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Los pocos dirigentes “jóvenes” que crecieron en política advierten que para poder ascender en los partidos hay que “patear puertas”
Una investigación señala que el interés de los uruguayos de entre 18 y 29 años por la política es menor que el del resto; Cánepa, Lacalle Pou y Amado dijeron que se les encomiendan tareas que los “desalientan”
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Si sos joven la tarea asignada es dedicarse a las “banderas, pegotines” y a “repartir volantes”, pero nada de meterse en “la cocina” de los partidos políticos, ese lugar cerrado donde se toman las decisiones importantes. Esa convicción, sumada al “imaginario” de que “las listas están hechas tres meses antes”, de que “el que pone plata va segundo y el que no, va quinto”, así como la “lógica de la juntada de votos”, son factores “tóxicos” que “desalientan” la participación y militancia de los jóvenes en la política.
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Esa es una de las conclusiones que plantearon el miércoles 19 el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa (Frente Amplio), y los diputados Luis Lacalle Pou (Aire Fresco) y Fernando Amado (Vamos Uruguay) durante la presentación del libro “La participación política de los jóvenes uruguayos”, de Ignacio Zuasnábar y Pablo Mieres.
La investigación tomó como base encuestas y entrevistas a jóvenes dirigentes políticos, y profundizó sobre el grado de participación y de interés en la política de los jóvenes uruguayos, así como en sus convicciones democráticas y las fuentes de las que obtienen información política.
Fernando Amado
Entre las conclusiones, los autores señalan que “los jóvenes parecen algo menos interesados en política que los mayores”. “En efecto, mientras que en el conjunto de la población una de cada tres personas manifiesta tener bastante o mucho interés en la política, este porcentaje se reduce a una quinta parte entre los jóvenes”, indican los autores del libro.
“Cuatro codazos”.
“Meterte en una organización política (implica soportar) los cuatro codazos en las costillas, uno en la nariz, cuatro frases de que esto es un tema de jóvenes, entonces te apartan como ganado abichado y te dicen: banderas y pegotines. Y cuando tenemos un chiquilín que sin perjuicio de la edad es una persona que sabe, que entiende, es muy difícil que en nuestro Uruguay gerontocrático tenga un ascenso y que esté con posibilidades”, reflexionó Lacalle Pou ante los presentes.
Su colega colorado Amado añadió que “el factor cocina desalienta, porque es algo tóxico de la política”. Cuando se sumó a la militancia del Partido Colorado en 2002 —un momento en que “el Partido se caía a pedazos”— su generación tuvo “una oportunidad histórica”, pero “ni (los ex presidentes) Julio María Sanguinetti ni Jorge Batlle” la “hicieron fácil”.
“La primera gran complicación fue tratar de hacer las elecciones juveniles que hoy son a padrón abierto. (...) Al principio lo que querían los ex presidentes y dirigentes nuestros era que fuera por cuota política de los sectores. Esa fue una gran batalla que hubo que dar en la interna para que cada uno se presentara y sacara el voto que pudiera”, contó el legislador.
A su turno, Cánepa reconoció que se trata de un hecho que “desmotiva”, aunque consideró que el problema real es “la enfermedad de inmediatez” que tienen “fundamentalmente los más jóvenes”. “Si no hay resultados ya, me frustro inmediatamente y la frustración me lleva al rechazo del sistema en principio. Voy a militar por Fernando, por ejemplo. Pero, ah no, yo quiero estar en los lugares que se manda, y si no estoy al mes: ¿ya me están cocinando? Ni tanto, ni tan poco”, opinó.
“Invento”.
Durante su presentación, el prosecretario de la Presidencia afirmó que a lo largo de su vida ha sido “bastante antijoven”, porque considera a las organizaciones específicamente dedicadas a jóvenes como “una trampa” para que estos no tomen decisiones.
“Yo siempre fui bastante antijoven, desde chico. Nunca quise militar en la juventud política, milité en la Universidad de la República, estaba vinculado a un sector pero siempre milité directamente con la organización política del partido. Para mí la juventud siempre fue un invento para que los jóvenes no incidan en las decisiones”, remarcó Cánepa.
