Después de estar siete horas encerrados discutiendo sobre la situación generada por la pandemia, los ánimos no eran los mejores. Pasadas las siete de la tarde del martes 5, las muestras de agotamiento y tensión se veían en los rostros de los senadores y diputados que asistieron a la Comisión de Salud de la Cámara Alta para escuchar al Poder Ejecutivo referirse a su estrategia para enfrentar el Covid-19.
El problema es que lo que fue en gran parte de la sesión un análisis basado en informes científicos, derivó luego en un fuerte enfrentamiento entre el oficialismo y la oposición con acusaciones de decir falsedades, de tener doble discurso, miserias o del “soberbiómetro”.
Un par de intervenciones de legisladores del Frente Amplio generaron molestia en el oficialismo. Daniel Olesker —exministro de Salud y actual senador socialista— dijo que “era posible prever que iba a haber un giro en la situación” de la pandemia en Uruguay. “Se perdió un valioso tiempo ganado en los primeros meses para enfrentar la coyuntura cuando esta se transformó en adversa. Por lo tanto, vemos una estrategia retrasada y equivocada en la nueva situación”, dijo.
Luego habló Mario Bergara. Señaló que el Frente Amplio está para “contribuir” al combate de la pandemia desde el Parlamento, a nivel político y a nivel de los “mensajes” de comunicación. “Para eso ayudarían mucho el diálogo, la transparencia, que hubiera más información y que estuviéramos informados justamente con información de calidad y no solo a través de los medios de comunicación”.
Luego de Bergara pidió la palabra el senador y coordinador de la bancada blanca Gustavo Penadés. Molesto, dijo que rechazaba las palabras de Olesker por ser “tendenciosas, equivocadas, teñidas de subjetivismo”.
“No se puede reclamar diálogo político y a renglón seguido iniciar una catarata de agravios sobre el gobierno, dichos con una tonalidad muy civilizada, pero hablando de falta de transparencia, de ocultamiento, de políticas erráticas y equivocadas (...) Desde marzo hasta la fecha hemos venido soportando primero un silencio atronador cuando los números servían. Acá se ha dicho que se ha tendido la mano... Nosotros, por lo menos, no sentimos que se haya tendido”.
“Eso es falso”, le retrucó Bergara.
“No es falso —le dijo Penadés—, es lo que nosotros sentimos. De la misma manera que ustedes sienten que han hecho aportes, nosotros sentimos que no y, es más, muy por el contrario, cuando llegó el momento de acompañar las medidas que el gobierno debía implementar en cuanto a la libertad responsable, ustedes fueron por otro camino, que era el de la cuarentena obligatoria. Entonces no es falso, falso será para usted. Y mientas usted habló y dijo una sarta de falsedades, yo me callé, así que ahora ante las mías, cállese usted”.
Luego Penadés le dijo a los legisladores del Frente Amplio que no trataran de “vender la idea de que quieren colaborar”.
“La idea no fue colaborar, por lo menos de la manera en que nosotros entendíamos que se debería haber colaborado. Además, es muy difícil debatir cuando acá se dice una cosa, se habla de diálogo y entendimiento, y en las redes sociales los mismos personajes dicen cualquier otra, y en los medios mucho más. Pero cuando se nos trata de mercenarios, como lo hizo el presidente del Frente Amplio, ¿qué esperan como respuesta?”.
El secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, dijo que aceptaba que se dijera que hasta agosto la oposición apoyaba las medidas y que hoy la política sanitaria es equivocada. “Pero como gobierno no puedo aceptar que se diga que se estuvo omiso y que se perdió el tiempo”, dijo.
Jíbaros
Otro punto que generó controversia fue el vinculado a si las marchas y movilizaciones sociales aumentaron el número de casos. Olesker preguntó —aunque no tuvo respuesta— si había algún informe técnico que confirmara que las movilizaciones hayan tenido efecto sobre los contagios. Hasta ahora, señaló, los informes muestran que los contagios son laborales e intrafamiliares.
