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    Toma el dinero y huye: sobre la filmación, recuperación y legado de Nueve Reinas

    La popular película argentina se reestrena en cines uruguayos en una nueva versión remasterizada

    “Chorros. No. Chorros, no. Descuidistas. Colateros. Abanicadores. Gallos ciegos. Biromistas. Mecheras. Garfios. Pungas. Arrebatadores. Mostaceros. Lanzas. Bagalleros. Pesqueros. Filos”. Los epítetos para llamar a quienes comparten el oficio de Juan y Marcos, los protagonistas de Nueve reinas (2000), son numerosos, pero el personaje de Marcos (Ricardo Darín), el de traje y barba candado, no titubea con la catarata de sinónimos. Habla y no deja hablar. Es parte de su estrategia para convencer al ingenuo y torpe Juan (Gastón Pauls) de cometer, juntos, el robo de sus vidas. ¿O será que es Juan quien deja que el charlatán hago lo suyo y así ganar su confianza?

    A Nueve reinas la llaman un clásico argentino, y el sayo no le queda mal. Es una de las grandes películas de la cinematografía de ese país. Por la convicción de su representación, la sagacidad de su ejecución y, en especial, su cualidad de inolvidable.

    Lo de memorable se comprueba enseguida al pensar en sus aspectos más pop: la figura de Rita Pavese, las líneas de diálogos repletas de humor y astucia (“Lo que faltan son financistas”) y sobre todo una imagen que se repite, la de Pauls y Darín, bajo la dirección del cineasta y guionista Fabián Bielinsky, en un doble duelo actoral: el que juegan entre ellos, con el gato entrenando al ratón sin saber que este también esconde sus garras, y el que tienen frente a una vibrante pero peligrosa Buenos Aires antes del cambio de milenio.

    Más de dos décadas después de su estreno, Nueve reinas se verá de nuevo en cines de Uruguay en una nueva versión remasterizada en 4K, tecnología que ofrece una resolución superior a la alta definición. Las funciones son, por ahora, limitadas. La película se exhibirá hoy jueves 22 a las 21.20 en Movie Montevideo y el próximo martes 27, a las 21.40. En el Auditorio Nelly Goitiño habrá funciones hoy y el sábado 24. La programación de nuevas funciones dependerá de la demanda del público ante las primeras proyecciones, según explicó la distribuidora RBS a Búsqueda. Próximamente, esta nueva versión de la película se podrá ver también en la plataforma Star+.

    Recuperación

    A mediados de 2022, Marcelo Camorino, director de fotografía de Nueve reinas, En la mira, La señal y La fuga, entre otras, recibió un llamado. Juan Pablo Galli y Julián Setton, líderes dentro de la productora cinematográfica Patagonik, tenían una propuesta para hacerle: trabajar juntos en un máster digital, un archivo de alta calidad que traslade a una mejor versión la reconocida obra de Bielinsky.

    El proceso sería el siguiente. Primero se escanearía un negativo original de Nueve reinas, es decir, de la tira de película que contiene la imagen capturada por la cámara. Es la fuente de la que se derivan las demás copias de la película que, en su momento, eran luego enviadas a los cines para ser proyectadas. Después se haría una limpieza digital de las imperfecciones que el tiempo genera en ese formato. Por último, la corrección del color sería cotejada y hecha a la par del 35 mm del estreno original, con la supervisión directa de Camorino.

    La primera parte, la del escaneo, fue de las más engorrosas, describió el cineasta en conversación con Búsqueda. El escáner de cine Northlight, un dispositivo de alta tecnología que se utiliza para digitalizar películas de 35 mm y 16 mm, utiliza sensores de gran precisión para detectar la posición de cada fotograma de la película. El proceso lleva su tiempo pero permite convertir la película en archivos digitales que pueden ser almacenados, editados y proyectados con mayor facilidad.

    Radicado en Colombia, Camorino viajó a Buenos Aires a filmar una película y en diciembre de 2022, una vez finalizado el escaneo, empezaría con el trabajo de corrección de color junto al equipo de Patagonik.

    Con el negativo original escaneado, se realizó también una proyección analógica de Nueve reinas en el Museo del Cine de Buenos Aires, ubicado en el barrio de La Boca. Entre los presentes se encontró Andrés Levinson, investigador del museo y uno de los responsables de la remasterización de la película.

    Como la fuente original del proyecto fue un negativo de 35 milímetros, la película de aquella función en el museo revelaba el paso del tiempo. Entre los problemas que presentó, uno fue las múltiples veces que se utilizó para generar otras copias que permitían llevar la película por todo Argentina, además de otros países. En su país, Nueve reinas alcanzó un público de medio millón de espectadores tras el lanzamiento.

