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Con una visión que equilibra eficiencia financiera, innovación y compromiso con el sector agropecuario, Miguel Sierra inicia su gestión en la presidencia del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) con la convicción de que ese organismo “seguirá siendo un referente”, no solo en la investigación agropecuaria sino también “en la construcción de un Uruguay más productivo y sostenible”, comentó a Agro de Búsqueda.
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El investigador tiene una trayectoria de más de 15 años en la organización y entre sus objetivos está garantizar la sostenibilidad financiera del instituto, además de potenciar su impacto en el sector productivo, mediante la investigación y la innovación, señaló.
La institución depende en gran medida de los recursos provenientes de la ley de financiación, pero el flujo de estos fondos no siempre es regular. En 2024 se acordó que el pago de lo adeudado por parte del Estado se hará en cuotas, con un compromiso de $ 100 millones mensuales para cubrir la parte correspondiente a Rentas Generales. El desembolso se realizará en 12 cuotas, seis para pagar la deuda de 2024 y seis correspondientes al aporte del año actual. Sin embargo, aún persisten retrasos en la transferencia de recursos provenientes del Impuesto a la Enajenación de Bienes Agropecuarios (Imeba), algo que obliga a la institución a buscar soluciones alternativas.
Sierra analizó que el desafío es hacer un uso más eficiente de los recursos disponibles y diversificar las fuentes de financiación. Una de las estrategias clave en esta línea es la creación de una unidad especializada en la captura de fondos internacionales.
“Hay muchos fondos disponibles en el mundo, desde los del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, hasta los de fundaciones como Bill & Melinda Gates, pero acceder a ellos requiere presentar proyectos competitivos”, planteó.
El control del gasto es otro de los ejes que Sierra propone para su gestión. Históricamente, INIA procuró que el gasto en salarios no supere el 65% del presupuesto, permitiendo margen para la inversión en infraestructura y proyectos de investigación. “Hoy ese porcentaje está en 70%, lo que nos obliga a tomar medidas para evitar que siga creciendo desmesuradamente”, advirtió.
Para mantener el equilibrio, Sierra propone vincular la movilidad de los recursos humanos al cumplimiento de objetivos institucionales. “Tenemos que conversar entre todos, que la movilidad esté asociada al cumplimiento de objetivos institucionales. Que allí también se ponga la captura de fondos competitivos, nacionales e internacionales, ver qué parte de eso es estructural o permanente, y qué parte puede estar asociada a los resultados. Si se cumplen las metas, que se pueda distribuir el dinero”, explicó.
Advirtió que en Argentina el INTA tiene el 95% del presupuesto destinado a salarios, y que la investigación se quedó sin margen presupuestal. “No podemos caer en esa situación”, sostuvo el nuevo jerarca del INIA.
Papel clave en el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación
Más allá de la gestión financiera, Sierra destaca el papel clave del instituto en el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación. “INIA no solo investiga, sino también está desplegado en todo el territorio nacional, con una fuerte cercanía al sector productivo”, destacó.
En tal sentido, señaló el vínculo con instituciones como la Universidad de la República, el Instituto Pasteur y la Universidad Tecnológica (UTEC), y se mostró comprometido a potenciar esas sinergias.
INIA ya cuenta con iniciativas en marcha, como la unidad mixta con el Instituto Pasteur; el programa de Alimentos y Salud, con el Centro de Investigaciones Biomédicas (Ceinbio), de Facultad de Medicina, que dirige el doctor Rafael Radi; y diversos consorcios con sectores productivos clave.
No obstante, ve margen para crecer en la valorización y comercialización de la investigación, involucrando al sector privado en el desarrollo de nuevas tecnologías.
“Queremos que las estaciones experimentales del INIA se conviertan en espacios de colaboración con empresas existentes, y en la cuna de nuevos emprendimientos de base tecnológica”, señaló. En tal sentido, la nueva gestión del INIA apuesta a impulsar iniciativas vinculadas con la biotecnología, biofertilizantes, inteligencia artificial aplicada al agro y sistemas de trazabilidad.
Respuestas innovadoras
El agro uruguayo enfrenta una serie de desafíos que requieren respuestas innovadoras. “La productividad del país está bastante estancada, y tenemos que encontrar formas de aumentarla de manera sostenible”, advirtió.
Temas como la calidad del agua, la erosión de los suelos, las emisiones de gases de efecto invernadero y la biodiversidad han cobrado una relevancia creciente y demandan investigación científica aplicada.
Además, el avance de la ciencia de datos y la inteligencia artificial ofrece nuevas oportunidades para la gestión del conocimiento en el sector agropecuario. “Cada vez más el valor agregado radica en la capacidad de generar, gestionar e interpretar datos. INIA debe estar a la vanguardia en este proceso”, sostuvo.
El nuevo presidente del instituto también pondrá énfasis en la orientación al impacto de la investigación. “No se trata solo de generar conocimiento, sino de transformar la realidad productiva, ambiental y social. Queremos involucrar a los jóvenes en el mundo agroalimentario, potenciar el papel de las mujeres rurales y consolidar a INIA como un socio estratégico en el desarrollo del país”, afirmó.