El sector forestal “ha venido creciendo al amparo de políticas públicas, de entendimiento y de buen accionar de todas las partes, con una participación muy responsable del sector privado”, pero también “aparecen algunas amenazas a su buen desempeño”, advirtió el ingeniero agrónomo forestal Pablo Fleitas, director de la consultora Bosques Altos. En diálogo con Agro de Búsqueda, consideró que “sigue habiendo un posible freno cultural al desarrollo”.
Señaló que los suelos de prioridad forestal ocupan 24% del área nacional, y de esos 4,2 millones de hectáreas solo 1,1 millones están bajo explotación forestal. Sin embargo, destacó que “utilizando apenas el 6% del área total del país, en los suelos menos productivos para otros rubros, será en muy poco tiempo el líder en exportaciones, generando un montón de riquezas”, generando “un liderazgo muy positivo dentro de la economía nacional.
Agregó que “hay industrias que se están instalando, aserraderos y plantas de contraenchapado que van a necesitar masa forestal para sus emprendimientos”. Entonces, “por un lado estamos desarrollando emprendimientos para generar empleo, mayor valor agregado, pero por otro lado estamos limitando las plantaciones con más reglamentaciones”.
Áreas de conservación
Fleitas precisó que “existen 690.000 hectáreas definidas como zonas de prioridad para la conservación ubicadas sobre suelos de prioridad forestal”. Explicó que “si tenemos 4,2 millones de hectáreas de prioridad forestal, y 1,1 millones de hectáreas forestadas, tendríamos 3,11 millones de hectáreas para crecer, sin embargo, esto no es así, porque dentro de esa área hay miles de hectáreas con parches de conservación que no se pueden forestar”. Pero señaló que “sin embargo sí se pueden desarrollar otras actividades agropecuarias sobre esos suelos sin la necesidad de solicitar permisos ni autorizaciones. Lo que se puede ver como un cambio de reglas al desarrollo del sector forestal”.
El consultor planteó que esto deprecia el valor de la tierra en al menos US$ 350 millones. “Hay uruguayos cuyos campos en conjunto valen US$ 350 millones menos por esta política”. Agregó que “en cierta forma es el costo de las restricciones que tiene el Uruguay, es un cálculo que se puede discutir, pero hoy la hectárea de un campo sin parche de conservación vale al menos US$ 500 más que uno que sí lo tiene, porque no se puede forestar”.
Enfatizó que esas 690.000 hectáreas representan alrededor del 16% de los suelos de prioridad forestal. “Entendemos que Uruguay debe conservar el medioambiente, que es muy necesario, pero no compartimos la discrecionalidad y cómo se establecen estas medidas o restricciones”, dijo.
Además, aclaró que “no toda el área de prioridad forestal esté disponible, porque allí se produce carne, lana y otros rubros”.
Sostuvo que cuando hay intención de invertir en campos para plantaciones forestales, ya sea de capitales nacionales o extranjeros, y se encuentran con estos parches de conservación, esas inversiones “se enlentecen y desestimulan al inversor”. Aseguró que “nadie está dispuesto a hacer una inversión cuantiosa en tierra para que después no te den los permisos para forestar”.
De todos modos, Fleitas dijo que no cree que esto esté frenando las inversiones en forestación, aunque sí genera demoras en algunas inversiones, que esperan que se reacomoden las piezas, “haciendo que los campos que no tengan estos parches de conservación valgan un poco más; esa tendencia no es sana”.
Fleitas destacó que el sector forestal “ha hecho mucho” por el cuidado del ambiente. “solo con la fijación de carbono y la producción de biomasa para energía es un sector que contribuye contundentemente a los objetivos climáticos. Por eso no entendemos esta discrecionalidad, que le permite producir a unos rubros sí y a otros no”, dijo.
También remarcó que la sustentabilidad ambiental “es un tema que el sector forestal lo tuvo desde un principio, siendo líder en Uruguay en poner sobre la mesa los temas ambientales, como el cuidado del bosque nativo, que siempre estuvo dentro de las prioridades de la conservación de esa biodiversidad del Uruguay”.
