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    Un debate más “para la tribuna” y “ajustado a guion” posiciona a Manini y Andrade hacia 2024, pero “no mueve la aguja” de la LUC

    La campaña por la consulta que el 27 de marzo pondrá a consideración popular 135 artículos de una Ley de Urgente Consideración (LUC) gubernamental tomó impulso este martes 22 definitivamente a las nueve y poco de la noche, en medio de una precampaña interminable, con un debate algo acartonado y rígido entre dos senadores que a priori representan los “extremos” del sistema político uruguayo y que resultó más de guante blanco que de fuego cruzado.

    El líder cabildante Guido Manini Ríos y el comunista Óscar Andrade interpretaron, cada uno con su estilo, los papeles esperables, “ajustados al guion” y hablando sobre todo para los suyos o para los ya convencidos —sean del Sí o del No—, aquellos que, con todo el entusiasmo militante, aseguran haber ganado el debate “por goleada”.

    Ese ambiente previo con aroma a clásico de fútbol local, que anunciaba un cartel entre Andrade y Manini, se saldó en medio de un clima más bien apacible, a ratos monótono y medio aburrido, pese a la campaña de expectativas que prometía el show televisado desde el interior del país, tras varias idas y vueltas, desde que Búsqueda anunció el evento semanas atrás. (Búsqueda N° 2.161).

    “Ambos polemizaron poco en el sentido estricto del término y tampoco puede decirse que el choque haya movido la aguja” con respecto a aquellos que todavía no tengan definido su voto de cara al referéndum de marzo, resumió a Búsqueda el politólogo y profesor universitario Adolfo Garcé.

    “Los debates en Uruguay suelen ser un poco rígidos, más un contrapunto que otra cosa, con poca o nula ironía. Pero si nos parecen insulsos, deberíamos preguntarnos qué queremos. ¿Queremos un show?”, planteó Garcé. “Ojalá hubiera más debates de este tipo entre primeras espadas de un lado y otro que no contribuyan a generar la famosa grieta”, rescató.

    Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS

    Pin y verde/Pin y rojo

    Los dos bloques a cuyas puntas del espectro político tienden a ubicarse Cabildo Abierto y el Partido Comunista se vieron con claridad durante el contrapunto, tanto en los temas de seguridad pública —cuando se dio el nivel máximo de tuits asociados al debate— como en vivienda, educación, relaciones laborales y en la cuestión de la herencia de los gobiernos del Frente Amplio, leitmotiv del discurso de Manini, en línea con una exposición más partidaria que oficialista.

    Si bien el ex comandante en jefe abundó sobre las bondades de la LUC, lo hizo casi sin aludir a sus socios de gobierno, y más bien abonó su propia campaña por Cabildo y las elecciones de 2024 en el horizonte.

    “Ambos se abroquelaron en sus nichos, pensando en su electorado y con un posicionamiento a más largo plazo”, comentó el sociólogo Rafael Porzecanski, director de opinión pública de Opción, en diálogo con Búsqueda.

    Una curiosidad, apuntó por su parte el politólogo Eduardo Botinelli, director de la consultora Factum, fue que ninguno citó directamente al presidente Luis Lacalle Pou durante la hora que duró un debate, que a su juicio, no tuvo “sorpresas”, con “mensajes para la tribuna” y “ajustados al guion”.

    “Que no hayan citado al presidente es todo un tema, increíble, sobre todo por el lado de Manini”, insistió Garcé, al destacar que “Luis Lacalle Pou ha sido el gran protagonista de esta consulta popular, quien impulsó la LUC desde hace años, aparte de ser la figura más notoria del gobierno de coalición, con elevados niveles de respaldo popular y siendo este referéndum una suerte de elección a mitad de camino. Todo un mensaje, impactante, por parte de Manini, que habla de las tensiones de la coalición y de las aspiraciones electorales del líder de Cabildo”.

    Por su parte, la primera intención de Andrade en el debate pareció ser la de apabullar a Manini básicamente con un cúmulo de datos e información, verborrágico, eléctrico y a voz en cuello. Por momentos apuró demasiado el discurso, como “pasándose de frenada” con “una ametralladora de cifras”, en palabras de Garcé.

    “Mientras, Manini fue muy Manini, y muy Cabildo”, insistió, con un discurso “más simple, firme y ordenado”, aunque “previsible” y “menos expresivo, a ratos monocorde, pero salvando la prueba ante los focos”.

    El mejor momento de Andrade fue sobre el final “cuando bajó un poco la ansiedad acumulada” y “eligió una sonrisa” para replicar a Manini. También le endosó que el gobierno no hubiera hecho un mayor esfuerzo en el gasto real ante la crisis y buscó demostrar inconsistencias a la interna de la coalición.

    Menos ducho en las lides televisivas, Manini fue el que menos espectáculo dio, de ceño fruncido y sonrisa tensa, y también el que menos dio la murga con números y gráficos, empeñado en machacar sobre “el fracaso” de las políticas de los gobiernos del Frente Amplio, que contrapuso a la ley urgente como una herramienta destinada a buscar equilibrios sociales, en favor de “los más frágiles y los más débiles”.

    Esta fue la diana preferida de casi todos los embates de Manini, que además dejó colocada la frase que quedó flotando en el plató y replicando en las redes. “No otra cosa significaron los 15 años de medidas económicas del astoribergarismo y no vi nunca al senador Andrade oponerse a esas políticas”, dijo. Y recuperó protagonismo cuando atizó a la oposición recurriendo a la hemeroteca del encargado de la campaña publicitaria del Sí, Esteban Valenti, lo que provocó un silencio en el senador comunista.

    “Todo el contenido fue muy pautado y prefijado, y eso obviamente le quita espontaneidad al debate. No obstante, mostró cosas positivas para el sistema en su conjunto, porque si bien puede haber polarización ideológica se demostró que también puede expresarse con respeto y altura”, rescató Porzecanski.

    El intercambio transcurrió “a piñón fijo”, entre cierta rigidez, aunque el contrapunto se fue entonando hacia el final, “enfilando a los simpatizantes” y “posicionando a los dos protagonistas más allá de la LUC, como grandes referentes, y esto les termina dando un triunfo a los dos”, valoró Bottinelli.

    De ahí explicó que Manini haya hecho una defensa “más partidaria o sectorial, alejándose del oficialismo presidencial porque también hay una lejanía desde el gobierno hacia Cabildo”. Por otro lado, el cabildante trazó una estrategia de “encapsular el Sí en el Frente Amplio”, apuntó.

    Como sea, ninguno arriesgó demasiado —ni cometió errores de trazo grueso—, jugaron para los ya convencidos y rehuyeron de los adjetivos descalificativos en el marco de un formato donde los moderadores pasaron casi desapercibidos: se limitaron a anunciar los temas y a escuchar sin preguntar ni interrumpir a los debatientes para repreguntar o hacerlos salirse del guion.

    “Este debate no va a cambiar el voto masivo, en momentos en que cerca de ocho de cada 10 electores ya saben lo que van a votar”, indicó Porzecanski. Y también estimó “muy probable” que el segmento menos decidido de los votantes no haya visto el debate, basado en el análisis del consumo de medios. Pero, de todos modos, ambos “aprovecharon muy bien la oportunidad política”, apostilló.

    Información Nacional
    2022-02-24T00:57:00