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La escena parece la de una película de ciencia ficción. El sol de febrero al mediodía rebota en el asfalto y hace que todo parezca pesado, pegajoso. No hay mucha gente en las calles, pero sí se ve a personas ataviadas con astronáuticos mamelucos blancos, las caras cubiertas con aparatosas máscaras para respirar y mochilas con mangueras en sus espaldas. En algunos edificios y casas tocan la puerta y piden permiso para entrar. Los vecinos salen, hacen preguntas, quieren saber qué pasa. Es lunes 15 y en el barrio Pocitos varias brigadas de la Intendencia de Montevideo están fumigando para matar al mosquito Aedes aegypti, vector transmisor de la enfermedad del dengue.
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Dos días antes, en la tarde del sábado 13, el Ministerio de Salud Pública (MSP) confirmó oficialmente el primer caso de dengue autóctono. Después de 100 años sosteniendo el pesado rótulo de país libre de la enfermedad —el único en la región además de Chile— una mujer se infectó con el virus dentro de Uruguay. No había viajado al exterior en los últimos meses. Un mosquito picó a alguien que llegó al país con dengue, luego la picó a ella y le transmitió el virus. Así se comienza una epidemia. Ese mismo sábado, minutos después del anuncio oficial, un equipo de funcionarios del MSP recorrió la zona donde se reportó el primer caso autóctono, en el barrio La Mondiola o Pocitos Nuevo. Los funcionarios fueron casa por casa. Identificados con chalecos grises y verdes inspeccionaron los patios para descartar que hubiera recipientes con agua estancada que favorecen la proliferación del insecto. Y también revisaron a las personas que podrían presentar síntomas de dengue. Si había tenido fiebre alta, fuertes dolores de cabeza o dolor en las articulaciones, era un paciente sospechoso. De ese rastrillaje se recogió una sola muestra de sangre que ya tuvo resultado negativo, dijeron a Búsqueda fuentes del MSP.
Tras la aparición del primer caso el ministro de Salud Pública, Jorge Basso, informó vía telefónica al presidente Tabaré Vázquez. El contacto se produjo el sábado 13, pero antes ambos ya habían mantenido una charla sobre el tema. Ahí Basso le transmitió las probabilidades “altas” de que apareciera un caso en Uruguay. También lo había advertido en declaraciones a la prensa. El presidente se mostró interesado, no solo por su calidad de primer mandatario, sino por su profesión de médico, dijeron a Búsqueda fuentes del gobierno. Le consultó cómo estaban trabajando y solicitó que se realice un informe en el próximo Consejo de Ministros, realizado el lunes 15. Según los datos del MSP, desde enero hasta la fecha se analizaron 118 muestras, nueve de las cuales dieron positivas para dengue importado y una para dengue autóctono. Las últimas muestras estudiadas han descartado la aparición de más casos autóctonos y esa es una situación que le resulta extraña a los epidemiólogos del MSP. Por lo general ocurre que tras la confirmación del caso autóctono se dispara el brote. Según fuentes sanitarias, se manejan varias hipótesis para que esto no haya ocurrido, inclusive que las muestras que fueron enviadas al Centro de Control de Infecciones en Puerto Rico vuelvan con resultado negativo. “Es algo raro, pero puede pasar”, dijo una de las fuentes.
“Sin pánico: el cáncer mata más”.
