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En marzo de 2015 la Justicia absolvió a los enfermeros Ariel Acevedo y Marcelo Pereira, quienes habían sido acusados de asesinar a varios pacientes en el Hospital Maciel y la Asociación Española. Ambos recuperaron la libertad luego de pasar 1.077 días en prisión, e iniciaron un juicio al Poder Judicial para obtener una indemnización por los días de cárcel indebida y el daño moral sufrido.
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El miércoles 14 uno de ellos obtuvo una victoria en la Justicia, que ordenó al Estado a indemnizarlo con $6 millones. El juez de lo Contencioso Administrativo, Gabriel Ohanián, resolvió que la Suprema Corte de Justicia debe pagar $ 6.450.000 por daño moral y lo equivalente a tres años de sueldo.
El abogado de Pereira, Marcelo Teske, había solicitado más de $11 millones únicamente por daño moral, dentro del que incluyó “el padecimiento vivido y la condena social incluso por los integrantes del gobierno“. Sin embargo, el juez consideró que el monto debía ser menor porque el pedido incluía acciones ajenas al Estado.
Además, la defensa pidió que se pagaran la totalidad de los sueldos que le corresponderían hasta su jubilación, pero el juez también lo considero excesivo y solamente se pagarán por los tres años que estuvo en prisión .
A pesar de que el juez disminuyó la cantidad solicitada, aclaró que se estaba dando dinero muy superior a casos similares por no tener antecedentes y por la condena social que no le permitió encontrar trabajo como enfermero, que hizo que terminara repartiendo vinos con un familiar.
El vocero de la Corte, Raúl Oxandabarat, dijo a Búsqueda que los ministros deberán resolver si apelan y que la decisión será tomada en los próximos días.
Los enfermeros marcharon a prisión en 2012, tras haber confesado el asesinato de pacientes en etapa terminal. Si bien la Policía llegó a recibir 200 denuncias que los involucraba, finalmente la Justicia los acusó por 15 muertes. Los enfermeros confesaron que por “piedad“ y para “terminar con el sufrimiento” de los pacientes, les inyectaron aire y morfina en la sangre. Pero luego dijeron que la confesión había sido bajo presión y por un mal asesoramiento de su defensa.
Tres años después, la jueza Dolores Sánchez absolvió a los enfermeros. Entre otras cosas, argumentó que Pereira no estaba en el hospital el día que fallecieron los pacientes y que los de Acevedo habían fallecido “por las patologías” que sufrían. La fiscal Mónica Ferrero apeló el fallo de la jueza pero el 18 de mayo de 2016 el Tribunal de Apelaciones confirmó la absolución.