—Pero las cifras que da Sánchez son reales. Hay un aumento en la cantidad de gente en situación de calle.
—A ver, hace 20 años que hay un aumento sostenido y una aceleración de la gente en la intemperie.
—¿Y cómo se frena eso?
—Atendiendo las causas. Porque vos podés ser muy eficiente en una intervención con personas que ya están, con toda la complejidad que tiene. Pero, si en este momento está saliendo una persona de la cárcel y no tiene una contención y para en la calle, por más exitosa que sea la política de recuperación, la ineficiencia en interrumpir las causas hace que te siga acumulando. Lo mismo sucede con la salud mental. Y después la articulación: no son temas para abordar solamente por una institución por la complejidad que tienen y porque las causas se deben atender de forma coordinada y articulada. Acá hay un proceso de políticas nacionales que claramente no se puede medir su impacto en el corto plazo, con una tendencia de 20 años, y con las circunstancias que atravesó este período. Las políticas que estamos generando son con una mirada a mediano y a largo plazo.
Fachada del Mides
—Y usted, como ciudadano de a pie, más allá de ministro, ¿no ve más gente en situación de calle? Por fuera de las chicanas políticas, hay una sensación, una idea instalada de que esto es exactamente así.
—Pero sacale lo de la sensación. Los relevamientos dieron evidencia de los aumentos. Va mucho más allá de la percepción. Está comprobado por los relevamientos desde que se mide hace 18 años. Acordate, los dio Búsqueda, la carta de Daniel Martínez en el 2018 a la entonces ministra de Desarrollo (Ana Olivera) con la preocupación por las personas en situación de calle. Yo no hago cuestión de que cada uno pueda expresarse. Ahora…, a veces son incoherentes las posiciones, porque desde el lado del Frente Amplio, durante muchos años, se promovió la cultura de que vivir en la calle es un derecho…
—Eso lo dijo, o sugirió, Fabiana Goyeneche…
—Que era la directora de Desarrollo de la Intendencia de Montevideo. Cuando vos lo promovés como un derecho, que es lo más fácil verlo como un derecho, y se instala durante mucho tiempo, queda medio incoherente que los que no se escandalizaron con este tipo de expresiones hoy resulta que les impacta. Aparte, las contradicciones también se ven en otras cuestiones. Por ejemplo: cuando una persona está en situación de calle por consumo de sustancias psicoactivas y genera un riesgo para sí y para terceros, para mí hay que hospitalizarla. Promovimos un proyecto de ley que tiene media sanción. El Frente Amplio votó en contra de eso. Entonces, ¿qué pasa cuando vos salís de tu casa y ves una persona en situación de calle y equipos del Mides van cuatro, cinco, seis veces y esa persona se niega y consume sustancias psicoactivas que puedan producir un riesgo para sí o para terceros?
—¿Qué pasa?
—Para mí, hay que hospitalizar. Y por eso actúo en consecuencia.
—¿Esas situaciones son muy frecuentes?
—El domingo pasado me llegaron tres casos. No solo es muy común. El último relevamiento te dice que el 92% de personas a la intemperie declaró que consume sustancias psicoactivas. ¿Entonces qué hacemos ante esa evidencia?
—¿Qué hacemos?
—Bueno, para mí, en los casos de núcleo duro, que generan inconvenientes con una cantidad de vecinos en muchas circunstancias, a mi juicio, hay que actuar. Porque, si no, no tenés marco normativo, salvo la aplicación de la “ley de faltas”, que es más un enfoque represivo.
—¿Y usted no quiere un enfoque represivo?
—No, yo digo que hay que ir a fondo. Pero, si aplicás la “ley de faltas”, que la tenemos y hay que aplicarla, es responsabilidad de la Intendencia de Montevideo y del Ministerio del Interior. El Mides no tiene facultades coercitivas; el nuestro es un enfoque social. Lo que sí promovemos, y es un enfoque bien social, es compensar a la persona en un centro de salud, y una vez que está compensada que pueda pasar al proceso de salud mental con la intervención de un juez. Obviamente tiene su complejidad. Y hay que seguir diversificando las respuestas en las líneas que venimos haciendo. Pero siempre insistimos en lo mismo: paciencia y perseverancia. Paciencia porque el resultado en lo genérico es imposible de pensar que es de un día para el otro. Y perseverancia porque es la conducta que hay que tener para no dar una persona por perdida.