    “El problema de las copias analógicas que existieron hace 24 años es que se pasaban muchas veces en una sala en Buenos Aires y después, cuando la película se pasaba en el interior o en otro país, lo que iban eran esas mismas copias, que ya habían sido pasadas, tenían rayas y acumulaban suciedades. Entonces, en el interior del país veías una copia que estaba totalmente degradada. Eso era casi una discriminación. Lo que vos veías era una piltrafa de lo que se proyectaba originalmente en Buenos Aires”, recordó Camorino.

    La voluntad

    Antes de aceptar volver a reencontrarse con Nueve reinas, Camorino estableció una condición ante el equipo de Patagonik. “Al no estar Fabián (Bielinsky), la idea que trasladé es que se respetaran lo más que se pudiera las condiciones en las que habíamos hecho la copia: su contraste, su color, su luminosidad. En formato digital uno podría cambiar bastante todo eso. Se corría el riesgo de manipular el material de tal manera en que no pareciera lo que había sido. La película tenía que conservar el espíritu que había propuesto Fabián. Era una manera de hacer un homenaje a su voluntad”, compartió.

    Bielinsky murió de un ataque al corazón en un hotel de San Paulo en junio de 2006. Tenía 47 años de edad y estaba preparando una publicidad. Su muerte, trágica y súbita, interrumpió una carrera en pleno ascenso que se anunció con Nueve reinas y se confirmó, unos años después, con el estupendo thriller El aura (2005), también protagonizada por Darín.

    Bielinsky y Camorino se conocieron dentro de la industria publicitaria bonaerense. El primero trabajaba como asistente de dirección y el segundo era director de fotografía. Para Camorino, que había visto el trabajo de Bielinsky gracias a un cortometraje, estaba ante “un director con ideas”.

    Nueve reinas se materializó gracias a un concurso de guion organizado entre Kodak, Patagonik y Cinecolor, cuyo premio sería la producción del trabajo ganador. Pasaron cerca de dos años entre el veredicto del concurso de guiones y la filmación. Originalmente, la película llegó a tener el título de Farsantes.

    Cuando Bielinsky recibió la luz verde para filmar, solo tuvo dos meses para poner el proyecto en marcha. Así fue que convocó a Camorino con una idea: lograr que su historia, la de dos estafadores que se conocen en una madrugada y deciden obtener y vender un tesoro valuado en miles de pesos en la forma de unas estampillas falsificadas, no se sintiera irreal. “Era una película que transcurría en 30 horas de la vida de estos dos personajes. Era muy urbana, y una de las cosas que me planteó Fabián era que fuera lo más documental posible”, explicó.

    Había que filmar muchas escenas porque el guion así lo pedía. La película estaba definida por la presencia de Buenos Aires y el recorrido de Juan y Marcos por ella. Camorino le planteó al director no utilizar ningún contraluz en los protagonistas, porque “el contraluz sobre los personajes siempre delata la presencia de una luz artificial”.

    Otra de las herramientas de filmación acordada fue la del uso del steadicam, un dispositivo de estabilización de cámara que permite al operador, mientras se mueve, capturar imágenes fluidas y sin sacudidas.

    Una de las escenas más complejas de filmar fue la que terminó en el afiche de la película. Juan y Marcos son robados por dos ladrones en motocicleta y empiezan a perseguirlos por Puerto Madero. Esa escena se rodó en tres días y presentó varios desafíos. Uno de ellos fue un accidente sufrido por Pauls, quien se fracturó la rodilla tras caerse en plena filmación.

    El rodaje tuvo una duración de nueve semanas. Camorino lo recuerda como una filmación tranquila, sin conflictos más allá de la misión de obtener, cada día, lo que debían filmar.

    Para el cineasta, hay dos grandes elementos que explican el éxito, la recepción y el legado de la película. El primero está en una de sus grandes apuestas: la revelación final en la que la naturaleza del vínculo entre Juan y Marcos es revertida por completo. Aún, más de 20 años después, el giro narrativo sigue siendo efectivo.

    “Fabián quería que nadie pudiera ni siquiera sospechar de cuál era el desenlace y la trampa de esta película. Eso era fundamental. Creo que se logró a través de un complemento de planos cortos y planos medios sobre los rostros de los protagonistas en los que vos pensás que los dos están trabajando por lo mismo. Pero hay uno que está trabajando por una cosa y hay otro que está trabajando por otra”.

    La otra característica destacada por Camerino es quizás la que subyace en el real atractivo de la película: su capacidad para explotar los recursos narrativos y audiovisuales reconocibles dentro del cine criminal más popular, adueñados con originalidad por Bielinsky, quien lo demostró con un virtuosismo asombroso en su ópera prima.

    Nueve reinas es una película de autor, pero Fabián también quería que fuera una película industrial que tuviera calidad. Esa me parece que fue la diferencia del cine que se venía viendo en Argentina. Volver a verla no es una cuestión solamente de recuerdos, sino de volver a estar en contacto con lo que habían sido esta ciudad y esta sociedad. La recuperación de un material así tiene, para mí, una importancia que no solamente es cinematográfica, sino que es cultural”.