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    Para Aguerre, no bajará el área sembrada de soja y la carne volverá a ser el producto más exportado

    Varios exportadores consultados por Campo no quisieron realizar declaraciones sobre las perspectivas de precios, costos y áreas de cultivo de soja. Consideraron que la situación es “muy sensible” y que es riesgoso opinar al respecto en estas circunstancias

    El ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Tabaré Aguerre, estimó que el área de cultivo de soja este año no descenderá con respecto a 2013, cuando se llegó a sembrar 1,4 millones de hectáreas, según datos oficiales. Si bien los precios han bajado, con la “perspectiva actual” de los valores del resto de los cultivos de verano, la soja sigue teniendo la “mejor ecuación” económica, evaluó el jerarca en diálogo con Campo.

    El ministro Aguerre reconoció que con los precios actuales de la soja, que giran en el entorno de los U$S 360 la tonelada, “sin duda” Uruguay tendrá “dificultades”.

    “No hay ningún país en el mundo que sea muy competitivo” con este precio, advirtió el martes 16 durante la inauguración de la ampliación de obras de la empresa portuaria Terminales Graneleras del Uruguay (ver nota en la página 15).

    El nivel del precio actual del oleaginoso es el más bajo de los últimos cuatro años e implicó una caída significativa en comparación con el valor con el que cotizó  en los primeros meses del año, cuando llegó a superar los U$S 500 la tonelada en los mercados americanos.

    Por ahora, “no hay ninguna señal en el mundo que reduzca la demanda proyectada de soja” y “por lo pronto hay unos cuantos millones de hectáreas en Estados Unidos que se van a cambiar a maíz”, dijo Aguerre. Agregó que también existen “unos cuantos millones de hectáreas en Brasil” que “quedan fuera de carrera”, por lo que nada indica que el precio vaya a mejorar. De todas formas, el ministro reiteró un concepto que ya ha manejado en otras ocasiones y que tiene que ver con la forma de enfrentar las situaciones complicadas: “Hay que saber navegar con el viento de frente”, enfatizó. En simultáneo con la soja, también cayeron el precio del trigo, que se situó en el entorno de los U$S 200 la tonelada, y del maíz, cuyo valor bajó a unos U$S 140.

    Abusar de la imaginación

    El directivo de la empresa de servicios agrícolas Fadisol SA, Carlos Foderé, dijo a Campo que la situación lleva a que “todos los actores de la cadena” deban “abusar de la imaginación” y realizar el “máximo esfuerzo” para ser competitivos.  Hay “una sumatoria de factores” que “hay que tener en cuenta para que la agricultura termine siendo productiva”, indicó el ejecutivo. El productor debe “elegir muy bien la zona de producción”, mientras que “debería bajar el precio de la tierra, los arrendamientos (...), los insumos y los servicios”.

    “En otros momentos de dificultades se ha dado así”, recordó, y añadió que también deberían descender los precios de los agroquímicos, los fertilizantes, las semillas, los fletes y los servicios de planta de silo. “No hablo de devolución de impuestos, sino de ajustes generalizados de la mano de un mejor tipo de cambio”, precisó.

    Sin embargo, sostuvo que el escenario actual no significa el “fin del mundo”. “Obviamente, se seguirá demandando alimentos” a escala internacional y “la agricultura vino para quedarse y seguirá creciendo”, dijo.

    Distintos exportadores de soja consultados por Campo optaron por no hacer comentarios sobre la situación actual del cultivo. Estos operadores sostuvieron que la coyuntura es “muy sensible” y “delicada”, por lo que consideraron riesgoso opinar al respecto y prefirieron reservarse sus comentarios.

    El retorno de la carne

    En este contexto, donde el futuro de la agricultura se presenta menos favorable que en los años recientes, el ministro Aguerre entendió que es un “problema” encasillar a Uruguay como un país agrícola, ganadero, turístico, de servicios o industrial. “Somos un país que tiene una matriz productiva diversa”, dijo.

    Señaló que la carne, la forestación, la leche, la soja, el trigo, el sorgo, son complementarios entre sí y permiten tener la capacidad de elegir de acuerdo con la mejor potencialidad de cada campo. A la hora de tomar decisiones sobre qué actividad desarrollar, hay que tener en cuenta elementos como las características del suelo, las posibilidades de riego o la distancia a que se esté del puerto, describió. Y ejemplificó: “Puede haber suelos no tan buenos desde el punto de vista agrícola, pero están a 50 kilómetros de Nueva Palmira y tienen una diferencia logística que hace que estén determinados a hacer agricultura”.

    Destacó el papel de la ganadería, una  actividad que es “una alternativa para más del 60% de la superficie del país, que no tiene opción agrícola”.

    A la vez, pronosticó que en 2014 la carne volverá a superar a la soja como el principal producto de exportación de Uruguay. 

