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Montevideo, 17 de junio de 2025. (De nuestras agencias). La Mesa Directiva de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) procedió anoche a declarar campeón uruguayo al Club Atlético Peñarol, tras el accidentado final del partido clásico jugado el domingo pasado en el Estadio Centenario, que fue suspendido faltando siete minutos para el final.
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En efecto, como nuestros lectores recuerdan, cuando Peñarol obtuvo el tercer tanto, la hinchada de Nacional reaccionó en forma violenta, invadiendo el campo de juego y procediendo a asesinar al árbitro, Braulio Delsil Bato, quien falleció tras haber sido acribillado a puñaladas por la horda agresora.
En ese mismo momento, y de acuerdo al nuevo reglamento de la AUF, para darle continuidad al juego ingresó a la cancha el cuarto árbitro, Liborio Soysu Plente, quien, a diferencia del juez del partido, en vez de ser eliminado a puñaladas, resultó muerto tras una descarga de varias armas de fuego, que pusieron fin a su vida. Faltaban siete minutos para terminar el juego, pero el mismo debió suspenderse en ese momento por falta de quórum arbitral, ya que los dos líneas, que hubieran sido las alternativas de suplencia de acuerdo al reglamento, habían huido presurosos hacia el vestuario, para defender sus vidas.
Algo preocupado por el inquietante desarrollo de los acontecimientos, el Ministro del Interior, Ifigenio Comobo Nomi, dispuso el inmediato ingreso de la Guardia Republicana al campo de juego, el cual se tornó en campo de fuego, ya que los uniformados apilaron junto al paredón de la tribuna América a 128 hinchas de Nacional y 135 de Peñarol, ametrallándolos sin piedad. Los cuerpos exánimes de los revoltosos fueron trasladados de inmediato a la Morgue Municipal en el nuevo y sofisticado camión juntacadáveres marca Deadbody Carrier, recién estrenado, vehículo que ha sustituido a la antigua ambulancia que se estacionaba años atrás en un costado de la cancha, por la eventualidad de algún traslado de algún herido. La última ambulancia, según se recuerda, fue incendiada en una de las semifinales del campeonato, cuando llevaba en su interior a varias mujeres y niños que huían de la masacre entre hinchas de Peñarol y de Cerro, todos los cuales murieron en el siniestro dentro del vehículo carbonizado.
Los incidentes de este emocionante encuentro por el campeonato uruguayo prosiguieron dentro y fuera del Estadio.
A segundos de la suspensión del juego, una bomba explotó en el palco oficial, dejando varios muertos, aunque afortunadamente ninguno de ellos dirigente de los dos equipos que se enfrentaron en la cancha.
Darío Rodríguez, presidente de Peñarol, declaró a la salida del Estadio que se sentía muy feliz por la victoria, y que su satisfacción sería completa si en la explosión de la bomba también hubieran muerto los dirigentes tricolores que estaban en el palco, en especial su presidente Álvaro (a) “El Chino” Recoba (quien salvó milagrosamente su vida gracias a que estaba refugiado tras la heladera que contiene las bebidas refrescantes en el sector tricolor).
El Chino Recoba, al abandonar el Estadio, dijo por su parte que se alegraba de haber salvado su vida, y que consideraba una injusticia que no se hubieran jugado los minutos restantes, en los que seguramente su equipo habría empatado el partido.
En las afueras del Estadio, hinchas de ambos equipos tomaron por asalto locales comerciales, rompiendo las vidrieras y hurtando todo cuanto estuviera a su alcance. Víctimas propicias fueron los supermercados, de los cuales los vándalos expropiaron decenas de botellas de bebidas alcohólicas, procediendo a embriagarse para festejar unos, y para olvidar las penas los otros.
En el Supermercado TuTu, ubicado en la principal avenida, hinchas de ambos equipos de forma mancomunada procedieron a maniatar a los guardias de seguridad, atándolos a varios árboles del ornato público, y prendiéndoles luego fuego, hasta que los desdichados vigilantes murieron calcinados. Abrazados, tricolores y aurinegros entraron luego al comercio, al grito de “¡perdimos, ganamos, igual nos mamamos!”, procediendo en forma ordenada a repartirse las botellas de whisky y de vino que abrieron y se tomaron, brindando por la hermandad deportiva y las buenas relaciones entre los hinchas, distribuyendo paralelamente porros de marihuana y dosis de pasta base en forma tan proporcional como generosa.
Anoche, en la sesión extraordinaria de la Mesa Ejecutiva de la AUF, y en ejecución del nuevo reglamento en vigor desde hace poco tiempo, los integrantes del Comité Forense procedieron a presentar los certificados de defunción de los protagonistas de los tantos registrados durante el partido.
En efecto, ya no se cuentan los goles, como antes, sino que lo que se toma en cuenta es la cantidad de hinchas ahorcados que penden del travesaño del arco adversario. Peñarol logró colgar a tres hinchas de Nacional, y los albos solo lograron ahorcar a dos hinchas aurinegros, logrando de esta manera el triunfo que lo ha proclamado campeón uruguayo de esta temporada.
Asistió especialmente invitado a la reunión de la AUF el subsecretario del Interior Jorge Elpé Rovázquez, quien manifestó que estaban muy adelantadas las gestiones para la instalación de cámaras que permitieran identificar a los violentos que tanto daño le hacen al deporte, así como todos los detalles de lo que ocurre dentro del campo de juego y en las tribunas, estimándose que para el 2040 las mismas ya estarán operativas.
—“De estar ya instaladas las cámaras, no hubiera sido necesario traer hoy los certificados de defunción de los ahorcados en los travesaños, porque podríamos haberlos identificado en el mismo momento que los colgaban” —expresó el jerarca, quien, refiriéndose a los actos de violencia, agregó asimismo la vieja frase pronunciada por uno de sus predecesores a mediados del 2014, el entonces subsecretario Jorge Vázquez: “Si los ciudadanos no están vinculados a la delincuencia, narcotráfico y carecen de problemas familiares importantes, tengan la seguridad que nadie los va a matar”.
—“Andá a cantarle a Milvana” —comentó por lo bajo un dirigente de un cuadro chico, pero nadie lo escuchó.