A 30 años de la desmonopolización del mercado asegurador, las compañías privadas reclaman “igualar” las condiciones de competencia y abrir el juego ante el “apetito” que varias tienen por la cartera de pólizas de accidentes de trabajo, que se mantiene como monopolio legal del Banco de Seguros del Estado (BSE). La empresa pública dice que “hay otras cosas que hacer antes” de liberar esa rama, si bien “siempre” hay posibilidad de discutir y conversar al respecto.
“Posibilidades de desmonopolizar existen, pero es un tema que funciona muy bien y, por tanto, creo que hay otras cosas para hacer antes. (…) En general, yo no soy partidario de los monopolios, pero, si lo tenemos, la obligación es hacerlo bien, dar servicios de calidad al precio más bajo. Y es lo que estamos haciendo. No es por temor, obviamente, a que nos quiten el monopolio, que creo está metido en la cabeza de los uruguayos”, dijo a Búsqueda el presidente del BSE, José Amorín.
En tanto, para la Asociación Uruguaya de Empresas Aseguradoras (Audea) existe una “oportunidad de mejora” en las condiciones de competencia, dijo a Búsqueda el director ejecutivo de la gremial, Alejandro Veiroj. “Es un tema nacional, de organización de mercados, de cara a lograr un mejor bienestar para el consumidor mediante la ampliación de las ofertas disponibles” y de que todas las empresas del sector asegurador “cuenten con las mismas oportunidades y herramientas para desplegar sus propuestas”, señaló.
Veiroj aseguró que varias empresas privadas cuentan con “expertise y apetito” para ofrecer pólizas de accidentes de trabajo y afirmó que en estos 30 años de liberalización del resto de las ramas de actividad se “ha demostrado que la competencia es beneficiosa para los consumidores y las empresas, en cuanto a reducción de costos y mejora en los productos”.
En un reciente editorial, la Audea afirmó que no ve “razones” para que se mantenga el monopolio de accidentes laborales, “principalmente en cuanto a su componente no prestacional”. Agregó que el financiamiento de la cobertura del seguro de forma monopólica “no solo perjudica al consumidor de seguros, sino que además es una herramienta de competencia que genera una gran desigualdad en la forma en que el sector privado de seguros debe competir en las ramas en competencia”.
En los últimos años, la Audea mantuvo entre sus objetivos estratégicos el reclamo de desmonopolizar la rama de accidentes laborales e incluso algunas empresas, como Seguros Sura, lo plantearon a las autoridades de esta administración con un análisis técnico.
Hace tres décadas, recordó Amorín, “en un ambiente fuertemente desmonopolizador había motivos para mantener el monopolio de accidentes de trabajo. Y (terminar con eso) después de 30 años sería cambiar un sistema que funciona muy bien. ¿Para qué? Para que algunos privados ganen un poco más de dinero”.
Señaló que desde que asumió esta administración, el BSE redujo 25% la tarifa de accidentes laborales y consideró “clave” que el ente siga administrando el hospital, cuya “calidad de servicio es excelente y reconocida” internacionalmente. Alegó que si el servicio y sistema de coberturas vigente para los accidentes laborales “funcionara mal, se demonopolizaría en dos minutos. Pero funciona muy bien y a precios razonables”.
En tanto, el presidente de la Agrupación de Profesionales Asesores en Seguros (Aproase), Lorenzo Paradell, dijo que en lo personal no le desagrada que se mantenga el monopolio del BSE en accidentes de trabajo. “Teniendo en cuenta el fin social que cumple el seguro, la evolución que ha tenido el BSE con la construcción del nuevo sanatorio, la baja de las primas (…), no tengo claro que la desmonopolización garantice baja de costos y mejor servicio, pero puedo estar equivocado”, apuntó.
