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    Cosecha de cebada tendrá un rendimiento menor al de la zafra pasada, pero la calidad será superior

    Estiman promedio de 5.200 kilos por hectárea; la superficie con destino a maltería se acercó a 230.000 hectáreas

    Redactor Agro de Búsqueda

    Los análisis previos a la cosecha, realizados por Ambev, muestran un rendimiento agronómico de 5.200 kilos por hectárea, algo por debajo de los 5.500 kilos alcanzados en la zafra anterior, aunque “se espera una mejor calidad”, ya que en ese aspecto hubo “complicaciones” en 2023, informó a Agro de Búsqueda el gerente agronómico de Ambev, Juan González.

    En la cosecha pasada hubo muchos kilos que determinaron un alto rendimiento agronómico, pero el rinde maltero, que es lo que termina ingresando a industria, se ubicó en 4.000 kilos por hectárea. Los análisis marcan que este año no habría una diferencia tan grande entre el rinde agronómico y el maltero.

    Ahora se está observando que las siembras tempranas, realizadas en mayo, “tienen problemas de calibre”, que “fueron provocados por el déficit hídrico” registrado en setiembre, pero ese parámetro de calidad contemplado en los contratos “mejora a partir de lo sembrado en junio”, acotó González.

    La superficie de cebada con destino a maltería se acercó a las 230.000 hectáreas. El área sembrada bajo contrato con Ambev llegó a 127.900 hectáreas, frente a las 114.700 hectáreas que se habían sembrado en la zafra anterior.

    Por su parte, el gerente agronómico de Maltería Oriental SA (MOSA), Bruno Maneiro, indicó a Agro de Búsqueda que la superficie de la empresa superó las 100.000 hectáreas, un área récord para la compañía que está cumpliendo 90 años.

    Inauguración de la cosecha. El pasado viernes 8 se realizó en Ombúes de Lavalle (Capital Nacional de la Cebada) la inauguración de la cosecha de cebada, con la presencia del presidente de la República, Luis Lacalle Pou, entre otras autoridades nacionales y departamentales.

    En ese marco, el empresario Carlos Foderé, director de Fadisol, con más de 50 años en el rubro, recordó que en el inicio la cebada se cosechaba en bolsas de yute o arpillera, y recién comenzaba la etapa de hacerlo a granel. Se utilizaban cosechadoras chicas, de 12 o 14 pies de corte, y cada productor manejaba su propio equipo, “lejos de existir la figura de los contratistas”, repasó.

    Señaló que años después aparecieron las bolsas de plastillera, que la cosecha requería de mucho trabajo físico, que “en esas épocas ni nos dábamos cuenta”.

    “En pocos años el equipamiento agrícola se fue cambiando al granel, y de allí en más no paró la tecnología, hasta poder ver y disfrutar lo que podemos apreciar, maquinarias de última generación”, comentó.

    Foderé recordó que, de manera paralela, se comenzó a desarrollar la labranza cero, cuidando la erosión de los suelos, y aplicando el paquete tecnológico de hacer los barbechos químicos, algo que “ha sido otro cambio relevante en las prácticas agrícolas”.

    Además de disponer de nuevos herbicidas, insecticidas, fungicidas, equipos de aplicación, maquinaria, tecnología en la producción, mucha inversión en genética, que permitieron pasar de obtener promedios nacionales de 1.500 o 1.800 kilos por hectárea en trigo y cebada a más de 7.000 kilos en la actualidad.

    El empresario también rememoró que en la década del 70 la cebada cervecera se sembraba mayoritariamente contratada para Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC), para su maltería y/o exportación de cebada cruda.

    En 1976 se construyó en Ombúes de Lavalle la tercera planta de silos a nivel país, por parte del Plan Nacional de Silos, creado en 1972 por el Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP). Y se le otorgó la administración de esa planta a la cooperativa local Calol.

    A principios de esa década, y por haber quebrado la barraca de cereales más importante de la zona, los acreedores, nucleados, asesorados y liderados por el escribano Jorge Foderé, y ante la imposibilidad de cobro, formaron Omusa SA (Ombúes y Miguelete Unidos Sociedad de Agricultores Sociedad Anónima).