—Usted dice “paciencia y perseverancia”. Pero no hubo paciencia y perseverancia cuando, antes de llegar siquiera a la mitad de su gestión en el Mides, el presidente Luis Lacalle Pou removió a Pablo Bartol, que supuestamente venía con ideas innovadoras para atacar la pobreza, y lo puso a usted en su lugar, quizás para ser más ejecutivo. ¿Se está logrando?
—Primero, si limitamos un ministerio como este a un área de una dirección, creo que no estamos dando el enfoque correcto. El Mides es el Instituto de Alimentación, el Instituto de la Juventud, Inmayores, Inmujeres, el Sistema de Cuidados y Discapacidad, son las cooperativas sociales, las transferencias, es la primera infancia. La gestión de un ministerio no es en un tema específico, es mucho más genérico. Y los temas que estamos abordando no son de una sola institución sino un trabajo en red. Hay unas cuantas instituciones que trabajan para dar una respuesta integral. Ahora que se viene trabajando en toda esa respuesta integral no tengo ninguna duda de que vamos en la dirección correcta. Pero es una situación que viene desde hace 18 años, con la complejidad que generó la pandemia; en un ministerio que tiene que dar una contención social e integración de programas la dirección que se está adoptando es la correcta. No hago referencia en torno a cambios que tienen que ver con una decisión de presidente —no me corresponde a mí— y mucho menos hago referencia a Pablo Bartol, a quien respeto y aprecio.
—Está claro que se buscó un perfil más político.
—No me corresponde a mí evaluarlo. A mí me toca trabajar en el Mides, y es lo que hago dando todo de mí a diario.
—Parte de la impronta en la gestión fue eliminar muchos contratos con organizaciones sociales y asociarse con privados, ¿cómo evalúa eso hoy?
—Positivo. El cambio de las ONG (Organizaciones no Gubernamentales), donde se excluyeron como intermediarios en territorio, llegó a que pasamos de 10 horas por equipo por semana a 30 horas por técnico por semana. Hay un fortalecimiento territorial. Creamos el programa Accesos y excluimos a las ONG intermediarias y se aumentó 60% la retribución mensual de unos 1.000 participantes.
—Se conocieron nuevos datos de la pobreza infantil…
—No, no se conocieron nuevos datos de la pobreza infantil.
—Salieron publicados en El Observador: uno de cada cinco menores de seis años es pobre.
—No, hay que corroborar con el INE (Instituto Nacional de Estadística). Y el INE en el último dato semestral no dio por franjas de edades. Yo desconozco eso que salió publicado, de dónde es la fuente, cuál es el análisis que se hizo. El INE lo que comunicó es que no se iban a dar datos por edades. El último registro por edades es el que pertenece al segundo semestre de 2022. Si comparás segundo semestre de 2022 con segundo semestre de 2019, a pesar de la pandemia, etc., es menor la pobreza en la franja de cero a seis que en el segundo semestre de 2019. En el segundo semestre de 2022 fue 16,5 % y en el segundo semestre de 2019 fue 17,9%. Hay que ver la estacionalidad y, cuando se tengan todos los datos por el que se mide oficialmente la pobreza, se harán las conclusiones y los análisis correspondientes.
—Pero, con los números que hay hoy arriba de la mesa, ¿qué análisis hace?