    Un informe del Instituto Nacional de Carnes (Inac) indica que si se sigue con la tendencia actual, las colocaciones en carne vacuna superarían los U$S 1.500 millones, lo que implicaría un récord. Agrega que el total del sector cárnico se “aproximaría” a los U$S 1.864 millones, lo que también constituiría una cifra histórica.

    “El buque insignia de nuestra exportación es la carne. ¿Por qué la carne? No porque haya sido la primera (actividad económica del campo y el principal producto de exportación de Uruguay), ni porque tengamos un vacuno en el escudo, sino porque es el rubro que tiene la proyección de demanda de precios más sostenidos para el futuro”, explicó el ministro.

    El precio de la carne en el mercado internacional es el más alto registrado en los últimos diez años y se aproxima a los U$S 4.000 la tonelada, señala el informe del Inac. Este año, de continuar la tendencia, las exportaciones de carne podrían alcanzar las 380.000 toneladas. Esa cifra es similar a la registrada en 2012 e inferior a la de 2013, cuando el volumen de las colocaciones en carne llegó a las 355.000 toneladas.

     “La expansión de la agricultura en varias partes del mundo, así como la de la forestación, le ha sacado tierra a la ganadería”, lo que constituye una oportunidad para Uruguay, dijo Aguerre. Insistió en que el país debe aprovechar su “reconocimiento comercial”, su “posición internacional”, sus “habilitaciones sanitarias”, la “inocuidad”, la “trazabilidad” y “ponerle a todo eso un sello” para “destacarse en el mundo como un proveedor de carne de altísimo valor”.

    Buscando que el mundo reconozca la calidad de la carne de Uruguay, el ministro viajó la semana pasada a Estados Unidos (ver recuadro).

    Lo que busca el programa desarrollado por el Inac —Carne Natural Certificada de Uruguay— es demostrar “las condiciones de producción ganadera que habitualmente se cumplen en el país”.

    “No alcanza con decirlo; el consumidor quiere más garantías, que eso es realmente cierto”, puntualizó.

    La auditoría del USDA se llevó una buena impresión de la visita.

    El viernes 19, el ministro Aguerre mantuvo una reunión con el número dos del USDA, Edward Avalo. Aguerre logró que Estados Unidos acepte “plenamente” el ingreso de un nuevo producto cárnico de calidad —Uruguay and Open Range Beef—, según publicó el diario “El Observador” el sábado 20. Se trata de cortes envasados al vacío, con certificación de libre de hormonas y promotores del crecimiento y antibióticos.

    El producto llegará a destino envasado al vacío y con trazabilidad, lo que permitirá, mediante un código QR, conocer los datos de producción del lote. Este nuevo nicho de mercado quedará operativo en poco más de un mes.

    En su viaje a Estados Unidos, Aguerre intenta abrir el mercado para la carne ovina con hueso. “No va a ser fácil porque es romper un tabú importante” y sería algo “inédito” para Estados Unidos, que no compra este tipo de producto a ningún país, dijo el director de Informaciones y Estudios Económicos del Instituto Nacional de Carnes, Pablo Caputi.

    Concretar ese objetivo implica que ese país “cambie su política sanitaria”, dijo.

    “Además, después que le abren a uno, ¿cómo le abren a otro?”, se preguntó, aunque enseguida agregó que “hay que insistir”.

    Carne vacuna: mucho más que un commodity

    Para el director de Informaciones y Estudios Económicos del Instituto Nacional de Carnes, Pablo Caputi, es intrascendente cuál sea el producto de exportación más importante para Uruguay. “Esa cuenta me parece más futbolera y creo que es irrelevante (...) desde el punto de vista de los negocios”, opinó, y explicó: “Lo que importa es la dinámica empresarial” y “lo que hay que preguntarse es cuánto multiplica” cada rubro de actividad. En ese sentido destacó que la “carne multiplica significativamente más que la soja, porque genera mucho más valor agregado en insumos nacionales”. “La posición de la carne es difícil de desplazar” y “este año más que nunca queda demostrado que la carne no es un commodity”. De serlo, “debería seguir la tendencia de todos los commodities”, que “en general están yendo a la baja”, mientras que “la carne está yendo al alza”, argumentó.

    Bueno, parejo y un poco peor

    A los sectores políticos les “llevó un poquito” entender que la carne no era un commodity, criticó el jerarca. “Llevamos 30 años” explicándoselo y “finalmente” ahora lo comprendieron. Existe “consenso” sobre el tema, aseguró. “Hay cambios en la genética, en los procesos, en los sistemas de información, en cantidad de cosas que el consumidor paga” y que no se aprecian con facilidad, a diferencia de lo que pasa, por ejemplo, cuando “mirás un iPhone 6”, comparó.