    Desde el principio se tomó la actividad de siembras de cebada para la producción de malta para FNC, pero prontamente pudieron verificar que existían notorias diferencias entre el precio a los productores versus el precio de exportación, con destino Brasil, señaló Foderé. Y en poco tiempo se resolvió invertir y construir la primera planta de silos, en el año 1977, que años después fue ampliada.

    En esos años el principal exportador de cebada y malta era el grupo Norteña, que producía principalmente desde Mercedes a Paysandú. Comentó que para poder exportar en esos años se necesitaba un cupo, que era otorgado por la Cámara de Exportadores, donde estaban representados FNC y Norteña. Sin embargo, lograr obtener cupo para competir con ambas firmas multinacionales, lo que fue “todo un desafío y largas luchas, con grandes diferencias de poderes”.

    De todos modos, “este grupo de agricultores fue muy insistente y de a poco logró cupos que permitieron comenzar la exportación”, destacó. Los primeros lotes, de 500 toneladas, se embarcaron a Caxias do Sul, con camiones propios. Y de inmediato se verificó que para ese trayecto era necesario otro tipo de camiones, con mayor potencia.

    Luego se realizaron negocios con Brahma y Antarctica, en volúmenes mayores, con destino a Porto Alegre. En esa relación de exportar cebada cruda para malteo se notaba claramente que la industria crecía en cervecerías mas rápido que en malterías, por lo que la demanda fuerte era de cebada malteada más que de cebada cruda.

    Así fue que surgió la idea de crear una maltería. En forma provisoria se realizó un contrato de façon con FNC, que no tuvo éxito por temas de calidades.

    En 1985 y 1986 comenzó la Mesa Nacional de Entidades de Cebada Cervecera, integrada por Norteña, FNC, Salus y Omusa. El propósito fue investigar para mejorar los aspectos productivos, agronómicos e industriales. Luego se incorporaron el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU), culminando ese proceso en 1992, con la denominada Mesa Nacional de la Cebada.

    Foderé señaló que Omusa crecía y “no encontraba la manera de construir una maltería, por ser conscientes que era una actividad dominada por grandes empresas multinacionales”.

    En 1988 tomaron contacto con un grupo cervecero australiano, Elders, titulares de la cerveza Foster, muy popular en el mundo. Ese grupo no tenía actividades en esta región, y le interesaba analizar el tema, especialmente por Brasil. Fue así que rápidamente se formó Maltería Uruguay, una sociedad entre Omusa y Elders.

    La idea era que la empresa de agricultores se dedicara a producir cebada de alta calidad, para abastecer a la nueva fábrica, localizada en Nueva Palmira, muy cerca del puerto, y el grupo australiano aportaba la tecnología industrial, y el mercadeo para la venta de la malta. La fábrica se construyó con la mejor tecnología del momento y sigue funcionando.

    “La maltería comenzó su actividad cuando ya estábamos preparados y especializados para la siembra de cebada en todo el litoral sur, montando un destacado departamento técnico y una red de distribuidores para realizar el recibo y acopio de la cebada”, recordó el director de Fadisol.

    En 1989 viajaron a North Dakota buscando acuerdos por nueva genética, y luego realizaron convenios con el criadero Buck, de Argentina. Al comienzo de los años 90 se llegó a sembrar 30.000 hectáreas, con 328 productores, para abastecer la nueva maltería.

    Por dificultades económicas del grupo australiano, prontamente se resolvió vender la planta industrial recientemente instalada en Nueva Palmira a un grupo argentino, que en poco tiempo se transformó en Ambev.

    Con esa resolución, Omusa fue dejando todo el camino recorrido a ese grupo multinacional, que continúa activamente su desarrollo en Uruguay, con un importante crecimiento industrial en la Malteria Uruguay.

    Foderé también destacó que en 2010 “introdujimos al mercado la nueva genética alemana de cebada cervecera”. Agregó que paralelamente INIA, Maltería Oriental y Ambev “han realizado los mejores esfuerzos por desarrollar nuevos cultivares para Uruguay, y hoy existen múltiples opciones, con resultados que están a la vista”.

    También resaltó que “hace pocos años se abrió el mercado de China hacia donde se están exportando volúmenes importantes de cebada FAQ todos los años; cebadas de diferentes características a las de nuestro mercado”.

    Y recientemente Brasil realizó fuertes inversiones en la industria de la malta, que “abre más puertas para la exportación de cebada cruda a ese mercado”, valoró el empresario.