Después de las pérdidas que golpearon al sector asegurador por el impacto de la sequía en la última zafra de verano —al pagar indemnizaciones por más de US$ 150 millones—, algunas compañías recortaron la oferta de pólizas rurales, lo que genera preocupación y reclamos de los productores.
En esta temporada, el Banco de Seguros del Estado (BSE) está concentrando buena parte de la suscripción de las pólizas que cubren un rendimiento mínimo de producción ante el acaecimiento de eventos climáticos, ya que varias de las firmas privadas no lograron condiciones razonables de reaseguro que las resguardaran de un negocio que arrastra años de pérdidas y es muy riesgoso, explicaron varios agentes del mercado.
En 2022 la empresa pública vendió el 61% de los seguros rurales y las privadas se repartieron el resto: Surco (14,7%), Sancor (13,4%), Mapfre (6,5%) y Sura (4,5%).
En seguros de rendimiento —que son adicionales a los que cubren granizo, heladas, vientos, lluvias, por ejemplo— esta zafra el BSE tendrá cerca del 90% de ese tipo de pólizas, dijo a Búsqueda el titular del BSE, José Amorín.
Apuntó además que el banco está recibiendo muchos pedidos de cobertura de productores que estaban asegurados por otras compañías. “Las privadas se están retirando parcial o totalmente no por voluntad, sino porque hay dificultades con los reaseguros”, afirmó.
Algunas gremiales agropecuarias manifestaron “profunda preocupación” por la situación de “escasa oferta” de pólizas de rendimientos, tanto en kilos asegurados como en área disponible para asegurar. En un reciente comunicado de la Asociación Agropecuaria de Dolores, con el apoyo de la Asociación Rural de Soriano y la Sociedad Rural de Río Negro, señalaron que se ofrecen “peores condiciones” de cobertura con primas más caras, menor rendimiento y capital asegurados y “fuertes aumentos en el porcentaje de capital deducible, lo que hace que la suma cubierta por el seguro disminuya drásticamente con respecto al año pasado”. Alegaron a su vez que hay “cambios constantes, año a año, en las condiciones de los seguros” vinculados a eventos climáticos. “Sentimos que estamos frente a un retroceso en lo que respecta a los seguros agrícolas”, indicaron.
Menos oferta
Hace años que la cartera de seguros rurales es un negocio deficitario para las compañías. La siniestralidad más alta de la historia que registró el sector asegurador por el impacto de la sequía de la última temporada, 2022-2023, “fue la gota que desbordó el vaso”, dijo Andrés Grunert, supervisor del área comercial del Departamento Agronómico del BSE. Tomando las pólizas agrícolas, entre el 2003 y el 2022 la pérdida neta para el BSE fue de US$ 57 millones. Si se incluye el impacto de la sequía en 2023 esa pérdida acumulada sube a US$ 139 millones, informó.
A pesar de ello, la cobertura se ha mantenido por el tipo de contrato de reaseguro que el BSE ha venido suscribiendo, explicó, y por la espalda patrimonial y financiera de la empresa pública. Pero, dada la “debacle” de la zafra pasada, los reaseguradores comenzaron a estudiar la situación de Uruguay y la región, que también fue golpeada por el déficit hídrico y otras catástrofes climáticas. Ello, sumado a que han surgido en el mercado de capitales opciones más rentables y menos riesgosas donde invertir, los reaseguradores no ven atractivo ni interés en los seguros agrícolas.
En 2022-2023 el BSE perdió cuatro veces lo que vendió en la cartera rural en general.
Dado ese panorama, los reaseguradores exigieron cambios para aceptar las nuevas colocaciones. Luego de negociar y realizar algunos ajustes, el BSE consiguió reaseguros para poder ofrecer pólizas de rendimiento para algo más de las 180.000 hectáreas que tuvo el año pasado. Y ahora se encuentra negociando más reaseguros para lograr “asumir todo lo que las compañías privadas no pueden dar este año”, señaló Grunert.
El banco priorizó la suscripción de seguros de rendimiento hasta el martes 10 para aquellos clientes que habían contratado ese tipo de póliza en la zafra anterior, agregó. Ahora está valorando la suscripción para aquellos clientes del BSE que contrataron pólizas agrícolas para el invierno o el verano o ambas y está considerando también a los productores que son clientes “integrales” porque, por ejemplo, contratan pólizas de otro tipo (para automóviles y demás).
Entre los “ajustes” que el BSE realizó al producto de rendimiento, Grunert comentó que se redujo la cobertura de 1.200 a 1.100 kilos por hectárea y que se bajó el precio de la soja de US$ 500 a US$ 430 la tonelada. Este año el banco también incorporó en este tipo de cobertura de rendimiento —a pedido del reasegurador— un “límite de indemnización”, que opera cuando la pérdida de producción es casi total. En esas circunstancias, dijo, el BSE cubre el 80% de las pérdidas y el 20% restante lo debe asumir el productor.
Al pasar raya, Grunert dijo que en esta zafra asegurar 1.100 kilos de rendimiento por hectárea de soja es 18% más caro que en la anterior temporada.
A pesar del encarecimiento y las restricciones en las condiciones de suscripción, el funcionario manifestó que hay una “amplia” lista de espera por la mayor demanda del mercado.
Algunas aseguradoras privadas también están cotizando y vendiendo seguros de rendimiento ajustando sus productos dado el endurecimiento de las condiciones de reaseguro, matizó a Búsqueda el director ejecutivo de la gremial que las nuclea, Alejandro Veiroj.
Evaluó que este año está siendo difícil porque el reaseguro a nivel mundial está retraído y ello quita herramientas de gestión de riesgo. Pero, apuntó, ello no significa que las dificultades sean “permanentes”.
El ejecutivo de la gremial de aseguradoras privadas cuestionó que el BSE esté tomando más riesgo y busque expandir su negocio de coberturas rurales, un mercado donde la pérdida es “sistemática”. Agregó: “No es una buena señal (…). Si el Estado quiere subsidiar al agro, que lo haga de forma transparente y no generando ruido en un mercado en competencia”, reclamó Veiroj.
“Este año no estamos ofreciendo esa cobertura adicional vinculada a la seca”, dijo el gerente general de Surco Seguros, Andrés Elola. “Comparto que hay una necesidad del sector productivo, y estamos dispuestos a trabajar para que haya seguros que den coberturas razonables. (…) El asegurador tiene que cuidar sus costos también. Claramente, también es una necesidad desde el punto de vista de la política pública”, apuntó el ejecutivo.
Señaló además que se viene de un año “muy malo, donde el daño fue muy severo”. En el caso de Surco Seguros la relación entre primas y siniestros fue elevada “Cobramos un peso y pagamos 11. Eso hace inviable mantener la cobertura así”.
Para esta campaña, dijo, han buscado alternativas de reaseguro pero no lograron condiciones adecuadas como para ofrecer un buen producto de rendimiento.
En el resto de las pólizas y riesgos para el agro, la compañía no tuvo inconvenientes, alegó.
“No es que no estemos dando el producto porque no queremos. No lo tenemos. No lo conseguimos. En el caso de Sura todavía estamos intentando renegociar con el mercado reasegurador para ver si logramos cobertura de rendimiento en esta campaña”, dijo Gonzalo Gutiérrez, suscriptor de Seguros Sura.
“Las privadas seguimos intentando renegociar coberturas para esta campaña, otras ya tiraron la toalla y hay quienes están peleando”, agregó.