“Si hoy nos ponen un par de plantas para criar cerdos en Uruguay y vuelcan un 10% de la producción que consume el mercado uruguayo, (entonces) desaparecen los productores”, dijo a Búsqueda el presidente de la Asociación Uruguaya de Productores de Cerdos (AUPC), Fernando Andrade.
Argumentó eso en que “ningún inversor va a venir a poner un criadero de cerdos de 50 madres (de menor porte)”, y contó que los chinos “en Argentina están hablando de instalar criaderos de 1.500 madres”.
Los comentarios de Andrade aluden a la posible radicación de inversiones de China en el campo uruguayo para producir carne de cerdo, algo que anunció el ministro de Ganadería, Carlos María Uriarte, el lunes 10 en la plataforma web revistaverde.uy.
“Ha habido ofertas y un interés más que del gobierno chino, de actores que están instalados en China y que buscan la oportunidad de inversión en Uruguay”, declaró el titular del MGAP. Señaló que la propuesta la recibieron en esa secretaría de Estado “con mucha seriedad y expectativa”.
Comentó que los chinos “están buscando proveerse de carne porcina en otras partes del mundo, porque visualizan que van a pasar mucho tiempo más para poder verse libres de la fiebre porcina”.
“La cadena porcina en Uruguay no diría que no existe, pero el 70% de la carne de cerdo que consumimos es importada, no tenemos un frigorífico habilitado para exportar, tenemos un retraso considerable en el desarrollo” de ese sector, advirtió Uriarte. Al tiempo que valoró que Uruguay cuenta con alimentación (granos), gente y conocimiento para producir animales.
“Es una oportunidad que ojalá se dé y de nuestra parte vamos a hacer todo lo posible” para que se concrete la inversión china, sostuvo.
En el caso de Argentina, los planes de inversión provienen del gobierno chino por un monto de US$ 3.500 millones en los próximos ocho años, con el objetivo de duplicar la producción de carne porcina en ese país y abastecer en parte el consumo de China, según publicaron medios de prensa argentinos.
El posible acuerdo entre los gobiernos argentino y chino en ese sentido causó polémica en la otra orilla del Río de la Plata, porque algunos sectores de la sociedad porteña advierten el riesgo de transformar a Argentina en una factoría de cerdos con megagranjas, lo que tendría eventuales impactos negativos en el medio ambiente y en el bienestar animal, entre otros aspectos.
China, además de ser el principal consumidor de carne de cerdo, produce casi la mitad de carne suina del mundo, según un informe de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria, publicado en su anuario de 2019. Esa dependencia del Ministerio de Ganadería planteó en ese trabajo que “considerando que la carne porcina es la más consumida a nivel mundial, es de clara relevancia la repercusión que tiene la peste porcina africana sobre el comercio global” de este tipo de carne.
La producción china de carne de cerdo será 25% menor en 2020 respecto al año pasado, estimó. Y advirtió que la baja producción interna está elevando el nivel de importaciones del país asiático y, por ende, los niveles de precios.
El stock de cerdos en China en 2020 disminuirá a 275 millones de cabezas, casi 40% desde principios de 2018, previo al inicio de la crisis sanitaria, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
La reacción de los productores
El presidente de la AUPC aclaró que “vería bien” una inversión extranjera en el sector porcino uruguayo, pero “si hay un compromiso de que Uruguay está libre de cualquier peste porcina y además se tiene claro que acá no se utiliza ninguna hormona promotora del crecimiento”. Esos comentarios aluden a los problemas sanitarios que registra el gigante asiático, principalmente por la peste porcina africana que tuvo un impacto negativo en la producción de cerdos de China.
En cuanto al uso de promotores de crecimiento en la cría y engorde de los suinos, el titular de la gremial en cuestión manifestó su preocupación por la diferencia que existe en los métodos y condiciones de producción porcina de Uruguay en relación con otros países, que aplican hormonas en la producción de carne porcina.
Otra condición que debería ser atendida en caso de avanzar una inversión china en el sector, según Andrade, es que el proyecto ayude a apalancar a los productores familiares uruguayos. “Si vamos todos juntos de la mano, a Uruguay, como país exportador, le serviría salir al mercado con los chinos para colocar su producción”, dijo.
Respecto a la inquietud que provoca un emprendimiento de grandes magnitudes, el titular de la AUPC recordó lo que pasó con la instalación de la empresa argentina Tres Arroyos en el sector avícola, que tenía el objetivo de apuntar a la exportación y cuando se cayó el mercado de Venezuela decidió volcar la producción de pollos al mercado interno. Eso determinó que la mitad de los productores faconeros de pollos abandonaran la actividad, debido a la competencia de esa industria de mayor porte, consideró.
El sector porcino local sobrevivió gracias a los negocios que estableció la Cooperativa de Productores de Cerdo, creada por la AUPC, que desde 2014 en adelante pasó a abastecer de carne de cerdo a las cárceles y los cuarteles militares, mediante convenios con el Ministerio del Interior y licitaciones con el Ministerio de Defensa. Andrade detalló que las ventas de cerdo a las cárceles representan unos 4 millones de pesos mensuales y en el caso de los cuarteles significa una facturación de 12 millones anuales para esa cooperativa.
Dependencia brasileña
Para tener una idea de la relevancia del negocio de la comercialización de carne suina en Uruguay hay que considerar que las importaciones de carne porcina pasaron de 25.000 toneladas en 2014 a casi 40.000 toneladas en 2019, según datos del Instituto Nacional de Carnes (Inac). Muestran que la participación de Brasil, como el principal origen de ese producto, aumentó de 80% a 97% en ese período. Casi el 100% del cerdo se importa en estado congelado.
El monto de las importaciones de carne suina llegó a US$ 96 millones en 2019, y de enero a julio de 2020 alcanzó US$ 59 millones, indican.
Señalan que el consumo de cerdo en el mercado local creció de 16 kilos per cápita en 2015 a 18 kilos en 2019, y se ubicó casi en el mismo nivel de la carne de pollo, como la segunda más consumida después de la carne vacuna.
Respecto a la creciente importación de carne porcina brasileña, Andrade se mostró crítico sobre la probabilidad del ingreso de carne de esa especie con hueso, debido a las condiciones sanitarias que eso implica por el riesgo de la transmisión de enfermedades.
El mayor problema sanitario que tiene Brasil está en el sur de su territorio y los productores de cerdo reclaman que no ingrese carne de esa región, señaló. Y advirtió que en la producción suina brasileña se utilizan hormonas para el crecimiento y el estándar de tolerancia que aplica Uruguay en el control de esa hormona debería ser más bajo que el actual.
