Cuando el italiano Francesco Pisano fue detenido en el marco de una operación contra el narcotráfico en Atlántida, las autoridades uruguayas no tenían claro para qué organización trabajaba.
Cuando el italiano Francesco Pisano fue detenido en el marco de una operación contra el narcotráfico en Atlántida, las autoridades uruguayas no tenían claro para qué organización trabajaba.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáPisano estaba en la casa en la que, en noviembre del 2012, la policía incautó 276 kilos de cocaína y casi 47 kilos de pasta base. Pero fue recién en 2014, cuando todavía estaba en prisión en el penal de Libertad, que sus presuntos vínculos con la ’Ndrangheta quedaron plasmados en una alerta roja lanzada por Interpol.
Las autoridades italianas acusaron a Pisano de traficar drogas para el clan Pesce de la ‘Ndrangheta, conocido por controlar el mayor puerto de contenedores de Italia, Gioia Tauro.
En un expediente en el que pidieron su extradición a Italia, dijeron que Pisano era el enlace entre el cuartel general italiano del grupo y los miembros en América Latina. Los fiscales italianos lograron intervenir el celular que Pisano usaba de manera ilegal cuando estaba en la cárcel en Uruguay tras ser detenido en la operación contra el grupo del peruano Carlos Atachuahua.
En la prisión no solo tenía un teléfono Blackberry y seguía organizando cargamentos de droga para los Pesce, sino que también estaba en contacto con nuevos proveedores colombianos y brasileños.
Giuseppe Tirintino, un testigo de la fiscalía, señaló que en 2012 estaba trabajando para la ‘Ndrangheta en Argentina y colaborando con Pisano para traficar cocaína hacia Gioia Tauro.
Tirintino dijo que estaban organizando un envío de 180 kilos desde Uruguay, pero Pisano fue detenido y sus proveedores —se sospecha, el grupo Atachahua— se desvanecieron porque se habían fugado.
Pisano había sido condenado a dos años y medio de cárcel como autor de los “actos tendientes a la introducción ilegal de sustancias estupefacientes a países extranjeros”.
Mientras estaba preso no solo se dedicó presuntamente a coordinar movimientos de drogas, sino también a trabajos de jardinería, lo que le permitió reducir su pena. Pisano no logró salir en libertad en 2014 porque estaba pendiente el pedido de extradición.
El 1º de octubre de 2015, un tribunal de Calabria, en el sur de Italia, revocó una orden de prisión preventiva contra Pisano, vigente desde noviembre de 2013. Días después, Italia le informó a Uruguay que retiraba la solicitud de extradición contra Pisano, así como la orden de búsqueda internacional. Debía fijar un domicilio en Italia como único requisito.
Pisano salió libre de prisión y los registros migratorios indican que partió de Uruguay a España. Se desconoce su paradero.