Cofco es una compañía global, que vino estudiando el mercado en los últimos años, que al ser bastante joven está decidiendo estratégicamente dónde invertir. Esa inversión estratégica se define por Sudamérica, que es donde está la producción más importante y de mayor crecimiento en los últimos años.
La empresa está invirtiendo en un puerto nuevo en Brasil, que es un productor importante, ahí son más de US$ 300 millones. Además de US$ 200 millones en el desarrollo de ferrocarril, locomotoras, vagones.
A veces nos quejamos, y sufrimos, porque Uruguay es caro, pero de alguna manera esa situación nos obliga a ser eficientes. A veces nos quejamos, y sufrimos, porque Uruguay es caro, pero de alguna manera esa situación nos obliga a ser eficientes.
En Uruguay estamos con el proyecto de una planta de acopio de granos en Nueva Palmira, de unos US$ 14 millones, y también en una planta de fertlizantes en Mercedes, de unos US$ 2 millones.
Y en Argentina también se está invirtiendo en acopios nuevos, que son estratégicos. Esta es la ventaja de ser una compañía joven, a diferencia de otras que tienen que reestructurarse para rearmar su negocio, definiendo hacia dónde va. La ventaja de Cofco es poder decidir estratégicamente dónde poner su nueva inversión. Eso es lo que está pasando en Argentina, Brasil y en Uruguay.
¿Qué está viendo Cofco en esta región del mundo para hacer estas inversiones que son importantes?
A veces nos encerramos y tenemos una mirada muy cortoplacista. Ni siquiera podemos ver lo bien que nos fue el año pasado, o el cierre de este año, que ya estamos hundiéndonos en la situación de precios bajos, aunque ahora mejoraron un poco.
El mercado da señales, los precios son una señal, pero también hay que mirar todo el contexto. Que una empresa china –sabiendo que China es el principal demandante de soja y de alimentos a nivel mundial– esté decidiendo invertir más de US$ 500 millones en Sudamérica, no es porque piense que estos precios van a acabar con la producción en esta región, sino todo lo contrario. China necesita esta producción. Hay una lectura para hacer ahí.
¿Qué características tendrá la planta de acopio que construirán en Nueva Palmira?
Es un acopio sencillo. La idea es que sea eficiente en descargas. Todo esto que se está haciendo es para estar cerca de los productores, brindando un buen servicio. No sobresale tanto la capacidad de la planta, porque va a ser para unas 30.000 toneladas en el inicio, pero tendrá muy buena capacidad de descarga. Además del acondicionamiento y todo lo que ofrece una planta de acopio.
¿En fertilizantes cómo vienen trabajando después del cambio que mencionaba?
Lo medimos comparando dónde estábamos. No es que vinimos a copar el mercado, pero cuando creces de cero a uno ese crecimiento es infinito. Pasamos de no estar haciendo nada en fertilizantes, a trabajar con un volumen importante en los últimos tres años, y ese crecimiento de participiación en el mercado llama mucho la atención.
Pero es un crecimiento orgánico, que está muy acorde al Cono Sur. Tenemos una participación muy importante en Argentina, en Paraguay y queremos estar al mismo nivel en Uruguay.
Por eso, también, estamos desarrollando algunos prestadores de servicios, innovando en ese sistema para llegar a estar al nivel de Argentina y Paraguay.
¿Hay un cambio en el relacionamiento de la compañía con el productor, con la cadena de producción, o eso se mantiene?
En general se mantiene. La idea es crecer con nuestros productores. Venimos haciendo un trabajo desde hace años, creciendo e incrementando la relación con nuestros productores. La idea es brindarles más servicios, que a ellos les vaya bien y podamos crecer nosotros también. El mercado uruguayo viene cambiando, muchas empresas están creciendo y se están consolidando en un sistema productivo. Muchas de esas empresas son nuestros clientes y es bueno que eso suceda.
¿Cómo ve el negocio agrícola en Uruguay y los sistemas de producción que se están llevando adelante?
