Cuando lo impuso en el cargo, Bonomi destacó la “voluntad política” del gobierno de transformar la jefatura capitalina. En esa ocasión, el ministro leyó un fragmento del discurso que había brindado el día que asumió al frente de la secretaría de Estado: “Sabemos también que en este ministerio y en este instituto (policial) no todo se resuelve con resoluciones tomadas desde arriba. A menudo la resistencia a los cambios se produce en medio, se ponen obstáculos y dificultades, y discúlpenme la crudeza, se llegan a procesar hechos que dificultan la acción del ministro, empujándolo a la renuncia”.
La reestructura supone que varias de las actividades que hasta ahora realizaba la Dirección de Investigaciones de la Jefatura (casos de secuestros, trata de personas, extorsiones y delitos informáticos, entre otros) pasaron a manos de la Dirección General contra el Crimen Organizado e Interpol.
La capital quedó dividida en cuatro “zonas operativas” que se ocuparán de todos los delitos que ocurran en su jurisdicción. Las comisarías tendrán como sus actividades principales la “atención al público y sus demandas primarias, la prevención, la disuasión, las actividades de Policía Comunitaria, las actividades relacionadas con la comisión de faltas y el orden público, y la represión del delito hasta la flagrancia”, explicó Bonomi.
Una de las innovaciones más importantes del nuevo sistema, según las autoridades, es la creación de la figura del oficial responsable del caso, un sistema aplicado por la Dirección General de Represión del Tráfico Ilícito de Drogas (DGRIT) (Búsqueda Nº 1.635).
“Irregularidades”.
Pese a que había asumido con el respaldo de todo el comando político del Ministerio del Interior debido a su buena gestión al frente de la Guardia Republicana, en los últimos meses el trabajo de Fernández recibía cada vez más críticas en el entorno del ministro Bonomi.
Al caso del subcomisario de la seccional 25 se suma la sustitución hace dos semanas de los encargados de las zonas 2 y 3 por diversas “irregularidades” y a un incidente ocurrido en la comisaría ubicada en Carrasco, relataron los informantes.
El sábado 13 una persona llamó a la seccional 14 para denunciar que estaban robando su casa. Según informó “El Observador”, un oficial le respondió que no había móviles para responder al llamado porque están todos rotos y que un policía podía ir, solo si lo pasaban a buscar.
El incidente desató una investigación interna en la Jefatura de Policía de Montevideo para determinar si era cierto que todos los vehículos de la seccional estaban fuera de servicio.
“El comando de la división ha demostrado no haber impartido en forma clara y permanente directivas sobre la atención al público y cómo evitar este tipo de quejas”, afirma la investigación en sus conclusiones.
“El subcomisario de guardia al haber tomado conocimiento no supervisó personalmente que se efectivice la concurrencia de personal a una escena de un hecho ilícito en tiempo y forma. Agravándose la situación por trascender una queja de los damnificados. Así como demostró falta de control con la planilla de los móviles”, añade.
A partir de los datos recabados por el sistema informático, el Ministerio determinó que el auto del comisario —los encargados de las seccionales tienen un vehículo a su servicio por tener dedicación full time— estaba disponible y a 11 cuadras de la casa que estaba siendo robada. En la comisaría había varias motos y un cuatriciclo funcionando, pero “radiados” a la espera del service rutinario luego de los primeros 500 kilómetros de uso.
Con esa información, el Ministerio resolvió iniciar un sumario con separación del cargo al comisario, al subcomisario y al agente que atendió la llamada. Además, las autoridades de la cartera presentaron una denuncia penal para que la Justicia determine si hubo un delito de “abuso de funciones” por no asistir a la población frente a un delito.
“Los comisarios no pueden decir más que no hay vehículos porque les dimos la flota más grande en la historia de la Policía. Si hubiesen actuado bien, en la seccional 14 podrían haber detenido a los ladrones que estaban en la casa”, dijo Bonomi a Búsqueda.
División.