“Dedicate a la juventud. ¿Qué significa eso? Dedicate a temas de jóvenes. ¿Y cuáles son los temas de jóvenes? El gran error es el tema de los jóvenes. Porque son demasiadas cosas al mismo tiempo, como dice el libro”, añadió.
Precisamente, en el texto se hace hincapié en que “la juventud” —una franja etaria que en Uruguay engloba a quienes tienen entre 18 y 29 años— está integrada por varios subconjuntos y que, por ejemplo, los jóvenes se diferencian por su nivel educativo o socioeconómico.
Amado también enfatizó sobre el punto. “Por ejemplo, existe una movida joven en el tema carnaval, con la murga. Ahora, cuando a la gente se le pregunta con qué ritmo se identifica, la murga obtuvo apenas el 5%. Es decir, los jóvenes que están en la onda murguera son solo un subconjunto, aunque quizás con cierto interés de por medio se quiera vender que todos están en la misma”, señaló.
Asimismo, “los jóvenes que participan en política son un sector, de la misma manera, y se representan a sí mismos y no al conjunto”, agregó.
Cánepa apuntó que no cree “tan necesario que todos los jóvenes se interesen en la política”. “Ni creo que sea sano para la sociedad que todos los jóvenes se interesen en la política partidaria y en la política en general. Lo que es necesario es que se mantenga la construcción de legitimidad del sistema”, precisó.
“Esquizoide” e “hipócrita”.
Al asegurar que los jóvenes sí se informan de “las cosas que pasan en el país” y que hasta “tienen cierta orientación ideológica” —el 40% afirma ser “de izquierda”— Amado comentó: “Aquí están jugando otro tipo de factores más generales de la visión crítica de la política, que pesan en el desinterés”.
A su juicio es “hipócrita” el relacionamiento de los jóvenes con la política. “Primero, no es que no me gusta, es que me gustaría tener los privilegios que tiene la política, desde los sueldos altos hasta sentirse importante. Algo típico de la envidia clásica uruguaya que creo que también juega acá”, opinó. Añadió que se es “hipócrita” cuando se habla “de la calidad de la política, que solo hay enfrentamientos, que el debate es bajo”, cuando “los debates de la ciudadanía, por ejemplo en las redes sociales, reflejan una calidad tan baja que en todo caso no se sabría dónde está la diferencia para quejarse”.
Lacalle Pou, en tanto, analizó que el problema de los partidos políticos para acercarse a los jóvenes es que no son atractivos, puesto que son percibidos como instituciones antiguas. Puso como ejemplo el nombre del órgano de dirección de su colectividad — el Honorable Directorio del Partido Nacional— y aseguró que las estructuras partidarias necesitan “un lifting”. “Depende mucho de nosotros la cercanía con el electorado”, subrayó.
“Patear la puerta”.
La clave, coincidieron los participantes de la presentación del libro, está en que los jóvenes aprendan a que deben “patear la puerta” si quieren hacerse un lugar en los partidos políticos o en la política en general.
“La única manera que los jóvenes tienen para abrirse camino es pateando puertas. Pateándolas fuerte. Pero hay que tener un equilibrio para que no te maten antes”, advirtió Amado.
Cánepa fue un poco más allá al afirmar que “no hay que pedir permiso”. “Ni la política se hace con la cédula de identidad, ser joven no significa más que eso, que una visión y conciencia generacional, pero me parece que lo más importante es que en política en este país todos quieren jóvenes, pero cuando llega el momento, si no se peinan canas, las opiniones no valen tanto”, opinó.
Según planteó, hay “una generación de la salida de la dictadura que hizo un ritual de esperar en todos los partidos políticos”, pero eso puede cambiar en los próximos años porque hay “una generación de los 40 años que tiene muy claro que hay que asumir la responsabilidad del momento histórico”. “En esto no hay que esperar, hay que actuar, y saber hacerlo en el momento justo”, concluyó.