El lunes 15, mientras la brigada de la Intendencia fumigaba la zona de Pocitos y en los medios de comunicación se hablaba de que comenzaba a escasear el stock de repelentes, el dengue y el mosquito fueron temas en la primera mitad de la reunión del gabinete. El ministro Basso hizo un breve informe verbal, una puesta a punto de la situación. Vázquez respaldó las acciones y pidió que lo mantengan al tanto de los avances. Y al mismo tiempo reclamó que el tema se maneje con “suma responsabilidad”. La preocupación de Vázquez era un sola: que no se genere “una especie de estado de pánico” por la presencia de la enfermedad en Uruguay. “En primer lugar porque como país estamos preparados. Pero a su vez, porque en definitiva se muere más gente por cáncer de pulmón por causa del tabaco, que por el dengue. Así que hay que trabajar en que la gente deje de fumar también”, dijo el presidente reiterando su preocupación por el consumo de humo de tabaco en la sociedad uruguaya, según comentaron a Búsqueda varias fuentes del Poder Ejecutivo. Las consecuencias del tabaquismo es un tópico recurrente en el jefe de Estado. Ya quedó claro en su primera Presidencia, cuando inició la campaña antitabaco y decretó la prohibición de fumar en lugares cerrados. En el actual período también insistió cuando en su discurso ante la Asamblea de la ONU remarcó la necesidad de combatir al cigarrillo. Allí dijo que el tabaquismo es “una brutal pandemia como nunca antes la humanidad conoció”.
Contingencia.
La actividad en el MSP ha sido frenética desde que se confirmó el caso autóctono. El lunes 15, la subsecretaria Cristina Lustemberg acompañó a los equipos de fumigación para informar a los vecinos sobre cómo prevenir la enfermedad y —en especial— cómo tener a raya al mosquito Aedes Aegypti. Las autoridades sanitarias insisten que la fumigación es una medida puntual y poco efectiva. Lustemberg les explicó a los vecinos que, además, con el tiempo la fumigación excesiva vuelve más resistente al insecto. Lo que importa es descartar cualquier recipiente que contenga agua y sirva como depósito de huevos y criadero. Con la fumigación se mata al mosquito adulto, mientras que en cualquier lugar con agua estancada se están generando cientos de nuevos mosquitos.
El martes 16, el ministro Basso se reunió con 80 directores técnicos de hospitales y mutualistas con la idea de activar el plan de contingencia y unificar protocolos de atención.
Ayer miércoles 17, Basso tuvo un encuentro con los farmacéuticos y con los decanos de las facultades de Ciencias, Medicina, Enfermería y Agronomía. Las autoridades sanitarias se preparan para enfrentar una epidemia.
Álvaro Fajardo, magíster en Ciencias Biológicas y especializado en dengue, dijo a Búsqueda que “lo más esperable” es que haya un brote de la enfermedad. “Ese mosquito que picó y transmitió la enfermedad, pudo haber picado a más personas en ese lapso de cinco días que demora en incubar el virus. Y ahí es como se empieza a dar un brote”.
Para Fajardo, y lo dice como investigador, ahora es clave coordinar acciones con el MSP para empezar a estudiar cuál es el tipo de dengue que empezará a circular en el país. “En nuestro laboratorio tenemos la capacidad de determinar qué características genéticas tiene el virus, cotejar con los otros de la región, e interpretar de dónde vino el virus”, remarcó. Hay cuatro tipos de dengue (se los nombra coloquialmente como 1, 2, 3 y 4), que varían muy poco entre sí. Fajardo insistió que los cuadros clínicos que se pueden presentar dependen de un factor importante: qué tipo de dengue es el que circula. “Si te infectaste con el 1, adquirís anticuerpos e inmunidad contra ese tipo de dengue. En el futuro te infectas de nuevo con el 1 y no vas a tener la enfermedad porque tu sistema inmune reacciona bien y lo defiende. Si te infectas con el 2, 3, o 4 hay un mecanismo por el cual los anticuerpos que fueron generados contra el 1 pueden ayudar a infectar mayor número de células y se puede complicar. Un gran porcentaje de dengue severo está asociado con estas infecciones secundarias”, destacó. En la Facultad de Ciencias aún no tienen las muestras como para ponerse a estudiar el tema. Según dijeron a Búsqueda fuentes sanitarias, tras la reunión de ayer miércoles entre el ministro y la academia, se acordó que los investigadores locales recibirán las muestras.
