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Si bien la cosecha de colza culminó “sin muchos sobresaltos”, hay “consenso” entre productores y técnicos en que las chacras de ese grano “prometían más rendimiento del que mostraron finalmente” debido a que “el período crítico de llenado de grano es anterior al de los cultivos de trigo y cebada, en los que no se vieron los efectos de la sequía y de la ola de calor de octubre”. Así lo señaló a Búsqueda el consultor agrícola privado, Gonzalo Gutiérrez.
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Dijo también que una “situación completamente diferente es la que enfrentan los productores de cebada”, ya que “la calidad” de ese cereal cervecero, una característica requerida para el proceso industrial posterior, muestra una “caída significativa, que lleva a que las malterías rechacen mucha cebada porque no alcanza el estándar mínimo de calidad”.
“La causa principal de la pérdida de calidad es el bajo calibre del grano, especialmente en las variedades europeas, y esto se asocia a dos eventos climáticos principales: por un lado, la falta de lluvias de octubre y, por otro, la ola de calor en ese mismo mes, que tuvo días de más de 40 grados. Ambos eventos afectaron severamente” el llenado del grano, argumentó.
Para Gutiérrez, las consecuencias en el sector son “importantes”, porque “las malterías deben ajustar su oferta al contar con menos materia prima para industrializar” y además “el agricultor que tiene rechazo por calidad entonces tiene un grano de menos valor que el de calidad industrial”.
A diferencia de años anteriores, “la demanda del sector ganadero y la presencia de un canal exportador hacia China permite al productor tener otras alternativas comerciales”, valoró Gutiérrez.
Igualmente, opinó el consultor, que el productor tenga canales comerciales “no resuelve otro problema creciente”, como lo es que “muchos productores vendieron en forma anticipada su cosecha, descontando que llegarían a la calidad industrial necesaria”.
“Hoy, con la cosecha en puerta y sin la calidad requerida, se encuentran con la situación de haber vendido algo que no tienen y que tuvo una suba importante de precios”, advirtió.
En el trigo, “la situación es menos grave que en la cebada, aunque el deterioro de la calidad industrial también es palpable. Como el uso industrial del trigo se ve menos afectado por el tamaño del grano hay más margen para gestionar los problemas de la cosecha”, explicó.
Destacó además que la evolución alcista de los precios, que llegaron a niveles históricos tanto en cebada como en colza, “permiten compensar en parte los problemas productivos”.
La cebada en Uruguay está asociada al trigo, que cotiza en la bolsa de Chicago y también logró los “mejores” precios de los últimos 10 años por el “quiebre productivo de la sequía” en el hemisferio norte.
La colza “tiene un menú de oferta exportable más ajustado”, “en el trigo la producción y exportación depende de varios actores y se espera una importante respuesta productiva para 2022”, adelantó Gutiérrez.