La denuncia presentada por las autoridades provocó malestar en algunos oficiales de Policía. “Nos sorprende la manía persecutoria que expresan las autoridades ministeriales, cuando ven complots y confabulaciones por todos lados por parte del personal policial, fundamentalmente de los oficiales, y no se preguntan si están haciendo las cosas como se deben hacer, si las directivas son claras, y si no hay demasiada injerencia política en el accionar policial, ya que de no ser así, todo el personal policial podría terminar en la cárcel”, criticó el Círculo Policial mediante un comunicado emitido el viernes 26.
Las posiciones entre la oficialidad de la Policía están divididas. Varios efectivos consultados por Búsqueda, que solicitaron mantener sus nombres en reserva para evitar represalias, dijeron que las autoridades del Ministerio están aplicando la “política del terror” para evitar que se filtre información sobre la gestión y plantearon como ejemplo el caso del subcomisario de la seccional 25.
No obstante, otro sector de oficiales, afines a los cambios que impulsa el gobierno y el director nacional de Policía, Julio Guarteche, consideran que las resistencias en la interna surgen de sectores que “no quieren cambios porque no quieren trabajar”. Incluso aseguran que hay “focos de corrupción” dentro de la institución y que, por ejemplo, se rompen patrullas adrede.
Los informantes señalaron que el Ministerio recibió “muchas más denuncias” de malas actuaciones de comisarios y oficiales, y que la firmeza en el caso de la seccional 14 es producto de que el “malestar de las autoridades” llegó a su límite.
Con ese mar de fondo, Fernández presentó la renuncia al cargo “en razón de ser el único responsable de las situaciones que se han planteado en la unidad del comando”, según la carta que entregó a Guarteche.
El martes 30, Bonomi explicó que la sustitución de Fernández se debe a que ha “habido inconductas varias, fundamentalmente desde las zonas hacia abajo” y que el jefe había podido solucionar solo algunas. “La aceptación de la renuncia se produce porque lo que queda por corregir para profundizar la reforma y mejorar la seguridad de los ciudadanos” tiene que llevarse a cabo con “un nuevo equipo de dirección”.
Todos los jerarcas consultados señalaron que Fernández estaba “comprometido” con el proceso de reestructura que le encargó el Ministerio. “Se la había puesto al hombro, pero eligió mal a sus mandos medios y después no supo cómo reaccionar cuando empezaron a saltar los problemas y le empezaron a jugar sucio por abajo”, opinó un oficial que ocupa un cargo de relevancia en la cadena de mando de la Policía.
Si bien Bonomi aseguró que el incidente de la seccional 14 no fue el motivo de la renuncia, diversas fuentes dijeron que Fernández “reaccionó demasiado lento” en ese caso. “Les tendría que haber arrancado la cabeza, sin embargo tuvo que salir el ministro y saltearlo”, afirmó otro jerarca.
Acerca de la renuncia, el presidente José Mujica declaró a “Teledía” de Canal 4, que al jefe de Montevideo “no lo respetaban algunos colegas”.
El ministro aseguró que las autoridades mantienen “total confianza” en Fernández y que por eso se le dará otro cargo de relevancia.
Situación “crítica”.
Días antes de que Fernández oficializara su renuncia en una reunión que mantuvo el martes con los oficiales de la jefatura, Bonomi le había ofrecido ese cargo a Mario Layera, director de la DGRIT y un policía con amplia experiencia en el combate al narcotráfico.
Las autoridades confían en que Layera pueda terminar con los “focos de resistencia” a la reestructura. Según las fuentes, una vez que asuma hará varios cambios a nivel de las comisarías y las zonas para poner gente “de confianza” y no cometer “los mismos errores” que su antecesor.
Desde hace meses la Dirección de Drogas trabaja en la recolección de inteligencia sobre la delincuencia en los barrios más complicados de la capital. Los jerarcas creen que Layera recurrirá a esa red de informantes dentro y fuera de la Policía para contrarrestar posibles “juegos sucios” en su contra por parte de los mandos medios.
En reuniones que mantuvo luego de aceptar el cargo, Layera comentó que su prioridad es mejorar la prevención del delito, porque la situación de la seguridad en Montevideo “es crítica”. Además intentará que la Policía “recupere la confianza y el respeto” de la población y eso se consigue “yendo a todas las denuncias” aunque sea “a pie”.
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2013-05-02T00:00:00
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