Un inoportuno y preocupante silencio

Un inoportuno y preocupante silencio

La columna de Andrés Danza

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Nº 2149 - 18 al 24 de Noviembre de 2021

Uno de los grandes desafíos y también gratificaciones del periodismo es la posibilidad de conocer de cerca a las personas contemporáneas más importantes y poderosas de un país. Algunas lo son durante gran parte de su vida y otras logran quedar en el centro de atención por poco tiempo y luego se terminan diluyendo en la bruma del olvido. Pero a todas ellas, sin distinciones, se debe acercar en determinado momento el periodista para tratar de obtener su materia prima: la información.

Eso lleva a que, además de transformarse en un testigo privilegiado del tiempo en el que está viviendo, a veces pueda descifrar mejor al ser humano detrás de la figura pública. Como en todos los ámbitos, entre los poderosos hay algunos con más virtudes que defectos y también de los otros. Conocer de cerca sirve para entender, y entender para explicar de la mejor manera posible lo que está pasando, una de las principales tareas del periodismo.

De esas experiencias, una de las cuestiones que siempre me llamó la atención es la importancia que tienen las relaciones humanas en las decisiones políticas. Las afinidades y los distanciamientos entre los líderes son muy importantes en el transcurrir de un país o incluso a escala internacional. Los políticos mantienen diálogos frecuentes con sus colegas, en especial con los que sienten más empatía, y la mayoría de ellos quedan en secreto, no son noticia. Detrás del escenario hay vidas que transcurren casi como todas las otras.

Para poner algunos ejemplos entre expresidentes y líderes de primera línea, Luis Lacalle Herrera tenía una muy buena relación y un contacto fluido con Tabaré Vázquez, mucho más allá de lo que se sabía públicamente. Lo contrario ocurría entre Vázquez y Luis Lacalle Pou, que tampoco tiene diálogo con José Mujica. Pero con quien sí se comunica seguido es con Julio Sanguinetti, que nunca tuvo esa afinidad con Lacalle Herrera, su padre. Lacalle Pou también tiene un diálogo frecuente y una sintonía importante con Carolina Cosse. No así con Yamandú Orsi. Son cuestiones de piel que terminan teniendo mucha relevancia en la coyuntura y que suelen mantenerse en silencio.

Pero una cosa es esto y otra muy distinta son algunas reuniones que nada tienen que ver con afinidades y que se generan por cuestiones institucionales. En todos los casos anteriores es frecuente que los involucrados opten por no revelar los contenidos de sus diálogos. El esfuerzo del periodismo siempre será llegar lo más lejos posible, aunque es muy difícil romper un acuerdo entre dos personas cercanas. Pero si los que se juntan no lo son y además están en la cúspide de dos de los tres poderes del Estado, la regla debería ser la transparencia.

Por eso, no es una buena señal que casi nada se sepa de una reunión que mantuvieron el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, y el presidente de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), Tabaré Sosa, hace ya un mes. Lo que ambos discutieron en un encuentro previamente agendado, realizado en la oficina de uno de ellos y que se prolongó por casi una hora, es de sumo interés público y resulta preocupante que ni los demás ministros de la SCJ sepan qué fue lo que pasó.

Todo es muy confuso y por eso se presta para especulaciones. Lacalle Pou solicitó a Sosa tener un “mano a mano” y el titular de la SCJ dijo que lo esperaba en su despacho en el Palacio Piria, sede del máximo organismo judicial. Lacalle Pou concurrió al otro día, sin protocolo, y se reunió a puertas cerradas con Sosa, lo que fue constatado por varios funcionarios, según informó Búsqueda.

Ninguno de los dos hizo declaraciones públicas sobre el encuentro, pero Sosa fue un paso más allá. Adelantó a los otros ministros integrantes de la SCJ que en el siguiente acuerdo semanal les informaría sobre el contenido de su diálogo con el presidente, pero después no dio detalles y se refirió a generalidades.

Estaba muy molesto Sosa en ese encuentro con sus compañeros de la SCJ, celebrado el jueves 4. Ese día se había publicado una edición de Búsqueda y no le gustó que en sus páginas hubiera una nota que daba cuenta de su reunión con Lacalle Pou. “Basta con leer Búsqueda, dijo como forma de queja ante la filtración del malestar de los ministros por la falta de información sobre el encuentro.

También hizo otras reflexiones, todavía peores. Opinó, por ejemplo, que revelar datos a la prensa es “poco republicano” y que “afecta la democracia”. Tal dislate se podría explicar si viniera de alguien sin ningún tipo de conocimiento de lo que es una verdadera democracia y del rol fundamental que tiene la libertad de prensa en ella. Pero si lo dice la máxima jerarquía del Poder Judicial uruguayo es un hecho gravísimo y preocupante.

De hecho, el presidente de la SCJ debería ser una de las personas que tuviera más claro cuál es el papel de la prensa. Justamente, que los periodistas puedan manejar la información relevante y difundirla fortalece a la democracia y que los jerarcas temporalmente a cargo del poder se muestren abiertos al control ciudadano mediante la transparencia de sus acciones los hace más republicanos. Todo lo contrario a lo que dice Sosa.

Con un agregado: su decisión de ocultar los detalles de lo que habló con el presidente se presta para que se especule sobre temas muy delicados. El hecho de que no haya querido informar ni a los demás integrantes de la SCJ sobre tan trascendente reunión los deja a Lacalle Pou y a él en una posición muy incómoda. La separación de poderes es algo muy trascendente y delicado como para generar misterio con asuntos tan cercanos a ella.

Sosa genera resistencias importantes entre colegas y ajenos. Incluso el presidente Lacalle Pou no está del todo conforme con algunas de sus actitudes, según transmitió en los últimos días a personas de su entorno. Eso no quiere decir que el encuentro entre ambos se haya concretado por esas diferencias de criterio, que a muchos preocupan. Son varios los temas en común que pueden haber estado sobre la mesa.

Lo que sí está claro es que solo con información se evitan las suspicacias. Está en alguno de ellos dar el paso para terminar con la opacidad cuanto antes. No hace nada bien este silencio.