—Se viene llevando adelante un programa de Primera Infancia que tiene que ver con la captación temprana. La pobreza depende de muchos factores. La pobreza mide ingresos. El trabajo del Mides va mucho más allá de lo que es la pobreza monetaria, tiene que ver con lo multidimensional. Y el Mides está trabajando a fondo por la llegada de servicios y una mayor accesibilidad que contengan situaciones de vulnerabilidad independientemente de lo monetario. Con el bono social Mides-UTE, que es el acceso a energía eléctrica en hogares vulnerables con un 80%, 90% de bonificación, ya son 151.121 hogares que están pagando entre un 10% y un 20% de la energía eléctrica. Ahí se alcanza lo multidimensional. La llegada de servicios se alcanza. La recarga de supergás al 50% superó los 200.000 hogares. Se dan herramientas para enfrentar con mayores fortalezas las diferentes circunstancias. El Mides tiene que tener una visión general, una visión de todo.
—Usted anunció que en marzo abandona su cargo en el Mides para dedicarse de lleno a la campaña electoral. ¿Esto quiere decir que está conforme con su gestión para dejar su función un año antes?
—El presidente estableció una premisa que comparto, que es la incompatibilidad entre una gestión como el Mides —que absorbe— y una campaña electoral. Yo me dedico a la actividad política. Creo en esta actividad y en los procesos. ¿Por qué entiendo que en el 2024 mi lugar es atravesando la campaña? Porque es absolutamente necesario un nuevo gobierno de la coalición. Por eso considero que mi aporte para el país es estar en la primera línea para colaborar en la campaña. Es estar en ese lugar antes que en cualquier otro. Si la gestión de un ministerio depende de una sola persona, es porque esa persona no hizo bien las cosas. Acá hay un equipo de primer nivel.
—¿Cómo imagina la campaña?
—Bien. Creo que cuando la ciudadanía tenga todos los elementos para la reflexión se va a dar un nuevo período de gobierno de la coalición. Primero, porque ha demostrado capacidad de respuesta ante imprevistos y complejidades. Y que, a pesar de eso, se realizaron transformaciones. La gente por un lado va a ver el peso de una coalición que vino a ordenar y supo dar respuestas a la adversidad al tiempo que avanzó muchísimo en la agenda de temas muy importantes para el país. Y del otro lado tenemos la peor versión del Frente Amplio desde su nacimiento.
—¿Por qué es la peor versión del Frente Amplio?
—Porque no hay liderazgos. De los que están activos no hay liderazgos. ¿Quién lidera hoy al Frente Amplio? No tiene conducción. Y porque además el formato de oposición que eligió desde el primer momento fue en pensar en la próxima elección. Creo que el contraste es muy fuerte. Entre los hechos del gobierno y un Frente Amplio que se opone pero que no da alternativas. Es una oposición que no genera una opción. Lo vemos con la reforma de la seguridad social. No tienen claro ni qué postura tomar en torno al plebiscito ni cuál es el plan alternativo. ¿Qué va a hacer el Frente Amplio con los artículos que quería derogar de la Ley de Urgencia? ¿Qué va a hacer con la reforma educativa? En la mirada país tenemos, de un lado, una dirección clara y, del otro, una profunda incertidumbre.
—¿Le costó mucho la elección de su candidato, apoyar a Álvaro Delgado?
—Fue natural. Creo, sin lugar a dudas, que de todo el elenco Álvaro es el que tiene las mayores características para continuar este proceso. En cualquier escenario, Delgado-Orsi, Delgado-Cosse, es un candidato mucho más sólido, que ya demostró que sabe gobernar, que es una figura que supo atravesar circunstancias de adversidad, que está permanentemente en contacto con los ministros de las diferentes acciones que se están impulsando.
—Su nombre, su posible candidatura, fue una opción arriba de la mesa de los blancos. ¿Cómo lo vivió?
—En el Ministerio de Desarrollo Social.
—Y ahora también suena su nombre para la intendencia de Montevideo.
—Hasta marzo, abril, estoy 100% focalizado en el Mides. Después, las propuestas, desafíos o diferentes escenarios se analizarán oportunamente.
—¿No le seduce la idea de ser el candidato de la coalición multicolor para competir por Montevideo?
—Me seduce la idea de seguir trabajando con todo en el Ministerio de Desarrollo Social.