Uruguay pretende este año habilitar para sus atletas el uso del pasaporte biológico, una herramienta clave contra el doping

Juan Francisco Pittaluga  

La vida de Lance Armstrong era de película. Destinado a ser uno de los mejores ciclistas de Estados Unidos, su incipiente carrera se cortó en 1996 a los 25 años por un cáncer testicular. Dos años después, recuperado tras un diagnóstico totalmente adverso, logró convertirse en uno de los deportistas más reconocidos y admirados del mundo con la obtención de siete Tour de France. Pero la historia de Hollywood se derrumbó: en 2012 le despojaron todos esos triunfos al comprobarse que se había drogado sin interrupciones de 1998 en adelante. “El sistema más sofisticado, profesionalizado y exitoso de dopaje que el deporte jamás ha visto”, describió la Agencia Antidopaje de Estados Unidos.

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