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Cuatro centros del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa) están en una situación crítica que, si no cambia “radicalmente”, puede terminar en lo “peor”, con “alguna muerte”, advirtieron esta semana dirigentes del sindicato del organismo.
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El martes por la noche, la Mesa Sindical del Inisa emitió un comunicado advirtiendo sobre la grave situación que se vive en algunos centros de atención a adolescentes que cometieron delitos.
El presidente del Sindicato del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, José Lorenzo López, identificó cuatro lugares que están en peor situación: dos ubicados en el complejo de Bulevar Artigas y General Flores; el Colibrí, ¡que está en la ex sede del Batallón Nº 9 y el Hogar Ser, en Colonia Berro (Canelones).
López dijo a Búsqueda que se han registrado varios problemas y advirtió que si esto continúa puede registrarse “alguna muerte”.
En el comunicado, la Mesa Sindical del Inisa advirtió que “en las últimas semanas” se registraron en algunos centros “muchas peleas que terminaron con varios adolescentes lastimados y si no ha ocurrido una desgracia mayor, un daño irreparable, es por la experiencia” de los trabajadores.
“Es por eso que afirmamos, con un profundo sentido de responsabilidad, que si no se interviene rápidamente por parte de las más altas autoridades gubernamentales y se dan respuestas reales, si no se deja de improvisar, si no se gira rápidamente el timón y se cambia el rumbo radicalmente, solo se puede esperar lo peor y va a ser tarde para lamentarse”, agregaron los trabajadores en el comunicado.
López denunció que en estos días para calmar la situación se “violentan las reglas”. Dijo, a modo de ejemplo, que sabe de situaciones en las que los adolescentes reciben celulares en sus celdas. “Es decir, el que se porta peor recibe un premio”, señaló.
El dirigente afirmó que en el año y medio de la actual gestión, unos 100 trabajadores debieron pasar por el Banco de Seguros por accidentes de trabajo. “Esto no se había dado nunca en la historia”, afirmó.
Según López, hay una “política de gestión que no da estabilidad a nadie”. Denunció que las direcciones cambian cada dos meses y “no hay un proyecto de trabajo estable”. En los lugares en que sí hay estabilidad, como el centro Ituzaingó, dijo, “las cosas funcionan bien”.
En el comunicado, los trabajadores del Inisa afirmaron que “además de sufrir el cambio de nombre (antes se denominaba Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente) se ha venido cambiando el funcionamiento, pero no para mejor sino que han ido día tras día empeorando las condiciones de reclusión de los internos en la mayoría de los centros y las condiciones de trabajo de nuestros compañeros que por momento se tornan insoportables”.
“Hace ya casi 18 meses que el descontrol, la inestabilidad y la falta de responsabilidad son elementos notorios, y las autoridades como tal, brillan por su ausencia. Esto lleva a que en una cantidad importante de los centros del Inisa, la violencia entre los propios jóvenes esté tan instalada como así también la falta de proyectos socioeducativos que den oportunidades a los jóvenes, salvando algunas excepciones”.
Según los trabajadores, “se debe de una vez por todas dejar de vender humo y jugar para la tribuna”, debido a que se trabaja con gente y “no con hierro”, y que “cada decisión que se toma afecta a jóvenes, a trabajadores y a sus respectivas familias”.
“No somos agoreros de la desgracia, no pronosticamos males porque nos guste; lo que hacemos es opinar con absoluta autoridad y conocimiento de causa porque vivimos desde hace más de un año y medio las consecuencias de una administración inepta, perversa y bravucona que no ha traído un solo resultado positivo comprobable en ninguna de las áreas del sistema”, agregaron.
Los trabajadores agremiados tienen un fuerte enfrentamiento con las autoridades del Inisa, en especial con su presidenta Gabriela Fulco. La jerarca fue denunciada en setiembre por el sindicato por “difamación e injurias” debido a que afirmó en el Parlamento que hay un grupo de trabajadores que aplican una “cultura del terror” en el organismo. Fulco dijo en su momento que el sindicato “genera obstáculos permanentes” en los programas que se impulsan. Sostuvo que hay “una cultura básicamente del terror tanto para los chicos como para las familias”, que “han permanecido silenciadas bajo la amenaza de que les iba a ir peor a sus hijos”.
Meses antes, en mayo, el diario “El País” informó que Fulco denunció en la Justicia al sindicato por supuestos malos tratos en uno de los centros de Bulevar Artigas y General Flores.
En el comunicado de los trabajadores del Inisa, se hace referencia a la “violencia inusitada” que se da en la sociedad. “Es claro que lo que se está viviendo no es una sensación térmica, pero también está claro que los medios de comunicación masiva juegan un papel nefasto al informar, y parecería que las vidas humanas tienen un valor cuando son de determinado barrio y otro totalmente diferente cuando son de otros barrios, mal llamados marginales”.
“La pérdida de valores y la falta de respuestas efectivas del actual modelo político, tanto en lo social como en las cuestiones vinculadas a la salud, a la educación o a la tan necesaria prevención del delito, por solo nombrar algunas, se transforman en un combo difícil de soportar”, dijeron los trabajadores.