“Mucho campo” para competir
Para Amorín, “es natural” que las compañías privadas quieran participar en las “áreas donde pueden ganar algo más”, pero planteó que hoy pueden participar en la rama previsional, que está abierta a la competencia y donde la facturación triplica a la de accidentes laborales. “Allí hay mucho campo para aumentar la competencia. El riesgo existe porque es un seguro enorme, hay riesgo de longevidad, pero la actividad en la competencia exige asumir riesgos”, dijo el jerarca, y recordó que el BSE trabajó “muchísimo tiempo perdiendo muchísima plata” en el rubro previsional porque no había “más remedio que estar” como empresa pública.
Hace años que las compañías privadas dejaron de operar esa rama —que paga las rentas previsionales de los pasivos de las AFAP— por los problemas de diseño del sistema, que las exponían a asumir riesgos elevados y difíciles de gestionar en el largo plazo. Para la Audea, todavía no están dadas las condiciones para retornar a ese negocio.
Ahora, para el titular del BSE, además de las mejoras regulatorias que entre 2018 y 2021 se realizaron para las pólizas previsionales (de actualización de las tablas de mortalidad y las reservas matemáticas), la ley de reforma jubilatoria introdujo algunos cambios que pueden favorecer a que las aseguradoras privadas compitan en el seguro colectivo que contratan las AFAP para las coberturas de invalidez y fallecimiento de sus afiliados activos.
El titular del BSE consideró “probable” que el resto de las aseguradoras comiencen a ofrecer ese tipo de cobertura, donde el riesgo es más acotado, para luego hacerlo en las pólizas previsionales en general.
Desmonopolización
Tres décadas atrás —en octubre de 1993, durante el gobierno de Luis Lacalle Herrera— se promulgó la Ley Nº 16.426, que dispuso la desmonopolización del mercado asegurador, a excepción de la rama de accidentes laborales.
Por aquellos años, el mercado facturaba unos US$ 244 millones, entre el BSE y algunas compañías del exterior que aseguraban algunos riesgos como incendio o transporte.
En perspectiva, la liberalización provocó cambios positivos para las empresas y los consumidores, generando el desarrollo del sector con la instalación de más de una docena de empresas, lo que aumentó las ventas, diversificó las coberturas y los servicios y redujo los precios.
Desde entonces, el mercado asegurador se multiplicó por ocho en términos de ventas: en todo el 2022 el BSE y una quincena de firmas privadas comercializaron pólizas por US$ 1.966 millones, de acuerdo a las cifras publicadas por el Banco Central.
De ese total, la mitad corresponde a ventas del BSE en áreas monopólicas de hecho (US$ 721 millones, por pólizas previsionales) o de derecho (US$ 275 millones, por accidentes laborales). La rama con mayor competencia y relevancia en la participación de las privadas es la de automóviles, que en todo 2022 vendió seguros por US$ 413 millones.
“Tuvimos 80 años de monopolio del BSE, que fijaba costos, coberturas y condiciones de la mayoría de los riesgos”, recordó Paradell. Con la mayor oferta de productos y servicios, la baja de primas y las mejores condiciones de contratación que se produjeron con la apertura a la competencia, Paradell estimó que en las últimas tres décadas se duplicó la cantidad de corredores de seguros (hoy en día son unos 2.000).
La evolución de la participación del BSE en el mercado en competencia (considerando la rama previsional) era de 73% en 1996 —a pocos años de la liberalización de 1993— y fue disminuyendo de forma gradual hasta el 52% en 2009. Desde entonces, trepó hasta llegar al 64% en 2022.
En el mismo período, pero excluyendo tanto accidentes de trabajo como seguros previsionales, la porción del mercado que tiene el BSE pasó de 73% en 1996 a 46% en 2009 y llegó al 37% en 2022.
Si se considera la facturación total del mercado, el año pasado el BSE concentró el 69% de las ventas, según datos aportados por el ente.
“Hace 30 años, probablemente pensara que el banco en competencia iba a tener enormes dificultades, pero hoy sigue siendo líder en casi todas las áreas, hemos mejorado mucho tanto en calidad de servicios como en resultados para el banco. El balance de la desmonopolización es absolutamente positivo”, valoró Amorín.
La Audea también destacó el mayor acceso al seguro y el beneficio para los consumidores con productos que “en algunos casos han disminuido sus precios a una tercera parte”.