El senador de Cabildo Abierto Raúl Lozano, dijo que hay un problema “importante de doble discurso”.
“Por un lado, se piden medidas rígidas y, por otro, se alientan movilizaciones. Estas cosas son indiscutibles; no es como dijo el preopinante, señor senador Olesker, de que el Frente Amplio no las apoyaba, porque incluso hay comunicados de esa fuerza política apoyando algunas de esas marchas. O sea, búsquenlas porque están. ¡Por favor, doble discurso no! Ayudemos a salir todos juntos, que es lo que nosotros queremos”.
“Creo que podemos terminar este debate así, siendo la envidia de los jíbaros”, comenzó respondiendo el senador comunista Oscar Andrade.
“¿Se puede caer en la miseria de decir que alguien va a una marcha para infectarse e infectar a sus hijos para que al gobierno le vaya mal? ¿Alguien puede creer tal cosa? Sensatamente, ¿alguien puede pensar que se puede empobrecer tanto la discusión para llegar a ese nivel? No; creo que no”, afirmó.
Rechazó el planteo de que la oposición no había hecho nada respecto a las aglomeraciones. Recordó que propusieron que el Ministerio del Interior pudiera seguir exhortando y que en situaciones más complejas opinara primero el Ministerio de Salud Pública.
“Nadie quiere ganar medio milímetro sobre la base de la salud de la gente. No es cierto. (...) Se ha dicho que acá el problema es que queremos festejar que a la gente le vaya mal y muera. No es así. Hay que bajar un cambio. Podemos tener diferencias de enfoque sobre por dónde caminar, qué medidas tomar, el ritmo de las medidas”, dijo Andrade.
Le respondió la nacionalista Graciela Bianchi. Dijo que jamás pensó que lo hacían “a propósito”. “Podría pensarlo, porque vengo de esa cultura de ‘cuanto peor, mejor’, y agudizar las contradicciones. Pero creo que se aprendió algo, y me imagino que en el medio de la pandemia nadie lo está pensando”.
Pero a continuación, Bianchi pidió que todos fueran “serios” en la discusión. “Vamos a no desbarrancar, porque hay una cosa que ustedes no pueden soportar, y es que en este país siempre lo jurídico está por encima de lo político y ahora lo científico es lo que está por encima de lo político. Y no se puede medrar sobre estas cifras que tenemos ahora, cuando realmente todos tenemos una cuota parte de responsabilidad, porque se nos pidió la libertad responsable. ¿O no tenemos todos una parte de responsabilidad? Fuimos nosotros los que empezamos a fallar, y algunos empezaron a fallar en forma masiva”.
Bianchi subió la apuesta al señalar a la oposición: “¡Así que me dicen que quieren colaborar! Con que dejen gobernar y no hagan perder más el tiempo, porque estamos desde las 10 de la mañana con la plana mayor del ministerio, con algo que es lo que más nos interesa a nosotros junto con los científicos en este momento, y es que esto funcione. Yo me callé la boca, pero llega un punto en que no se aguanta, porque es lo que dije el otro día: es la dignidad personal lo que está en juego. El soberbiómetro habría que bajarlo un poquitito de nivel y así nos iría a todos mejor. En todo caso, ustedes hubieran sido menos soberbios y no hubieran perdido las elecciones”, dijo.
La intervención de Bianchi molestó a los legisladores del Frente Amplio que resolvieron no contestar para no alargar la sesión.
La reunión la cerró el secretario Delgado que intentó bajar la tensión. Agradeció por el trabajo de la comisión y de todos los partidos. “Ustedes quedan con el compromiso —en la medida que podamos ir confirmando algunas de las decisiones que están en proceso, que por tema de confidencialidad no pudimos avanzar— de que vamos a brindarles información, porque nos necesitamos a todos, pues la confianza en el proceso que se viene es clave. Es importante que cada uno trasmita a sus referentes y sus referidos la confianza en un proceso que para Uruguay es muy caro”.
