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    Varios parques industriales están subutilizados, pero surgen nuevos

    Siete de estos espacios que albergan empresas están en actividad y hay gestiones por otros cuatro proyectos

    Como un pequeño barrio privado de empresas, el parque industrial Zona Este —en la ruta 101, a pocos minutos del Aeropuerto de Carrasco— alberga a media docena de edificios y queda mucho terreno sin ocupar. No hay chimeneas, pero allí trabajan cerca de 250 personas, principalmente en tareas de logística.

    Su director, Fernando Pache, afirmó a Búsqueda que querría que se instalaran fábricas de porte, pero dijo que eso no es posible porque el parque no accede a la infraestructura de energía que necesitan ese tipo de proyectos y hay dificultades para mejorar la caminería paralela a la ruta, y el acceso seguro para los camiones. “No se puede decir que hay una promoción de parques industriales, porque no la hay”, disparó.

    Algunos de sus colegas tienen una visión más favorable sobre estos espacios que apuntan a favorecer las actividades fabril y de logística mediante estímulos impositivos. Por su parte, académicos consideran que el régimen “no tiene sentido” en el marco general de promoción de inversiones.

    Los parques industriales fueron previstos por una ley de 2002, que se reglamentó en 2005 y tuvo ajustes por decreto en 2012. Han sido parte de la política industrial de los dos gobiernos del Frente Amplio.

    Hasta el momento hay en actividad o fueron aprobados siete parques o fracciones de terreno “de propiedad pública o privada, urbanizadas y subdivididas en parcelas, dotadas de servicios públicos y privados (...) comunes, con fines de instalación y explotación de establecimientos productivos y servicios conexos”, según las normas. Bajo este régimen hay más de 400 hectáreas distribuidas al sur y al norte del Río Negro subutilizadas, puesto que sólo unas 20 empresas operan en dichos territorios y pocas aplican al régimen que prevé exoneraciones fiscales.

    Si bien su denominación sugiere un perfil fabril de estos parques, también están previstos como espacios para almacenaje, clasificación, fraccionamiento, manipulación o mezcla de mercaderías o materias primas. De hecho, estas actividades son las que predominan actualmente en algunos.

    Según una investigación del Instituto de Economía (Iecon) de la estatal Facultad de Ciencias Económicas, los beneficios tributarios establecidos para estos parques “no operan para atraer empresas”. Tampoco se verifica el “apoyo de las instituciones públicas competentes” en relación a los servicios que tienen que ofrecerse allí, agrega.

    El marco y la realidad

    El Poder Ejecutivo autoriza y habilita los parques industriales, en acuerdo con la Intendencia correspondiente, y aunque pueden instalarse en todo el país, la normativa establece zonas prioritarias.

    Entre los beneficios fiscales que reciben los usuarios de estos emplazamientos está la exoneración del Impuesto a las Rentas de Actividades Económicas (IRAE), y de los aportes patronales por cinco años.

    A los explotadores de los parques se les da la posibilidad de amortizar en forma acelerada la liquidación del IRAE por las obras civiles y de activo fijo. Los instaladores también están exonerados del Impuesto al Patrimonio por siete años para los bienes de activo fijo, del total de los tributos a la importación de máquinas, equipos, etc. que no sean competitivos de la industria local, y se benefician de créditos del Impuesto al Valor Agregado por la compra de materiales y servicios para la construcción y equipamiento, por ejemplo.

    En el estudio del Iecon se señala que el régimen “únicamente resulta conveniente” para “grandes inversiones destinadas a producir bienes con tecnología primaria o basados en recursos naturales (...), que no estén orientados al mercado exterior, que generen bajo empleo y que tengan baja o media rentabilidad pero, sin embargo, que tengan alta capacidad de reinversión”.

    La “motivación” de las empresas instaladas hasta ahora en los parques “no viene en general por la promesa de servicios comunes y sinergias con otras firmas o con instituciones”, afirman. En realidad, según los investigadores, las firmas que deciden operar desde esos emplazamientos “se ven atraídas por el lado de solucionar el tema locativo y aprovechar economías de localización que van más allá del parque industrial en sí mismo”.

    A juicio de los autores de ese estudio, el régimen que se concibió para promover la atracción de inversiones y para favorecer a ciertos departamentos por la vía de beneficios fiscales, “no tiene sentido” en el marco de la estrategia del país y de promoción de inversiones.