Uruguay se viene consolidando en los últimos años, esto nos ha permitido superar situaciones bastante complejas, climáticas y de precios. Esa consolidación en la diversificación es lo que le está dando sustentabilidad al negocio.
De alguna manera, con este nivel de precios, el mercado nos está diciendo que tiene que salir de la producción aquel que no sea eficiente.
Si la sustentabilidad solo dependiera de los cereales de invierno en Uruguay, por ejemplo, estaríamos afuera de un año para el otro. Pero tenemos un sistema de producción que no es algo que pueda cambiar de la noche a la mañana, sino que es un trabajo que se viene haciendo en el transcurso de los años.
Cuando valen poco los cereales de invierno y la carne vale bien, tengo a la ganadería para consumir esa producción como forraje. Por lo tanto, parte de esta integración o diversificación te aporta una sustentabilidad que no la tendrías si solo fueras productor de trigo.
Estos sistemas también le dan cierta sustentabilidad al aréa de cada cultivo a nivel país, que no cambia tanto, porque los productores están respetando las rotaciones, porque están dentro de un sistema de producción, y necesitan sembrar una proporción de cereales, otra proporción de oleaginosas y otra de maíz. Todo eso te da una sustentabilidad, que en otro contexto sería muy difícil poder sortear.
¿Esa es una ventaja del sistema de producción que tiene Uruguay en agricultura?
Creo que sí. Los precios pueden darle un empujón, por ejemplo, a la Pampa Húmeda de Argentina; o si el gobierno le saca las retenciones. Pero armar un sistema agrícola-ganadero, integrado, como el que fue formando Uruguay, no se da del día a la noche.
Si en este contexto en Uruguay somos eficientes, con esta ecuación de precios, imaginate si los valores fueran un poquito mejores. Estamos preparados.
A veces nos quejamos, y sufrimos, porque Uruguay es caro, pero de alguna manera esa situación nos obliga a ser eficientes. No estoy diciendo que es bueno que Uruguay sea caro, pero para sobrevivir a eso tenemos que ser eficientes.
¿Cómo analiza esta siembra de cultivos de verano en cuanto a áreas?
Viene bien. No vemos mucha variación de superficie con respecto al año pasado. Los pronósticos son bastante alentadores.
El año pasado arrancamos con precios bajos y enfrentando un año Niña, la situación era mucho más compleja. Si bien hoy los precios no son una locura, tendrían que estar un poquito mejores, la implantación de los cultivos se está dando muy bien. Y los pronósticos del tiempo indican que tendremos algo de seca en enero, pero en febrero empezará a llover. Si eso se confirma, nos generará una paz tremenda. Por lo tanto, las perspectivas son buenas.
¿Se movió algo el mercado luego de la reciente suba del precio de la soja?
Algo, pero no mucho, porque todos sabemos la variabilidad que tenemos en rendimientos. Es difícil apuntar a tener el mismo rendimiento que el año pasado. Cuando hacemos los números con un rendimiento promedio histórico, o con un rendimiento base, ponés los valores que tiene la soja hoy y ves que necesitas más rinde.
En la medida que los cultivos avancen y tengamos más certezas de productividad, veremos que estos números son bastante buenos, pero tendríamos que tener rendimientos como los del año pasado.
Si puedo cerrar ventas de soja a US$ 385 por tonelada, con la producción del año pasado, voy a tener un buen número. El tema es que hoy nadie tiene certeza de eso. Esta situación es la que explica la cautela de los productores.
Esto no solo pasa en Uruguay sino a nivel mundial. Si acá los precios no cierran, en Brasil tampoco. Aunque el real está mucho más valuado que en 2024, la inflación es bastante más alta que la de Uruguay. Eso hace que los números del productor brasileño sean incluso más ajustados de lo que vemos acá.
Además, el costo del financiamiento en Brasil también es más caro que en Uruguay.
Sí, por la inflación que tienen. El costo del financiamiento es al menos el doble del que tenemos en Uruguay. Eso hace que los números de los productores brasileños sean muy justos.