Recordó que “en 1981 teníamos 670.000 hectáreas de bosque nativo y en 2021 eran 850.000 hectáreas. O sea que las políticas forestales no solo generaron producción de madera, sino que a su vez aumentaron 180.000 hectáreas el bosque nativo bajo modelos de preservación y de cuidado”.
El buen momento del sector
El director de la consultora Bosques Altos consideró que el sector forestal “está en un muy buen momento, entendemos que es un modelo exitoso de desarrollo de negocios en Uruguay. A casi 40 años de aprobada la Ley Forestal el sector ha tenido un crecimiento vertiginoso y sostenido. En 2023 está llegando a 3,5% del PBI y en 1994 era el 0,2%”.
El agrónomo valoró que “se ha hecho un trabajo muy serio, por muchos agentes diferentes. En la actualidad el sector está empleando a más de 25.000 personas si sumamos empleos directos e indirectos, exportando US$ 2.500 millones, principalmente a Europa y China. Y está en una etapa de maduración y crecimiento. Hay muchas plantaciones que están llegando a turno de cosecha, y también en la cadena celulósica, con las tres plantas de celulosa que han revolucionado la descentralización de oportunidades”.
También enfatizó que “sigue aumentando la intención de particulares, empresas y fondos de invertir en campos y en activos forestales”, sobre todo en el procesamiento de madera sólida. “Tenemos conocimiento de que ya hay cinco plantas que se están instalando en Tacuarembó, Cerro Largo y Treinta y Tres en estos años”, informó.
Además destacó que se acaba de realizar la inversión privada más importante de la historia del país: la segunda planta de celulosa de UPM.
Entre otras bondades del sector forestal, se refirió al desarrollo de infraestructuras, hidrovías, carreteras y el relanzamiento de las vías de tren
Buenas perspectivas
El consultor consideró que las perspectivas del rubro “son buenas”, sobre todo para el crecimiento del sector de la madera sólida, que recorre un camino “similar al que tuvo la cadena celulósica”, donde primero se establecieron las plantaciones, se produjo la madera, se empezó a exportar el rolo, después el chip y luego empezaron a funcionar las plantas de celulosa”.
Comentó que en la cadena de la madera sólida también se trabajó primero en generar una masa crítica de madera para ofertar en el mercado, que empezó exportando rolos, y que poco a poco fue aumentando la capacidad industrial de procesamiento de esa madera.
Fleitas insistió en que “las perspectivas son buenas”, y que Uruguay “está muy bien posicionado en el mundo para captar inversiones, y el sector forestal ha hecho muy bien las cosas en ese sentido”. “Hay que agradecer lo que han hecho empresas y personas del sector público y privado por el buen desarrollo de este sector, buscado socios de primer nivel mundial para desarrollar esta política de Estado y este negocio”, dijo.
Por otra parte, se refirió a que “el mundo está demandando cada vez más productos sustentables, amigables con el medioambiente, se exige la biodegrabilidad en los productos y la celulosa juega un rol clave en este nuevo escenario”.
A propósito señaló que “se está haciendo ropa de celulosa, utensilios, se está sustituyendo el plástico por otros productos que tienen como materia prima a la celulosa. Por lo tanto, entendemos que la forestación desde este punto de vista tiene mucho para aportar. El aporte de madera producida en Uruguay “también es una forma de sustituir madera de tala indiscriminada de bosques naturales de otras regiones del mundo”.
Además, está el aporte del sector a través de las energías limpias. “Uruguay ha cambiado su matriz energética, la mayor parte de su energía eléctrica proviene de fuentes no dependientes del petróleo como ser el agua, el viento, la biomasa y el sol. Y en biomasa la forestación tiene mucho para aportar”.
“El sector tiene la capacidad de producir el 18% de la energía que circula por las redes de UTE. Se vuelca menos por la red por el gran consumo que hay en las propias industrias forestales”, destacó el consultor.
También dijo que se está siguiendo “con mucha expectativa el desarrollo del proyecto de hidrógeno verde, que viene captando cada vez más atención a nivel mundial y se viene materializando. Uruguay seguramente será parte de ese proceso, y el sector forestal tiene mucho para aportar allí”.
Agro
2023-12-26T19:29:00
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