    Las ventajas para las firmas instaladas en materia de “aglomeración” y “externalidades” positivas “no se han dado”, aseguran.

    Por su parte, el director Nacional de Industrias, Sebastián Torres, dijo a Búsqueda que “de forma incipiente” los parques “se han ido desarrollando”, y se refirió a una “etapa de aprendizaje” por parte de las distintas iniciativas y de los procesos para instalarse y atraer empresas. Añadió que por ahora el esquema de promoción “va a seguir” siendo el que rige hoy, “a la luz de los parques aprobados y los que están a estudio”.

    Los parques

    Hay aprobados seis parques industriales en el país: tres en Canelones y otros tres en Salto, Paysandú y Colonia.

    El más reciente, aún sin declaración como tal, fue inaugurado el viernes 6 en Fray Marcos (Florida). Se llama Polo Sur, con la característica de que es agroindustrial, puesto que allí funciona la empresa Kroëger que se proyecta plante granos para el posterior procesamiento para producir biocombustibles por parte de Alcoholes del Uruguay.

    En Canelones, en el kilómetro 24,200 de la ruta 101, se ubica el parque industrial y logístico Zona Este. Allí están instaladas siete empresas: Danone, L’Oréal, F. Pache, Cacao del Plata (sin operativa), Maxion Montich, Mecalux y Urulamp. La mayoría se dedica a la logística y distribución, y otras hacen ensamblados o tareas industriales.

    La inversión para la instalación de este parque ronda los U$S 14,5 millones, aseguró Pache, inversor y presidente de Zona Este. Cuenta con unas 10 hectáreas de terreno y tiene construidos aproximadamente 17.000 metros cuadrados; eso representa un tercio del área ocupable, informó por su parte el gerente comercial de Zona Este, Julián Valdés. Explicó que el parque entrega llave en mano el edificio con los requerimientos que la empresa solicita y lo alquila.

    En galpones construidos con ladrillos y paredes metálicas hasta cierta altura hay grandes volúmenes de mercadería estivada y unos pocos operarios empacando o preparando pedidos. Cuando Búsqueda visitó Zona Este era mediodía y algunos trabajadores estaban almorzando.

    En el parque no hay chimeneas de instalaciones fabriles, y se observan playas de maniobras para camiones, algunas calles asfaltadas y otras con balasto.

    Apartado de las construcciones principales hay un edificio bajo con una treintena de puertas contiguas, a modo de garages individuales. Se trata de una nueva área de negocios que Zona Este prevé poner en marcha próximamente, la denominada “miniwarehouse”. La idea es arrendar esos espacios para archivar documentos o conservar muebles u otros bienes.

    También en Canelones, el Parque Productivo Uruguay está emplazado en la localidad de Joaquín Suárez, mientras que el Parque Industrial Las Piedras, por la ruta 5, tiene en trámite la autorización para comenzar a ser construido por privados.

    Danys Bentancur, ejecutivo principal de ese emprendimiento en Las Piedras, dijo a Búsqueda que la inversión en infraestructura, por unos U$S 25 millones, se hará “en etapas”. Informó que una decena de empresas ya compraron terrenos en el predio y ocuparán en principio 10% del área total.

    Según Bentancur, el régimen es “muy bueno”.

    En Colonia está funcionando el parque industrial de Juan Lacaze, en el predio de la ex textil Campomar y Soulas. Allí operan nueve empresas.

    En las 75 hectáreas en las que se despliega el parque industrial de Paysandú, de propiedad de la Intendencia, funciona un aserradero y hay varios acuerdos realizados para la instalación de al menos cinco empresas más, de acuerdo con un documento de la Dirección Nacional de Industrias (DNI).

    En Salto, la comuna es propietaria de un predio de 90 hectáreas donde se prevé instalar el parque industrial Alto Uruguay. Fuentes municipales dijeron a Búsqueda que se espera que este año empiecen a radicarse las primeras firmas.

    Según Torres, están en consulta cuatro proyectos de parques que ya tienen “muchísimas” empresas funcionando y que de ser declarados bajo el régimen “habrá un antes y un después”. Son en el Cerro, Pando, Pan de Azúcar y Melo.