    La carne, sin embargo, no estuvo exenta de problemas. Con buenos precios internacionales, durante el primer semestre del año en el mercado interno se registró una caída de los precios, lo que generó un enfrentamiento entre los representantes de la industria y los productores.

    Si bien la situación se revirtió en la segunda mitad del año y, ahora, “las cosas se han vuelto a alinear”, la situación terminó perjudicando a los empresarios ganaderos, dijo Caputi.

    El 2014 será un “buen año” para la industria, que en 2013 tuvo “malos resultados”, mientras que para el engordador ha sido un año “parejo” y para el criador ha sido un “poquito peor”. Para ellos “capaz” que no es un año “excelente”, pero “también se han recuperado los precios”, que “esperemos que se mantengan, sobre todo para los engordadores”. “La relación de precios con el ternero ya no es lo que fue en años anteriores”, reconoció. Pero “en general nosotros estamos muy satisfechos”, dijo, y destacó que “el sector cárnico contrasta con el resto de los sectores” agropecuarios.

    El Inac espera para 2014 una faena de 2.150.000 cabezas. Esa cifra implica una recuperación respecto a 2013, fundamentalmente en la categoría hembra. Esa categoría estuvo rezagada el año pasado, explica un informe divulgado por el instituto, que además señala el muy alto nivel del stock vacuno, cercano a las 12 millones de cabezas.

    En 2013, a diferencia de los anteriores, la faena se situó algo por debajo de los 2 millones de animales. En la última década, la mayor cantidad se registró en 2006, con casi 2,6 millones de cabezas.

    La diversidad de las exportaciones cárnicas: un “resguardo” para Uruguay

    En 2014 el principal socio comercial para la carne uruguaya fue la Unión Europea (UE), que captó el 27% del precio total de las colocaciones, caracterizándose por el alto precio de los cortes que demanda, según datos del Instituto Nacional de Carnes (Inac).

    En orden de importancia, a la UE le siguió China y el bloque de países nucleados en el Nafta (por su sigla en inglés), ambos con el 18%. El Nafta tuvo una mayor participación comercial con respecto al año pasado, especialmente por las ventas a Estados Unidos.

    En tanto, el Mercosur captó el 13% del valor de las colocaciones. Venezuela tuvo una participación más activa respecto a otros años.

    Por último, Israel explicó el 10% del valor de las exportaciones de carne y Rusia el 8%. El 5% restante corresponde a la categoría “Otros”.

    Si se miden las exportaciones por el volumen de venta, el socio con mayor participación fue China (24%), seguido del Nafta (22%), la UE (15%), el Mercosur (12%), Rusia e Israel (11%). Otros países explican el 5% restante.

    El informe del Inac indica que la “diversificación” de mercados para la exportación de carne “sigue siendo muy buena, lo que pone al país a cubierto de contingencias negativas en algún mercado en particular”. “Se podría catalogar el portafolio uruguayo como `maduro´, porque hay estabilidad y tanto compradores como vendedores saben exactamente qué se puede esperar del negocio”, evalúa el organismo.

    La diversidad de mercados que tiene Uruguay y el alto valor de sus exportaciones de carne “no solo tienen que ver el hoy”, ni tampoco con “una mirada muy vulgar de cuánto me queda en el bolsillo”, sino con lo que se está “sembrando para el futuro, que creo que son cosas muy buenas”, opinó el director de Informaciones y Estudios Económicos del Inac, Pablo Caputi.

    En busca de nuevas certificaciones y negocios

    La semana pasada, Uruguay recibió una misión oficial del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) que recorrió distintos establecimientos ganaderos y un frigorífico.

    Este tipo de auditorías son realizadas desde 2004 y se enmarcan dentro del programa de Carne Natural Certificada de Uruguay. En esta oportunidad, Uruguay solicitó el reconocimiento de los últimos dos protocolos desarrollados por el Instituto Nacional de Carnes (Inac): Carne Uruguaya Certificada (CUC) y el Never Ever 3.

    El CUC “garantiza fundamentalmente el sistema de producción a cielo abierto, cuidado de la sanidad y del bienestar del ganado y respeto por el medioambiente”, explica un informe difundido por el organismo. En tanto, la aprobación del Never Ever 3 implica el reconocimiento de que el ganado “nunca más” recibió proteínas de origen animal (con excepción, “obviamente,” de la leche materna), ni hormonas ni antibióticos.

    El director de Control y Desarrollo de Calidad del Instituto Nacional de Carnes (INAC), Ricardo Robaina, destacó en diálogo con Campo la importancia de lograr el reconocimiento de Estados Unidos.

    Se trata de certificaciones que no son reclamadas, que “nadie” las pide, pero “son herramientas que el instituto entiende que tiene que poner al servicio del sector para que, si entiende que las necesita, las utilice”, señaló.