Si mira los últimos 10 años y se recuerda como presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla se encuentra “apretado”. Apretado por el Poder Ejecutivo, que quería recursos y resultados; por los gerentes de la empresa, que pedían más dinero; y por el sindicato, que reclamaba más derechos. También recuerda discusiones fuertes con el Ministerio de Economía y con la Oficina de Planeamiento por presupuesto o por las tarifas. Eran intercambios que a veces no se dirimían y terminaban en el despacho de Presidencia, para que, José Mujica primero y Tabaré Vázquez después, inclinaran la balanza. “Esas discusiones hoy ya no existen. No existen. Están todos de acuerdo”, dijo Casaravilla a Búsqueda al analizar la gestión de la empresa eléctrica a la distancia, desde su oficina en el Instituto de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ingeniería.
Que no existan esas discusiones “no está bueno” porque, según el expresidente de UTE (2010-2020), los directores tienen que “defender los intereses de la empresa”, que es a la que se deben. En ese sentido, está de acuerdo con la actual directora en representación del Frente Amplio, Fernanda Cardona, que se preguntó cuál es el “valor agregado” de los directores de ese ente (Búsqueda Nº 2.138).
Casaravilla amplió ese cuestionamiento: “Cosas nuevas no hay arriba de la mesa, o por lo menos no he detectado. Lo que veo es un enlentecimiento de las que estaban funcionando y bien”. Todas las inauguraciones que han realizado los nuevos directores son obras que se definieron en su gestión, ejemplifica.
En su opinión, lo que hay es una “continuidad” en UTE, aunque el nuevo directorio “está agarrando la palanca del freno de mano” al limitar las inversiones y el ingreso de personal.
Para el próximo año la empresa tiene previstas inversiones por US$ 212 millones. “Los años anteriores se invirtió mucho en generación. Ahora tenemos que invertir en potenciar las redes para permitir el incremento de los sectores productivos”, señaló su presidenta, Silvia Emaldi (Búsqueda N° 2.139).
Según Casaravilla, esas inversiones ya estaban previstas en 2019, pero encuentra una diferencia: “Los números son más chicos” y la “velocidad más lenta”. Las inversiones en redes de distribución son menores a “lo óptimo”, y los recortes de ingresos de personal y gastos le hacen ver un “problema en el horizonte”: dice que la cantidad cortes de energía “puede ir aumentando” y su duración ser mayor, porque hay “menos personal”.
Tema estigmatizado
El jueves 21 Casarvilla fue a declarar por la causa que investiga si hubo abuso de funciones en el proyecto de la regasificadora Gas Sayago. “Lo más gracioso de todo, o triste, es que justamente ese día cumplía 109 años la UTE. Es un sentimiento, no se pueden explicar mucho más los sentimientos”, dijo a Búsqueda.
Casaravilla “confía” en el resultado al que llegará la Justicia. Para referirse a ese proyecto apela a un “cuento chino”, en el que una familia se destruye porque una vaca cae del cielo y mata a sus integrantes. Y compara: “A nosotros nos cayó una vaca del cielo”, en referencia a la quiebra de la empresa contratada por OAS, que “empezó a tener problemas con el tema del Lava Jato”, un caso de corrupción en Brasil.
El exjerarca cree que judicializar parece ser “la tónica que se está dando”. Y cuestionó la figura por la que está siendo investigado: el abuso innominado de funciones, que “tipifica un delito penal sin decir cuál es”.
“Yo me comprometo, una vez que termine esto, a empezar un movimiento en pro de que la ciudadanía, defendiendo las empresas y la gestión pública, derogue el absurdo que es que exista un abuso innominado de funciones, que vulnera las garantía de todos los ciudadanos y los gestores de este país”, adelantó.
Y agregó que es necesario tener las “reglas claras” para salvar “a las empresas públicas” porque si no “están condenadas a desaparecer”. Según él, “podrán aparecer empresas públicas, pero (serían) cascarones vacíos de contenidos”.
