Dirigido por Daniel Infante Pan y Santiago Gutiérrez, el musical tendrá tres funciones en el Auditorio Nelly Goitiño
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáA casi 20 años de su estreno, vuelve a escena el musical Chicago, versión local de uno de los máximos clásicos del género, basada en la puesta en escena de Luis Trochón en 2004 en la entonces recién inaugurada Sala Teatro del complejo Movie. Tras el reestreno de febrero de 2022 —con aforo reducido— un nuevo ciclo de tres funciones tendrá lugar del viernes 15 al domingo 17 en el Auditorio Nelly Goitiño del Sodre, con entradas en Tickantel.
Este nuevo montaje surgió por iniciativa de Renzo Gatto Trochón, sobrino del músico, director de teatro y docente fallecido en 2020. Esta coproducción entre la Escuela de Acción Artística Luis Trochón y la Escuela de Música, Actuación y Danza (MAD) constituye un tributo al artista que dedicó sus últimas dos décadas de vida al desarrollo del musical en Uruguay.
Ambientado en el universo del cabaret, este espectáculo cuenta con 40 artistas en escena: un numeroso cuerpo de baile, una escenografía móvil con varios niveles y una banda sonora en vivo. El elenco está encabezado por tres intérpretes con largo recorrido: Valeria Ferreira está a cargo de Roxie Hart, Jimena Siri interpreta a Velma Kelly y Rodrigo Garmendia es Billy Flynn. La dirección escénica la realiza Daniel Infante Pan y la musical es de Santiago Gutiérrez, el saxofonista, compositor y arreglador que condujo la versión original. Infante dijo a Búsqueda que este montaje surge “a partir de la necesidad de homenajear a Luis Trochón”. El director aseguró que junto con los productores eligieron Chicago porque era “el musical que más le gustaba, por su música superapasionada y vibrante”. Por eso volvieron a convocar a Gutiérrez, para recrear el mismo nivel musical.
Ambientada en la ciudad de Chicago durante los años 20, en la llamada “era del jazz”, la obra original fue escrita por la periodista Maurine Dallas, quien cubrió para el Chicago Tribune los juicios a dos mujeres (Beulah Annan y Belva Gaertner) acusadas de asesinar a sus amantes. Basada en hechos reales, constituye una fuerte denuncia de la corrupción en el sistema judicial estadounidense.
Infante explicó que su puesta respeta al máximo el contexto histórico real. “Los años 20 en Estados Unidos estuvieron marcados por una ola de asesinatos a figuras públicas, cometidos por las mafias, que sacudieron el orden público. El criminal norteamericano de esa época es el primero que se da cuenta de que para mantener la corrupción había que salirse del lado opuesto a la Justicia y pasar a estar en el mismo lado. Nuestro Chicago es eso, porque el juicio que define el espectáculo se transformó en un verdadero circo. Fue una decisión escénica basada en una necesidad”.
La primera versión fue montada por Bob Fosse en 1975, con música original de John Kander, letras de Fred Ebb y libreto de Fosse y Ebb. Recién en 1996 llegó a Broadway, y desde entonces tiene una presencia global. Luego trascendió aún más a escala popular, con la película de Rob Marshall protagonizada por Catherine Zeta-Jones, Renée Zellweger y Richard Gere, que resultó el primer musical en convertirse en el gran ganador de los Oscar, con seis estatuillas.
Gutiérrez es un músico experto en el lenguaje de los musicales norteamericanos. Cultor del jazz, ha tocado en varias bandas del género y se ha presentado en los principales festivales uruguayos, como los de Punta del Este, Montevideo y Mercedes. Es integrante estable de la Banda Sinfónica de Montevideo y cuenta con otros trabajos similares como Cabaret y West Side Story.
Consultado por Búsqueda sobre la tarea de recuperar esta partitura, señaló que esta versión tiene los mismos arreglos que la de 2004, con algunos pequeños cambios instrumentales que la acercan a la orquestación original de Kander, como la inclusión de banjo, tuba y violín a la banda, para los que tuvo que escribir nuevos arreglos; añadió que el cambio de director implicó algunas transformaciones en las entradas y salidas de los intérpretes. Según el músico, esta partitura “trasciende el tiempo, ha envejecido muy bien, a pesar de que todo el componente de sensualidad de este género, la dimensión sexual, está en la mira; Chicago, por su naturaleza, se ha vuelto políticamente incorrecta para estos tiempos”. En su opinión, más que como una naturalización, hoy la obra funciona como una crítica a esa cultura machista que, producto del tiempo en el que fue creada, refleja la historia.
Gutiérrez define como “inolvidable” la experiencia con Trochón. “Tenía una idea muy acabada de lo que quería y lograba que todos se acercaran a esa idea, por más loca que fuera. En la orquesta que armamos en 2004 tuvimos muchos encontronazos con él porque al principio no llegábamos a visualizar la genialidad que pretendía. Hasta que lo lográbamos. Es alguien muy importante en mi carrera, me abrió puertas en el momento justo”. El saxofonista destaca la decisión de Trochón de sacar la orquesta del foso y ponerla sobre el escenario, algo que no era usual en la escena uruguaya. “Innovó al poner a los músicos arriba, hacerlos caminar y tocar entre los actores. En la versión actual seguimos formando parte de la escena pero no nos movemos. Es una diferencia sustancial, aunque conservamos el destaque de estar arriba”.
Infante fue alumno de Trochón en su escuela y cuando egresó, en 2014, fue convocado por el cantautor para que integrara el equipo docente. Con el tiempo sostuvieron una fuerte amistad. Sobre su puesta en escena, señaló que, además de conservar los rasgos principales de la original, todos los intérpretes fueron formados por Trochón. “Luis dejó un sello indiscutido en cada uno de quienes pasamos por su formación. Y nosotros seguimos replicando eso porque esa formación se sigue propagando. Pero en cierto modo, esta versión sigue siendo de Luis. Muchos de quienes la han visto reconocen los rasgos en común, y eso es curioso porque yo no vi aquella producción. De todos modos ahora tratamos de refrescar el espectáculo con lo que creemos que el espectador de hoy precisa ver”.
El director siente que él y su elenco son “privilegiados por poder hacer Chicago en Uruguay, con elenco uruguayo y en una sala pública bien equipada; entre la compañía se palpita que estamos viviendo un verdadero sueño”.