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Cuando todavía no había sido votado como presidente del Club Nacional de Football, José Decurnex insistía en la necesidad de que la institución virara un poco del fútbol y se enfocara también en la responsabilidad social, con políticas a largo plazo para beneficiar a la comunidad e indirectamente generar arraigo en la institución. En campaña electoral, a fines de 2018, hablaba de crear una escuela y una fundación que imitara a clubes internacionales cuya expansión va más allá de una cancha. “Aprendí que hay que copiar a los exitosos”, decía este ingeniero con más de 20 años de carrera en la tecnológica IBM. Entre esos modelos estaba River Plate de Argentina, que en 1982 creó un instituto educativo que hoy tiene 1.500 alumnos en inicial, primaria, secundaria y estudios terciarios.
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La semana pasada Nacional dio su primer paso en ese camino al abrir las inscripciones para el Centro Educativo Los Céspedes, que ofrecerá el primer año de Formación Profesional Básica (FPB) de la UTU dentro de la ciudad deportiva del club, al norte de Montevideo. En diálogo con Búsqueda, Decurnex afirmó que, aunque “todavía es un poco prematuro” para imaginar un desarrollo como el de River Plate, sí es un comienzo. “Se trata del primer centro de este tipo en un club profesional de Uruguay. Es un desafío interesante porque el fútbol en Nacional compone el 99% de las cosas, pero parte del fortalecimiento de un club es tener raíces profundas en la sociedad. Nacional es un club enorme que casi siempre estuvo metido en sí mismo. Este impacto social va a cambiar para bien a toda la institución”, aseguró.
El FPB es uno de los cursos de la Dirección General de Educación Técnico-Profesional (conocida como UTU debido a su denominación anterior), que permite a adolescentes desvinculados del sistema acreditar en tres años el ciclo básico de educación media mediante una formación profesional práctica en determinadas orientaciones. En Los Céspedes se dará el FPB Deporte y Recreación, que permite obtener un conocimiento básico de las distintas prácticas deportivas y recreativas.
Con una construcción nueva ubicada al costado de la cancha de fútbol femenino, Nacional se encarga de la infraestructura y el mantenimiento diario, mientras que la UTU otorga los contenidos, el equipo docente y las certificaciones formales de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP). Las clases comenzarán cuando el gobierno disponga el retorno de la presencialidad en todo el sistema educativo, suspendido por la pandemia. Este año habrá 30 alumnos de entre 14 y 16 años para cursar el primer grado; la intención es sumar en 2022 y 2023 los otros dos grados y nuevas generaciones para completar todo el trayecto del curso. “Queremos en dos años tener a 100 chicos permanentemente estudiando y conviviendo en Los Céspedes, conectándose con el mundo Nacional”, dijo Decurnex.
El Centro Educativo Los Céspedes es el primero y el más ambicioso de tres proyectos sociales en proceso. Otro apunta a disputar en Durazno y en Salto un encuentro nacional anual de fútbol con alumnos de primer y segundo año de liceos del interior que no integren categorías juveniles de clubes profesionales; además, se realizarán intervenciones culturales y deportivas nocturnas en barrios de Montevideo. Decurnex afirma que el objetivo de esta última propuesta es “instalarse con inclusión y con convivencia en lugares y horarios en donde el consumo de drogas genera situaciones muy problemáticas”.
Las acciones están a cargo de la fundación del club, Fundación Nacional, que existía incipientemente antes de la llegada de la actual directiva en diciembre de 2018 y fue formalizada para permitirle un movimiento más amplio, independiente y perdurable en el tiempo. La Fundación Nacional tiene un presupuesto propio y un funcionamiento continuo coordinado por Agustín Iparaguirre, quien encabezó el programa Pelota al Medio a la Esperanza, del Ministerio del Interior, durante el gobierno pasado. Recibe además el asesoramiento de los empresarios Carlos Lecueder y Aníbal Parodi y de Alejandro Nario, ex director nacional de Medio Ambiente.
Romper el molde
Puntas de Manga, Manga, Mendoza, Casavalle y Capra son los barrios en los que Nacional pretende influir a través del nuevo centro educativo. Las clases serán de mañana y el lugar tendrá una entrada propia ubicada en avenida de las Instrucciones, independiente al ingreso principal de Los Céspedes, para facilitar la entrada de familiares y vecinos que luego del mediodía puedan usar el predio y el edificio de la escuela. Nacional invitó a participar en ese horario a instituciones como la Iglesia católica y el Comité Central Israelita, y voluntarios del club organizarán actividades educativas, sociales, deportivas y culturales.
El foco, sin embargo, estará en la escuela. Además de adolescentes de la zona, al programa de UTU lo cursarán juveniles del club para darle mayor identidad institucional. También están previstas recorridas de los estudiantes por la concentración del plantel de primera división y visitas de los futbolistas del plantel, con énfasis en premiar a los alumnos con las mejores calificaciones. En el horizonte, todavía lejano, Decurnex vislumbra la posibilidad de un proyecto académico más grande que, para concretarse, dependerá de políticas sostenidas en el tiempo por otras personas. La semilla, al menos, está colocada.
“Esta directiva tiene una clara conciencia de lo que es Nacional en Uruguay y en el extranjero y estamos tratando de aportar un granito de arena más allá del espacio fútbol. Se logró este proyecto entre los directivos, los funcionarios y los voluntarios, que tal vez rompa un poquito el molde de lo tradicional en el ambiente de los clubes profesionales, porque es algo diferente. Lo sentíamos como una obligación y lo concretamos”, señaló.
Antes de cerrar la propuesta con la UTU, Nacional analizó algunas experiencias internacionales, como las de River Plate y el Club Pachuca, de México. Basado en el estado de Hidalgo, este club de la primera división mexicana es la rama deportiva del Grupo Pachuca, uno de los conglomerados empresariales más importantes del país. Con el apoyo del gobierno de Hidalgo fundó en 2001 la Universidad del Fútbol y Ciencias del Deporte, una institución educativa con un modelo de enseñanza en torno al deporte que tiene desde el nivel preescolar hasta licenciaturas universitarias.
“A mí me impactó mucho en México lo de Pachuca porque genera un compromiso de ambos lados, club y comunidad, que cambia la dinámica de la institución”, señaló Decurnex.
Imposibilitado de desarrollar un instituto de esa envergadura, Nacional decidió que el programa de Formación Profesional Básica era el más idóneo para iniciar un centro educativo en Los Céspedes. La orientación deportiva que ofrece el programa, la rapidez para ponerlo en funcionamiento y el hecho de que permite a los estudiantes acreditar el ciclo básico de la ANEP fueron las principales razones. “Estamos dando este primer paso que es el adecuado porque es la primera vez que una institución deportiva se acerca con un proyecto de este tipo. Ojalá pueda ser un proyecto cada día más grande porque nos va a sentir orgullosos como hinchas de Nacional”.