Al declarar por el caso de Gas Sayago —sociedad en la que UTE es accionista junto a Ancap—, el exdirector del ente de electricidad Enrique Antía dijo que el gobierno de esa época “forzó a que los números dieran” con “poco análisis técnico y mucho voluntarismo”, sostuvo en rueda de prensa. Otros exdirectores también fueron críticos de la administración frentista.
“Estoy convencido de que las decisiones las tomamos en equipo, en un contexto multipartidario”, se defendió Casaravilla. También justificó los gastos que se conocieron luego de la auditoría que realizó PwC sobre la gestión de Gas Sayago y que incluía compra de “frutos secos”, capacitaciones en habilidades blandas, “gimnasia laboral” y “masajes” (Búsqueda N° 2.127). “Nunca me llamaron la atención”, dijo el expresidente de UTE, y justificó que esos complementos salariales son habituales en otros países y en empresas privadas. “Debo decir que se gestionó de forma profesional, quienes tuvieron que tomar las decisiones cuentan con mi respaldo”, añadió.
Para Casaravilla, hay que insistir en tener gas. En 2017 —cuando el proyecto Gas Sayago ya había fracasado— los técnicos de UTE “demostraron” por qué era importante tener esa materia prima. “¿De qué forma? Ya veremos. El año pasado gastamos US$ 100 millones en térmica; si hubiésemos tenido gas, eran US$ 50 millones de ahorro. Este año, los números son mucho más grandes”, señaló.
Sigue siendo “necesario tener gas” porque, entre otras ventajas, “las máquinas se desgastan menos” y el “medioambiente se siente agradecido”, argumentó. Sin embargo, “el problema es cuando un tema se estigmatiza”, afirmó. “Nadie toma una decisión porque políticamente es más fácil cuestionar la no toma de decisiones que la toma de decisiones. Ese es el riesgo del planificador”.
Modelo para Peés Boz
En la Facultad de Ingeniería, Casaravilla trabaja en temas vinculados a la planificación energética. Hace unas semanas publicó un “modelo simple para planificación de inversiones”, con el que explicaba la matriz energética de Uruguay. Dijo que algunos no terminaban de “entender” qué fue lo que pasó con el cambio que se propició en esa área, aunque percibe críticas cada vez menores.
“El año pasado hubo una sequía feroz —dentro del 10% de las más secas de la historia— y no tuvimos problemas. No solo eso, exportamos energía”, comentó. Y sobre la venta a los países vecinos agregó: “En 2021 estamos trayendo plata en carretilla”.
El “esfuerzo didáctico” que hizo en ese modelo tiene, entre varios, un “destinatario”: Enrique Peés Boz, actual director de UTE por Cabildo Abierto. Es para que “entienda que lo que está diciendo no es correcto”.
Peés Boz ha cuestionado varios cambios realizados por la anterior gestión, fue el impulsor de la auditoría sobre Gas Sayago y es crítico de los contratos con privados que instalaron parques eólicos en el entendido de que se hicieron “a gusto” del sistema financiero (Búsqueda N° 2.142).
Casaravilla entiende que esos contratos “fueron necesarios” porque no había “espacio fiscal” para endeudar a UTE para construir los parques de molinos. “Si no hubiese sido así, no hubiese pasado. No hubiese habido un cambio de la matriz eléctrica de Uruguay”, dijo.
Considera que es necesario hacer todos los años una planificación energética y estar “muy atento” a cuál es el “momento oportuno” de invertir en generación. “Si tuviéramos más energía, sería un buen negocio”, opina. Lo primero que se debería incorporar es “algo más” de energía fotovoltaica, para después “reengancharse” con la eólica.
“Ya sabemos la receta. En el tiempo que se desarrolla una inversión, Uruguay es capaz de instalar lo necesario para garantizar el abastecimiento y seguir manteniendo las condiciones óptimas. Si vienen inversiones, sabemos cómo hacerlo. Siempre es mejor pasarse que quedarse corto”, sugirió.
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