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Por cuarto año consecutivo, la terminal de contenedores del puerto de Montevideo, Terminal Cuenca del Plata (TCP), no alcanzó el volumen de carga mínimo comprometido por contrato con el Estado uruguayo. El pasado martes 4 de octubre, la Administración Nacional de Puertos (ANP) le notificó que deberá pagar U$S 429.059 por el incumplimiento.
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Entre el 12 de junio de 2015 y el 12 de junio de 2016 TCP movilizó 260.841 contenedores. Según el contrato, en ese período el tráfico de carga debería haber sido como mínimo de 292.000. Cada uno de esos contenedores que no movió le costarán a la terminal U$S 13,77.
TCP es propiedad en un 80% de la compañía belga Katoen Natie, que en 2001 ganó una subasta para ser el concesionario hasta 2030 de la terminal. El estado uruguayo es socio de la multinacional logística con el 20% restante de las acciones.
Desde el inicio de la concesión, TCP no alcanzó en siete ocasiones los mínimos establecidos por contrato. En los primeros dos años, la empresa quedó por debajo del límite pero luego logró estabilizar la operativa y por seis años consecutivos se mantuvo por encima de los mínimos, en algunos incluso holgadamente. En el período 2009-2010 volvió a tener un tráfico menor al mínimo, en los dos siguientes lo superó con comodidad y en los últimos cuatro otra vez no consiguió superarlo.
El contrato, además, establece otro volumen mínimo para TCP, que en caso de incumplimiento en tres años consecutivos hace caer la concesión sin derecho a indemnización. Este año ese mínimo era de 206.700.
El gerente de Relaciones Institucionales de Katoen Natie, Fernando Correa, dijo a Búsqueda que el origen de esta racha de resultados negativos estuvo vinculado a la pérdida de la carga de trasbordo argentina por una resolución proteccionista adoptada por el gobierno de Cristina Fernández. Aunque la medida fue derogada por la administración de Mauricio Macri, los malos resultados para la terminal especializada se mantuvieron por un contexto en el que las navieras priorizan el precio por sobre la productividad y eso provoca un traslado de operaciones hacia los muelles públicos.
Según datos oficiales publicados en la página web de la ANP, entre enero y agosto de 2016 se movieron en el puerto de Montevideo 358.657 contenedores. De acuerdo a datos brindados por Katoen Natie a Búsqueda, en ese mismo período la actividad de TCP fue de 175.081 contenedores. Es decir que, aunque cuenta con el mejor equipamiento para la carga y descarga de contenedores, la terminal especializada se quedó con menos de la mitad del tráfico (48,8%) por el que puja con la empresa Montecon, su competidora en los muelles públicos.
“Sobrevivir”.
Para Katoen Natie, el principal motivo de la caída de tráfico de la terminal especializada de contenedores es el precio. Según explicó Correa, a nivel internacional el volumen de carga a transportar está por debajo de “lo normal” y eso hace que las compañías navieras no tengan “presión en sus itinerarios”. Con ese contexto, las compañías eligen “sacrificar productividad por mejor precio” y ahí es donde TCP no queda bien parada.
La principal ventaja que la terminal tiene sobre su competidora Montecon es la productividad. TCP tiene en su muelle ocho grúas pórtico con las que puede llegar a hacer entre 80 y 90 movimientos por hora. Montecon, en tanto, trabaja con grúas móviles que pueden llegar a productividades de entre 40 y 50 movimientos por hora.
En las tarifas la relación se invierte. Atracar en el muelle de TCP es 10 veces más caro que hacerlo en las áreas públicas. Según, Correa la diferencia se debe a que la ANP cobra precios “ridículos”.
“La ANP con lo que está cobrando por el uso del muelle C, recién amortiza la tercera parte de la inversión en 100 años”, ejemplifica.
Para Correa, la incidencia de esas variable en el negocio es clara: TCP perdió líneas que se fueron por cuestiones de tarifas a Montecon. A eso se suma la intención del gobierno —manifestada por el ministro de Transporte, Víctor Rossi, y el presidente de la ANP, Alberto Díaz— de equipar los muelles públicos con grúas pórtico.
“El único elemento de subsistencia de TCP es la productividad y la ANP quiere sacárselo. Con estos números TCP no tiene probabilidades de sobrevivir”, afirmó.
Para Correa, el actual escenario es distinto al de 2001, cuando Katoen Natie resolvió invertir U$S 200 millones. En su opinión, el Estado uruguayo no puede ahora hacer otra cosa y mandar al inversor “a llorar al cuartito”.
“Esas cosas se tendrían que haber dicho en el momento de la subasta. Si no, es un engaño. Y el gobierno de Uruguay tiene que tener cuidado con eso, sobre todo cuando están llamando a inversiones y se está diciendo que el país respeta. Bueno, acá hay una concesión que va por la mitad y esta historia la venimos repitiendo desde hace años. Tenemos que estar peleando para que nos dejen trabajar y cumplan con lo que se prometió. No se puede estar constantemente peleando para que te dejen trabajar”, reclamó.