Presos de Punta de Rieles y ex-Comcar competirán en el primer mundial de ajedrez entre cárceles, promovido por ANEP y el INR

La competencia intercontinental de ajedrez en la que participarán cárceles de 25 países en modalidad virtual integra el programa Chess for Freedom (Ajedrez para la libertad), que auspicia la Federación Internacional de Ajedrez y patrocina la fundación del excampeón mundial ruso Anatoli Kárpov.

El torneo se desarrollará en modalidad virtual por la plataforma Chess.com a partir del miércoles 13, cuando se disputará una primera ronda eliminatoria por grupos. Al día siguiente, los dos primeros equipos de cada serie jugarán la partida final.

Los presos uruguayos competirán en el grupo de Argentina, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Trinidad y Tobago y Jamaica. Además, participarán equipos de India, Italia, Inglaterra, Armenia, España, Palestina, Irán, Libia, Alemania, Rusia, República Checa, Emiratos Árabes, Portugal, Filipinas, Australia, Noruega, Mongolia y Ucrania.

Uruguay comparte con España y Argentina —y por detrás de Armenia— el liderazgo mundial en materia de aplicaciones educativas sociales y terapéuticas del ajedrez, según explicó a Búsqueda el profesor Jorge González Álvarez, coordinador local del torneo, que enseña desde 2016 en cárceles.

Jaque al ocio

“Profe, perdí todas las partidas, pero estoy refeliz. Salí todo el día de mi módulo, aprendí, compartí y lo pasé bárbaro”. Estas palabras pronunciadas hace tres años por un interno de la cárcel de Punta Rieles quedaron en la memoria de Aram Chamlian, joven docente y tallerista de ajedrez. El comentario se dio después de un torneo que duró ocho horas y en el que participaron 120 presos, con el que cerró su primer curso.

Más allá de las 32 piezas y los 64 cuadros blancos y negros del tablero donde cada jugador busca propiciar el jaque mate al rey del contrincante, “el ajedrez sirve para no matar el tiempo y con suerte te acompaña toda la vida”, contó a Búsqueda Chamlian, que lo practica desde los cuatro años.

Su misión como educador y tallerista de ajedrez “en contexto de encierro”, dijo, trasciende lo lúdico y lo deportivo. “Es llevar algo de cultura, historia y conexión humana a personas que no suelen sentirse parte de la sociedad”, afirmó.

“Analizamos errores en los movimientos de las piezas sobre el tablero, siempre con paralelismos de la vida real, porque el ajedrez es una toma de decisiones constante y ahí vemos que cada acción tiene un efecto inmediato o lejano”, dijo el docente, convencido de que esta disciplina en las cárceles es “una vía para salir de un ambiente donde no hay tantas posibilidades de pensar, de entrenar la inteligencia y desarrollar el pensamiento estratégico”.

Chamlian agregó que el ajedrez también permite al recluso percibirse de un modo diferente, valorado, con independencia de los resultados deportivos.

Por su parte, González Álvarez, el coordinador que oficia de nexo entre la dirección educativa de la ANEP y el INR, sostuvo que el ajedrez también fomenta el trabajo en equipo, que “enseña a respetar los tiempos del otro, los materiales y las reglas de juego”, refuerza la perseverancia y la disciplina.

El también ajedrecista federado y árbitro, que trabaja en las cárceles de Santiago Vázquez y en el Penal de Libertad, remarcó que además este juego reduce la depresión, la ansiedad y el estrés que suele producir el encierro.

Ambos educadores, que trabajan con grupos de entre 15 a 20 reclusos en cada módulo, enumeraron otras “bondades” del ajedrez, como que contribuye a desarrollar la memoria, la lógica y la creatividad, aumenta el rendimiento académico desde la infancia, retrasa el envejecimiento cerebral y previene enfermedades como el alzhéimer.