo, en un final increíble, un terrible doble bogey del chileno en ese hoyo dejó el título al alcance de Justin Thomas y Willy Zalatoris, quienes definieron el certamen en un playoff jugado a tres hoyos, con victoria final para Thomas. Había salido siete golpes detrás del líder para terminar ganado el campeonato en una de las mayores remontadas en la historia de los Majors.
El US Open
La principal característica de este certamen es la forma en la que la United States Golf Association (USGA), entidad organizadora del torneo, presenta las canchas que reciben a su torneo insignia, hecho que se repite en cada edición. “El US Open es el mayor desafío para un golfista”, es el lema de la USGA. Un denso rough a ambos lados de los fairways, posiciones de banderas complicadas al máximo y una velocidad de los greens que llegan a “enloquecer” a los protagonistas son algunas de las exigentes condiciones. En el Country Club de Brookline, el inglés Matthew Fitzpatrick logró su primer Major y entró en la historia grande del golf. En el 2013, Fitzpatrick había ganado el US Amateur en esa misma cancha, distinción compartida con el más grande golfista de todos los tiempos, Jack Nicklaus.
El Abierto Británico
En el emblemático trazado del Old Course de Saint Andrews, conocido como “la cuna del golf”, se jugó a mediados de julio la edición 150a del British Open, el torneo de mayor tradición y jerarquía del mundo. El australiano Cameron Smith obtuvo a los 28 años su primer Major. En una clara demostración de jerarquía cerró el torneo con una espectacular tarjeta de 64 golpes, ocho bajo el par del Old Course. “Esta victoria en el British Open me llevará a pasar a otro nivel en el golf mundial”, declaró Cameron, con la Claret Jug en sus manos en la entrega de premios, demostrando la enorme importancia que encierran estos torneos en el golf mundial.
