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Una de las primeras reuniones que tuvo Luis Alberto Heber como ministro de Transporte fue con las autoridades de la Administración Nacional de Puertos (ANP). Incluso desde antes de asumir Heber considera que el puerto de Montevideo es una fuente de ingresos desaprovechada por el Estado, que otorgó importantes espacios de la bahía a actividades que no generan el valor de la industria de carga. En aquella reunión apuntaron primero a mover la terminal de pasajeros de Buquebus al dique Mauá y luego a encontrarle un nuevo destino a la base naval de la Armada Nacional. Ese destino, para la ANP, debe ser el predio de Puntas de Sayago que hasta hoy es alquilado por Gas Sayago.
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Según señalaron fuentes militares a Búsqueda, la ANP ofreció a la Armada trasladar su base a unas tres millas náuticas de donde se ubica actualmente, para ocupar el terreno de siete hectáreas que hoy está alquilado pero abandonado, custodiado por personal de seguridad que paga Gas Sayago para que no haya robos ni ocupaciones. La propuesta fue bien recibida por la Armada, que desde hace años tiene interés en abandonar la zona central del puerto de Montevideo. Incluso, el comandante en jefe Jorge Wilson ya recorrió el predio de Puntas de Sayago. De todas formas, según las fuentes, los permisos y el presupuesto necesario para construir la infraestructura marítima militar en esa área determinan que el posible traslado solo sea viable en el largo plazo y no en este período de gobierno.
Actualmente la Armada tiene su base naval enfrente a la terminal de Buquebus y al lado de la terminal de carga de Cuenca del Plata. Por sus muelles y bitas circulan a diario un millar de personas y atracan casi todos los buques de la institución. El área estaba ocupada por viejos depósitos de la ANP reformados como unidades de adiestramiento, mantenimiento y reparación en máquinas, electrónica y armamento; servicios médicos, de alimentación y recreo para tripulantes; y centro de actividades profesionales y deportivas, competencias de marinería y de comunicaciones visuales, de ejercicios aeróbicos, de natación y de cinchada.
Puntas de Sayago. Foto: Gas Sayago
Malgastar
En los primeros días de marzo, luego de su reunión con el presidente de la ANP, Juan Curbelo, el ministro Heber reclamó la necesidad de no “malgastar recursos” en el puerto de Montevideo. “El puerto es muy caro para los uruguayos, es clave para el Uruguay, ya no solo para la ciudad de Montevideo, y el espacio con que podemos contar en la terminal portuaria es fundamental para el crecimiento del país. Ese espacio vale oro y lo estamos usando para otros fines, que no son los de carga. Tiene que ser una terminal de carga y no de pasajeros”, dijo en rueda de prensa sobre Buquebus. En cuanto a la base naval de la Armada, Heber le comunicó directamente al ministro de Defensa, Javier García, su interés de mudarla y seguir el mismo criterio que para Buquebus.
Se le encomendó entonces a la ANP buscar una zona libre que la Armada pueda utilizar en el futuro. La zona se encuentra casi en línea recta hacia el oeste y es hoy una construcción a medio hacer por Gas Sayago, que por su alquiler paga US$ 124.608 por mes a la ANP. “Esa área sigue siendo ocupada. Para nosotros, Gas Sayago es un cliente más. En ese terreno no se hizo más nada. Ahí quedaron piedras, acrópodos y caños de grandes dimensiones”, dijo Curbelo en octubre a El País.
Puntas de Sayago fue el lugar elegido para erigir la planta regasificadora de gas natural licuado, uno de los proyectos emblemas del gobierno de José Mujica. El plan era que para 2015 el país contara finalmente con esa planta para alimentar la central de ciclo combinado de Punta del Tigre, la demanda de Ancap y potencialmente también exportar. El transporte del gas en barcos tanque ocupando menos espacio abrió entonces la posibilidad de tener mayor autonomía y diversificación energética y concluir un deseo que había estado presente en todos los gobiernos desde la década del 90.
Para gestionar el proyecto se creó la sociedad anónima Gas Sayago —con un paquete accionario 79% perteneciente a UTE y 21% a Ancap— y se adjudicó la obra al consorcio GNLS, formado por Gaz de France y la japonesa Marubeni, que a su vez contrató a la constructora brasileña OAS para ejecutarla. Sin embargo, OAS entró en concurso de acreedores debido al escándalo de corrupción en Brasil, sus jerarcas fueron arrestados y su contrato rescindido, lo que derivó en que en 2015 GNLS se retirara del proyecto pero Gas Sayago siguiera en pie, pagando salarios y gastos de funcionamiento mientras se buscaban internacionalmente otros interesados en la iniciativa.
Durante estos años el objetivo de la empresa fue el desarrollo de estudios de ingeniería, ambientales, económicos, financieros y regulatorios para la construcción de la planta regasificadora. Ante las continuas pérdidas económicas en diciembre la empresa entró en proceso de liquidación y el actual gobierno inició auditorías para determinar si hubo irregularidades en el proyecto y eventuales responsabilidades por parte de Mujica, el exdirector de Energía Ramón Méndez y el expresidente de UTE Gonzalo Casaravilla. Las nuevas autoridades de UTE esperan revelar “un escándalo” en Gas Sayago.